Hay quien califica de «histórica» la modificación de la Ley del Vascuence que está en marcha. Aunque solo afecte a un capítulo concreto (la enseñanza en euskara en la «zona no vascófona»), el adjetivo tiene cierto sentido si se repasa el camino recorrido hasta aquí. Todas las iniciativas anteriores han decaído por distintos motivos, han roto algún gobierno o han acabando dando pie a contraataques furibundos de los gobiernos de UPN. Por eso, tan importante como este cambio, o más aún, será quién gestione el Gobierno tras los comicios del próximo mayo:
1980. Las Cortes de Navarra (todavía no había Parlamento) aprueban unas bases para el futuro Amejoramiento en las que el euskara tiene consideración de lengua oficial junto al castellano. Sin embargo, el Amejoramiento (1982), negociado con Madrid tras la exclusión de los abertzales e implantado sin refrendo ciudadano, deja la cuestión lingüística pendiente.
1986. El Parlamento navarro aprueba la Ley del Vascuence con los votos de PSN, EA y algunos parlamentarios de UPN. Da a la lengua un estatus cooficial, pero lo limita por zonas y solo en la «vascófona» (que apenas acoge al 9% de la población navarra) puede considerarse propiamente como oficial. Los euskaltzales navarros hablan de «napartheid».
1988. Se establecen los modelos educativos, vigentes desde entonces.
1994. El Gobierno entonces del PSN (con Gabriel Urralburu al frente) aprueba un decreto sobre el euskara en la Administración que apenas tiene desarrollo práctico.
1995. PSN y EA impulsan una propuesta para dar a la «zona no vascófona» un estatus similar a la «mixta». UPN se posiciona en contra. Y HB, tras un intenso debate interno, la rechaza también al considerar que debe prevalecer el rechazo a cualquier zonificación y la demanda de oficialidad en todo el territorio. Así que la moción no prospera.
2000. Acompañada de una intensa movilización ciudadana (incluida una manifestación de más de 20.00 personas en Iruñea), la plataforma ciudadana Oinarriak presenta en el Parlamento 48.000 firmas para exigir la oficialidad en toda Nafarroa. Pero la mayoría política contraria vuelve a imponerse.
2000. Acto seguido, el Gobierno de UPN (con Miguel Sanz como presidente) contraataca imponiendo un nuevo decreto del euskara en la Administración que restringe tremendamente la posibilidad de su uso oficial. UPN argumenta que está preservando la igualdad de condiciones para el acceso a los puestos de trabajo. Se establecen anomalías como que el conocimiento del euskara no se puntúe siquiera en concursos en los que sí se prima saber inglés, francés o alemán.
2003. Tras la anulación judicial del decreto de 2000 por cuestiones únicamente de forma, el Gobierno navarro -todavía en manos de Sanz- aprueba otro similar. La polémica se encona en todos estos años.
2008. IUN impulsa un pequeño cambio en la zonificación para posibilitar el paso de la «zona no vascófona» a la «mixta» de cuatro ayuntamientos de Iruñerria (Beriain, Noain, Aranguren y Galar). La cuestión pone de manifiesto la arbitrariedad añadida en el diseño de las zonas. Pese a tratarse de un retoque nimio, el PSN cambia de posición varias veces, introduciendo requisitos como que cada localidad afectada deba aprobar el cambio por mayoría absoluta (lo que da derecho de veto a UPN). Tras un primer intento fallido, en 2009 una segunda votación sí prospera, aunque en vez de Beriain quien cambia de zona es Belaskoain. Entre tanto, el debate producido en el Gobierno de coalición UPN-CDN concluye con su ruptura, dado que el partido de Sanz rechaza cualquier cambio y el de Juan Cruz Alli vota a favor.
2014. A siete meses de las elecciones, la cuestión de la enseñanza en euskara en la «zona no vascófona», demandada cada vez con más fuerza por padres y madres en múltiples localidades, resurge. El PSN termina decantándose a favor. EH Bildu también la apoya.