La Real ha arrancado fría el partido, y el dominio del balón, aunque sin crear peligro, ha sido del Rayo Vallecano. El primer cuarto de partido ha transcurrido entre el tedio y las ganas de siesta después de comer.
La primera ocasión merecedora de tal nombre ha llegado en el minuto 22, cuando Agirretxe ha firmado un regate de bella factura dentro del área antes de disparar con escaso ángulo, lo que ha permitido a Toño despejar el balón.
Al filo de la media hora, una jugada entre Canales y Agirretxe rematado por este último ha vuelto a poner algo de picante, si bien el disparo del de Usurbil, raso y al medio, no ha supuesto ningún problema para el meta rayista.
Justo antes del descanso ha dado señales de vida el ataque del Rayo. Un disparo de Trashorras se ha envenenado tras golpear en un defensa y se ha marchado cerca de la escuadra de Rulli, y un poco más tarde Manucho no ha llegado a un balón que solo tenía que empujar a la red.
El inicio de la segunda parte no ha traído novedades. De hecho, lo más reseñable ha sido la entrada en el minuto 52 de Rubén Pardo por Markel Bergara, con problemas físicos desde la primera mitad.
El cambio y el marcador obligaban a la Real a dar un paso adelante. La Real ha comenzado a apretar con los balones del riojano y las maniobras de Agirretxe. Sin embargo, los donostiarras seguían sin crear ocasiones y el reloj consumía los minutos.
A falta de un cuarto de hora Moyes elevaba su apuesta al quitar a Aritz Elustondo para dar entrada al Chory Castro. El tiro le ha salido por la culata, porque en el 80 Manucho ha adelantado al Rayo al cabecear a la red un corner. De perdidos al río, Finnbogason ha salido por Granero para tratar de salvar al menos un punto.
No ha podido ser y la Real cierra la primera vuelta con una nueva derrota y la sensación de que esta temporada se va a hacer muy larga y de que va a tocar sufrir. Un equipo plano cuyo objetivo ahora mismo es buscar tres peores. El resto es engañarse.