Los dirigentes palestinos se muestran muy incómodos en la actual situación, con una calle que día a día expresa con claridad que ya no cree en las negociaciones con la potencia ocupante, y un hipotético interlocutor que no le hace ni caso y solo pretende dificultar la unidad palestina, que percibe como un gran riesgo para sus intereses expansionistas.
En ese contexto, en una carta escrita en prisión (donde está desde 2002) y publicada con motivo del décimo aniversario de la muerte de Yaser Arafat, Marwan Barghouti considera que «continuar con la resistencia global y armada», es «mantenerse fiel a la herencia de Arafat, a sus ideas y a sus princi- pios, por los cuales murieron decenas de miles de mártires».
«Se vuelve imperativo considerar de nuevo la resistencia como un medio para vencer al ocupante» israelí, escribió Barghouti, condenado a cuatro penas de cadena perpetua por su participación en la segunda Intifada. Instó a la ANP a adoptar las medidas de presión anunciadas a menudo por Abbas, pero nunca puestas en marcha. «¿Para qué esperar?», le pregunta el líder preso al presidente.
«La Autoridad Palestina debe poner fin inmediatamente a la cooperación en materia de seguridad, que fortalece al ocupante», añadió el encarcelado, para quien «el asesinato del presidente Arafat fue una decisión oficial israelo-estadounidense».
Candidato entre rejas
Pese a las afirmaciones de Barghouti, las circunstancias de la muerte del líder palestino continúan sin esclarecerse totalmente. Los expertos que examinaron las muestras extraídas del cuerpo de Arafat discrepan sobre la posibilidad de un envenenamiento con polonio.
Barghouti es considerado como la principal amenaza para Abbas si pudiese presentarse a unas elecciones presidenciales. Según las encuestas, también se lo pondría difícil a Ismail Haniyeh, el líder de Hamas en Gaza que ya arrasó en las elecciones de 2006.
Según la encuesta realizada por el Centro Palestino de Política e Investigación Mediante Sondeos (PSR) en agosto, una vez concluida la última agresión militar israelí contra Gaza, «el crecimiento a favor de Hamas no tiene precedentes desde 2006. Si hoy se celebrasen elecciones presidenciales, Ismail Haniyeh vencería fácilmente a Abbas y Hamas ganaría el mayor porcentaje del voto popular en elecciones parlamentarias».
Dicha investigación sociológica añade que «la abrumadora mayoría del público considera que Hamas es el vencedor e Israel es el perdedor en esta guerra. Además, una mayoría semejante considera que el enfoque de confrontación armada con Israel es el medio más efectivo de acabar con la ocupación israelí».
«Por cierto -agregan los autores-, una abrumadora mayoría de cisjordanos quiere transferir `el camino de Hamas' a Cisjordania y rechaza la demanda de desarmar al grupo islamista o desintegrar los otros grupos armados gazatíes».
Barghouti contra Haniyeh
Los investigadores también preguntaron por la posibilidad de que Barghouti se pudiera presentar a los comicios. «Si la contienda presidencial fuese entre Marwan Barghouti y Haniyeh, el primero recibiría un 45% y el segundo un 49% de los votos de los participantes. Es la primera vez en ocho años en que Haniyeh recibe más votos que Barghouti. En nuestro sondeo anterior, Barghouti recibió el apoyo del 58% y Haniyeh de un 38%. La tasa de participación en este caso sería del 77%», seis puntos más que si el preso político no se presentase.
Un dato de la encuesta viene a corroborar que también en los territorios ocupados el ejercicio del gobierno desgasta. «Los votos para Haniyeh ascienden al 53% en la Franja de Gaza y al 66% en Cisjordania», afirman. Le votan menos quienes mejor conocen cómo gobierna. Otro tanto le ocurre a Abbas: recibe el 43% en Gaza y el 25% en Cisjordania.
Entretanto, la pregunta de si la actual ola de violencia en Palestina es o no un nuevo alzamiento palestino contra Israel ocupa estas últimas semanas a los principales comentaristas y funcionarios israelíes. «Si parece una Intifada, se comporta como una Intifada y suena como una Intifada, es una Intifada», afirmaba la veterana periodista Sima Kadmon en el diario «Yediot Aharonot».
Para Nasser Al Lahem, editor de la agencia de noticias palestina Maan, la Intifada siempre continuó en los campos de refugiados de «Hebrón, El Arub, Jenin, Balata, Deheishe... Todos los días ha seguido allí el lanzamiento de piedras contra el Ejército» israelí.
Qadura Fares, presidente del Club de Presos Palestinos, asegura que «desde 2005 Abbas sigue la misma y única opción, la diplomática, a pesar de lo que ocurre en el terreno», que «se desvía de sus aspiraciones para conseguir la paz a través de negociaciones».
Netanyahu recupera medidas ya fracasadas
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu habló anoche ante los medios de comunicación después de una reunión del gabinete de asuntos de seguridad, en la que se abordó la actual ola de violencia, tanto la que se ha desatado entre los palestinos con pasaporte israelí como en Jerusalén Este. Tras la muerte de seis israelíes en menos de un mes en ataques palestinos, el Gobierno israelí resolvió ayer endurecer los castigos y reinstaurar la norma de destruir la vivienda del presunto atacante, abandonada hace unos años por su falta de eficacia. También se multará a las familias de jóvenes y adolescentes que arrojen piedras o petardos a las fuerzas de seguridad y vehículos israelíes, muy frecuentes en las manifestaciones de los últimos meses.
Ayer fallecieron al menos tres palestinos en diversas circunstancias. Un trabajador murió por disparos de un desconocido a primera hora en Israel. Nihad Mufid Ahmad Nalowa, de 35 años, fue abatido en la localidad de Zemer, cerca de la frontera con Cisjordania. Nalowa era natural de Shweika, en el distrito de Tulkarem. El Ejército israelí mató a Imad Jawabreh, de 21 años, en un campamento de refugiados en Cisjordania tras un ataque con cócteles molotov y piedras contra la fuerza ocupante. Los vecinos han señalado que el hombre estaba en su tejado, alejado de los choques, cuando recibió el disparo. Además, un joven de 20 años falleció en una explosión registrada en el paso de Kerem Shalom, entre Israel y Gaza, en extrañas circunstancias. GARA