En un auto fechado este lunes, la sección segunda de la Audiencia de Bizkaia ha decidido prorrogar la situación de prisión provisional de Juan Carlos Aguilar, quien desde el pasado viernes está siendo juzgando en Bilbo por las muertes en 2013 de Maureen Ada Otuya y Jenny Sofía Rebollo.
La audiencia vizcaina ha tomado dicha decisión al estar próxima la conclusión de la prisión provisional sin que hasta la fecha haya finalizado el enjuiciamiento de Aguilar y sin que se haya dictado sentencia en este caso.
La prórroga había sido solicitada tanto por las acusaciones particulares como por la acusación popular, mientras que la defensa del acusado no ha expresado oposición alguna.
El tribunal ha considerado que persisten los fines por los que se acordó en su día la prisión provisional para Aguilar y ha tenido en cuenta las características y gravedad de los delitos que se le imputan.
La Audiencia de Bizkaia ha señalado también que con su decisión se trataría de evitar el riesgo de fuga al considerar que éste persiste.
Clara Campoamor pide que «se busque» a más mujeres posibles víctimas
En declaraciones previas al inicio de la segunda sesión del juicio que se sigue en el Palacio de Justicia de Bilbo contra Aguilar, la presidenta de la asociación Clara Campoamor, Blanca Estrella Ruiz, ha manifestado su convicción de que el acusado actuó con «ensañamiento» en las muertes de Yenny Rebollo y Maureen Ada Otuya, pese a que el fiscal no atribuya este agravante.
«¿Que la Fiscalía no lo quiere ver o no lo quiere exponer? Es su problema, pero aquí ya el único papel que tiene es evitar que la asociación y los abogados de la defensa puedan demostrar que hubo ensañamiento», ha dicho.
Ruiz ha advertido que «no es lo mismo 20 años que 25, que 30» y ha añadido que «tampoco es lo mismo ir a la cárcel por un asesinato con ensañamiento, premeditación y alevosía, que ir simplemente por un asesinato».
La presidenta de Clara Campoamor, que ejerce la acusación popular, se ha referido al encausado como «un tipo sádico, chulesco, que le importa un pimiento y está encantado de haberlas matado. Le importan un pimiento las muertas. No solo eso: está encantado de haberlas matado y de haberse hecho famoso».
Testimonio de la testigo que alertó a la Ertzaintza
La testigo gracias a la cual se destaparon las dos muertes ha relatado que transitaba por una calle de Bilbo cuando oyó «gritos de socorro» y vio a una mujer «con la angustia en la cara» tras el cristal de la puerta de un local.
«Entonces vi a un hombre que la arrastró hacia dentro; en ese momento no había nadie más en la calle y llamé al 112», ha explicado durante su declaración en la segunda sesión del juicio que se celebra contra Juan Carlos Aguilar.
Al cabo de unos pocos minutos llegaron varias patrullas de la Ertzaintza.
Testimonio del ertzaina instructor
El ertzaina encargado de la instrucción del atestado ha relatado que en el gimnasio que regentaba en Bilbo localizaron fotos y vídeos de siete mujeres más, alguno de ellos con imágenes violentas. Este agente ha sido la primera persona que ha testificado en la segunda sesión de este juicio.
Ha explicado que en las imágenes, esas otras mujeres aparecían inconscientes, medio desnudas, con ropa erótica, y en algunas ocasiones manteniendo relaciones sexuales.
También ha declarado que hablaron con algunas de ellas ya que sus números de teléfono constaban en el móvil del acusado y que se reconocieron en las fotos y vídeos. Alguna de ellas también les dijo que mantenía una relación estable con Aguilar.
Los ertzainas entraron en el gimnasio el 2 de junio de 2013, después de recibir el aviso de una persona de que había visto a una mujer a la que metían a la fuerza en dicho local. Los agentes se vieron obligados a forzar la puerta y una vez dentro y «escondida» bajo una lona vieron a una de las víctimas, la nigeriana Maureen Ada Otuya, gravemente herida y que murió tres días después en el hospital de Basurto.
En el gimnasio también encontraron siete bolsas de basura con restos humanos, que pertenecían a la otra víctima, la colombiana Jenny Sofía Rebollo.
El instructor ha relatado también que, en un primer momento, Aguilar reconoció que las había matado y se justificó con la excusa de que tenía un tumor en la cabeza, lo que le provocaba «sensación de borrachera, con lagunas y flashes» en la memoria.
Ada Otuya se defendió
Los sanitarios que atendieron a Maureen Ada Otuya cuando fue hallada todavía con vida en el gimnasio de Aguilar consideran que la víctima se defendió, por el estado en que se encontraban sus uñas, según ha añadido el ertzaina.
Ha afirmado que, cuando llegaron al lugar, la joven de origen nigeriano no tenía pulso. Por ello, fue preciso que los sanitarios desplazados al lugar la reanimaran para trasladarla al Hospital de Basurto en el que, sin embargo, falleció tres días más tarde.
Preguntado durante la vista oral por si las heridas que presentaba en el torso el acusado cuando fue detenido eran recientes, el agente de la Ertzaintza ha respondido afirmativamente, y ha agregado que uno de los sanitarios le hizo notar: «Esta mujer se ha defendido. Mira cómo tiene las uñas».
Según ha recordado, cuando accedieron al gimnasio, a la fuerza, hallaron a Juan Carlos Aguilar en un habitáculo de difícil acceso, «muy oscuro, con luces de emergencia muy tenues». El ertzaina ha afirmado que el supuesto autor de las muertes se encontraba «en silencio» y, aparentemente, «tranquilo».