Amaia U. LASAGABASTER

Empeñados en ganar, condenados a prolongar la igualdad

Como en sus dos enfrentamientos anteriores, Euskal Herria y Catalunya saldaron su duelo con un empate que premió el esfuerzo de ambos conjuntos. El décimo gol de Aduriz con la elástica tricolor adelantó a los locales nada más comenzar el encuentro, pero su rival reaccionó con ambición y buen juego hasta lograr el empate al filo del descanso. El segundo tiempo, más nivelado y con la habitual avalancha de cambios, no pudo romper la igualdad.

EUSKAL SELEKZIOA 1

CATALUNYA 1

El duelo entre Euskal Herria y Catalunya volvió a saldarse con tablas. Ambas selecciones, con un historial común que se remonta un siglo en el tiempo -anoche precisamente se quiso conmemorar su primer partido, del que se cumplirán cien años el próximo 3 de enero- se enfrentaban por tercera ocasión en ocho años y, como en las dos anteriores, se empeñaron en ganar para acabar empatando.

Y de forma justa porque, aunque los locales comenzaron mejor y se adelantaron de inmediato, el equipo de Gerard López se adueñó después del partido para prolongar su dominio hasta bien entrada ya la segunda parte, que concluyó de forma mucho más igualada. Una vez más, por tanto, el abrazo de dos naciones que pelean por la oficialidad de sus selecciones se trasladaba también al marcador.

Con un único debutante en el once, el azulgrana Ander Capa, la selección entró al partido más entonada que un rival al que le costó asentarse en el campo y que recibió un duro golpe de inmediato. Apenas habían transcurrido cuatro minutos cuando Capa recibía un balón en el área y su mal remate se convertía en una asistencia perfecta para Aritz Aduriz. Casi no hizo falta ver cómo acababa la jugada para cantar el gol. El ariete guipuzcoano es un futbolista mayúsculo, por el que no parecen pasar los años, y que además se siente de maravilla enfundado en la elástica tricolor. Más aún si enfrente se encuentra Catalunya, a la que ha marcado en sus tres enfrentamientos. El tercero, el décimo que marca defendiendo los colores de Euskal Herria, llegaba anoche, rozando el fuera de juego y aprovechando cierto desajuste en la zaga rival. Lógico en este tipo de encuentros, con apenas un entrenamiento por bando, aunque tanto Gerard López como los seleccionadores vascos apostaron por defensas prácticamente monocolor. Tres del Barcelona (Bartra, Piqué, Jordi Alba), con los dos carrileros sevillistas por parte de Catalunya, y tres de la Real (Carlos Martínez, Iñigo Martínez y Ion Ansotegi) más Balenziaga en el combinado local.

Intentó reaccionar la selección cuatribarrada, pero todavía tuvo que sufrir algunos minutos de empuje ofensivo por parte de la Euskal Selekzioa antes de adueñarse del partido. Aduriz, muy activo, tuvo la posibilidad de protagonizar otra de sus especialidades, el doblete -los firmó ante Perú, Bolivia y Estonia-, en un par de ocasiones clarísimas. Una acción personal que le llevó hasta la línea de fondo culminó con una asistencia magnífica que Ibai no supo aprovechar. Después fue al propio Aduriz a quien le sobró un regate tras un pase de Iturraspe para acabar perdiendo el balón en el área pequeña.

El choque cambió a partir de ese momento. Aunque ya había botado un par de córners para entonces, el equipo de Gerard López necesitó 25 minutos para poner a prueba a Gorka Iraizoz. Pero una vez que encontró el camino, no dejó de recorrerlo. Los catalanes se hicieron con el balón de forma casi exclusiva, Busquets y Xavi empezaron a moverse a su antojo, Delofeu convirtió su carril en una autopista, Sergio García y Jonathan Soriano no dejaron de puñetear en el área y la consecución del empate se convirtió en una cuestión de tiempo.

