Causa para líderes políticos, intelectuales y morales
De Londres a Montevideo, de Alabama a Soweto, de la socialdemocracia europea a la izquierda real latinoamericana, de Nobeles a luchadores veteranos e intelectuales comprometidos. Todos unidos por el caso los presos vascos y en torno al icono de Otegi.
La capacidad de liderazgo, más aún moral que política o intelectual, y una visión del mundo desde la izquierda es lo que une al anterior alcalde de Londres, Ken Livingstone, con el hasta hace semanas presidente uruguayo, Pepe Mujica, o con la activista afroamericana Angela Davis. Desde ayer les pone en común, además, su impulso a la campaña en favor de los presos vascos que pone como principal referencia a Arnaldo Otegi.
En el grupo de primeros firmantes aparecen personas que pueden empatizar sin demasiado esfuerzo con este caso, porque es casi el suyo propio. Ahí esta, por ejemplo, Gerry Adams, el líder de Sinn Féin y catalizador del proceso de resolución en Irlanda, en su día preso del IRA. Pero también por ejemplo la kurda Leyla Zana, encarcelada entre 1994 y 2004 por «traición» y «separatismo» en un caso que condenó finalmente el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. O Ahmed Katrada, juzgado junto a Nelson Mandela en el famoso proceso de Rivonia de 1963 y condenado a cadena perpetua, confinado la mayor parte del tiempo en Robben Island y que no fue excarcelado hasta 1989. Y qué decir de Angela Davis, protagonista también de una campaña de alcance mundial denominada ‘‘Free Angela’’&flexSpace;en 1973, cuando se le relacionaba con las Panteras Negras y fue encarcelada por un montaje policial, hasta hoy activista por los derechos civiles que se suma a esta causa vasca desde el otro lado del Atlántico.
Izquierda latinoamericana
Presos políticos fueron también la pareja formada por Pepe Mujica y Lucía Topolansky, durante quince años él y trece ella, debido a su militancia en los Tupamaros. Tras recuperar la libertad en 1985, Mujica ha sido presidente de su país en los últimos cinco años y una referencia para la izquierda de todo el mundo, no solo política sino también ética e incluso de modo de vida. Su implicación en el proceso vasco no resulta nueva. Topolansky participó en la cumbre de apoyo a la vía de Aiete celebrada en México D.F. y también lógicamente en la posterior de Montevideo. Mujica mantuvo una posición más reservada debido a su responsabilidad al frente de su país, pero ahora, dejada ya la Presidencia, se ha sumado a esta iniciativa.
Primer ministro ha sido igualmente el hondureño Manuel Zelaya, desbancado por un golpe de Estado en 2009, tras lo que ha vuelto a su país para seguir liderando la oposición de izquierdas. Igual que Fernando Lugo en Paraguay (2008-2012), donde acabó con 60 años de dominio de la derecha tras una trayectoria política marcada por la lucha contra la pobreza y por la igualdad social en su país. Y a punto estuvo de serlo, dado que ha aspirado hasta tres veces a la Presidencia de la República, el mexicano Cuauhtemoc Cárdenas, fundador del PRD y una de las mayores referencias de la izquierda en su enorme país. Cárdenas, que ha ocupado numerosas responsabilidades políticas en México a todos los niveles, apoya el proceso de resolución en Euskal Herria desde el primer momento, ya que aparecía en la Declaración de Bruselas de 2010.
La causa de los presos vascos siempre ha sido hermana de la de los desaparecidos argentinos y ese compromiso continúa ahora con la presencia en la iniciativa de Nora Morales de Cortiñas, confundadora de Madres de la Plaza de Mayo Línea Fundadora, además de profesora universitaria. Su hijo desapareció en abril de 1977 y aún se le busca.
Carmen Lira es otro símbolo de la izquierda latinoamericana, desde su condición de periodista. Dirige el diario mexicano ‘‘La Jornada’’ y conoce personalmente a Arnaldo Otegi dado que en enero de 2009 participó en el fórum organizado por GARA en el Kursaal, donde el ahora preso fue entrevistado por ella, la italiana Giuliana Sgrena y el periodista de esta casa Iñaki Iriondo. En el historial de Lira figuran desde su labor como corresponsal de guerra en Nicaragua a entrevistas a Fidel Castro y otros grandes líderes latinoamericanos.
Adolfo Pérez Esquivel, Nobel de la Paz en 1980 por su labor por los derechos humanos en Argentina, tampoco requiere de gran presentación por estos lares. Ha alentado los esfuerzos por la resolución en Euskal Herria desde hace más de dos décadas.
Livingstone, Adams, Good y Maguire
Desde el ámbito anglosajón, además del ya citado Ahmed Kathadra destaca poderosamente la presencia de Desmond Tutu, que también fue Nobel de la Paz y además director en su día de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica, y sin duda la figura más reconocida de la superación del apartheid en su país tras la abrumadora de Nelson Mandela.
Desmond Tutu tampoco supone una novedad estrictamente, dado que ya respaldó la Declaración de Bruselas, pero sí la es el exalcalde de Londres Ken Livingstone, más conocido en su país como «Red Ken» (Ken el Rojo) por su pertenencia al ala izquierdista del laborismo.
Livingstone se ha distinguido por su independencia de criterio, lo que potenció su carisma y le convirtió en alcalde de Londres entre 2000 y 2008 (época en la que, entre otras cosas, la ciudad consiguió los Juegos Olímpicos de 2012 por encima de Madrid). En su carrera ha abanderado la oposición a diversas guerras, de las Malvinas a Irak, en ocasiones pasando por encima de la doctrina oficial de su partido.
Gerry Adams no podía faltar, y no falta, en una iniciativa de este tipo. Su liderazgo arropa cada paso del proceso vasco y fue uno de los líderes internacionales de la Conferencia de Aiete. Otro tanto se puede decir de Harold Good, el «alter ego» protestante del recordado y llorado Alec Reid, testigo del desarme en su país y gran conocedor y amigo de Euskal Herria.
De Irlanda llega también el apoyo de Mairead Maguire, activista que recibió el Nobel de la Paz en el año 1976 junto a Betty Williams (firmante de la Declaración de Bruselas de hace cinco años). Williams ha pasado a la historia por su labor pionera en la demanda de solución del conflicto irlandés, tras una experiencia personal tremenda: los tres hijos de su hermana Anne murieron atropellados por un vehículo en una persecución policial (Anne se suicidaría posteriormente al no poder superar la tragedia, tras lo que Mairead se casó con su viudo). Maguire participa en otras causas solidarias y pacíficas, como la denuncia del bloqueo a Palestina, por lo que fue detenida por Israel en 2009 cuando participaba en la primera flotilla a Gaza.
Los intelectuales
El elenco de nombres en torno a esta iniciativa resulta novedoso iguamente por la presencia de intelectuales de primerísimo nivel mundial, como el esloveno Zizek o el paquistaní Ali, ambos con notable impacto en todo el mundo occidental.
Tanto uno como otro prestan su impulso a esta iniciativa humanitaria después de haber defendido en los últimos tiempos múltiples causas relacionadas con los derechos humanos. Incluidas en ellas figuran los procesos soberanistas desarrollados en países como Escocia o las campañas contra las políticas de austeridad. Sus opiniones son muy influyentes y contribuyen a renovar y reforzar la izquierda en el siglo XXI, abogando por actitudes prácticas y transformadoras.
En resumen, un elenco de nombres muy diferentes por procedencia, trayectoria y características que solo una causa de mucho peso puede reunir. Un elenco que confirma a Euskal Herria como preocupación y ocupación para la izquierda en todo el planeta.