Salvó Iraizoz las primeras intentonas serias: un centro de Delofeu que buscaba a Jonathan Soriano, solo, al que se adelantó el guardameta del Athletic; probó casi de inmediato Sergio García para encontrarse con otra mano salvadora del navarro, también Sánchez con un balón que Iraizoz desvió a córner... Y cuando el cancerbero no pudo, la madera y el árbitro también contribuyeron a mantener la ventaja vasca. Una buena acción personal con remate cruzado de Delofeu llevó el balón al palo opuesto para pasearse después pegado a la línea de gol. Apenas tres minutos después, un inexistente fuera de juego impedía a Jonathan Soriano celebrar la igualada. Pero a un minuto del descanso ya no hubo nada que hacer. Piqué envió un pase en profundidad que nadie supo cortar y Sergio García recibió para recortar ante Iñigo Martínez y ajustar el empate al palo.

Más igualdad

Con el segundo tiempo se cumplió la tradición en estos encuentros. Avalancha de cambios, sobre todo por parte vasca, con nueve sustituciones -lo que supuso el debut con la camiseta tricolor de Bóveda, Etxeita, Dani García y Arruabarrena; veinte minutos más tuvieron que esperar Xabi y Yuri para hacer su estreno-. Se «conformó» con media docena Gerard López, que mantuvo a su columna vertebral sobre el verde durante un cuarto de hora más.

Quizá por eso, la dinámica con la que había concluido el primer tiempo se prolongó en el arranque de la reanudación. Dominio de Catalunya, que movía el balón casi a su antojo, aunque las ocasiones de gol no eran ya ni tan frecuentes, ni tan claras. Con el transcurso de los minutos Euskal Herria, con un ligero cambio de dibujo, fue encontrando la manera de limar las intenciones de su rival y volver a poner en apuros, tampoco excesivos, la portería cuatribarrada. El protagonismo recayó entonces en Roberto Torres, que el año pasado se había estrenado como goleador en su debut frente a Perú, y que ayer pudo repetir. Por intentarlo no quedó. Tres remates consecutivos entonaron a Masip y también a sus propios compañeros, que se vieron capaces de recuperar la iniciativa. Consiguieron, al menos, que el segundo tiempo transcurriera de forma más equilibrada, posiblemente también más aburrida, aunque indiscutiblemente intensa. Y sin que el marcador volviera a moverse.

Así acabó el partido. Y quién sabe si, como aseguraba Jon Redondo en la presentación del encuentro, también un ciclo.

«Sensaciones difíciles de explicar»

Mikel Etxarri reconoció que no tenía dudas sobre la respuesta que iba a dar el público, pero que a pesar de ello, «lo que nosotros vivimos desde el banquillo es muy especial y muy difícil de explicar».

Por su parte, José María Amorrortu hizo una valoración más deportiva y señaló que dan «por cumplidos los objetivos propuestos, un papel muy digno ante un gran rival, una buena convivencia entre los jugadores y dar oportunidades a los más nuevos. La conclusión no puede ser más que positiva», insistió. En cuanto a Catalunya, el técnico afirmó que sabían «la dificultad que entrañaba este rival, con unos jugadores de mucha talla, de mucho nivel, con una propuesta muy clara de juego y contra la que es difícil luchar».

Sin embargo, en su opinión, el partido estuvo bastante equilibrado -«hemos estado a la altura del reto», puntualizó- y tenemos que agradecer por ello el esfuerzo de los jugadores». Etxarri calificó entonces el empate como justo porque «cuando no hay jugadas dudosas, el resultado es justo. Por posesión, quizás mereció más Catalunya -añadía-, pero nosotros también tuvimos nuestras ocasiones, sobre todo en la primera parte».

Por su parte, Gerard López alabó el control del juego de su equipo y que a pesar del poco tiempo para entrenar habían respetado hasta el final el sistema de juego propuesto. Confesó que hubo jugadores que quisieron jugar más tiempo porque se sentían cada vez mejor y más a gusto. I.T.