Ramón SOLA

El elefante de Bidegi en el salón del PNV en Donostia

Los anglosajones usan la metáfora del elefante en el salón para aludir a un gran problema que no se desea ver. El PNV hace sus mítines en formato salón, y esta mañana en Donostia el elefante era Bidegi. Han evitado citarlo, pero se intuye tras frases como esta de Urkullu: «Agur a enfrentamientos y disputas».

Egibar durante el mitin. (vía twitter@eajpnv)
Egibar durante el mitin. (vía twitter@eajpnv)

El escándalo de Bidegi no deja de crecer desde aquellos falsos 900.000 metros cúbicos de tierra que ya eran por sí un enorme elefante en el salón del PNV. Y más cuando el actual candidato a diputado general presidía entonces la sociedad pública y el candidato a la Alcaldía era el diputado de Infraestructuras.

El mitin en la Plaza Easo de este mediodía parecía excelente ocasión de coger el toro por los cuernos o el elefante por las orejas. Pero la consigna sigue siendo hacer que no existe, que nadie lo ve. No obstante, el PNV repite machaconamente una idea fuerza que no se explica sin la sombra del escándalo. El alcaldable Eneko Goia ha empezado por ahí su discurso: «Nosotros no vamos a entrar en debates estériles y de enfrentamiento, nuestra campaña es limpia».

Otro tanto ha hecho luego Iñigo Urkullu, el lehendakari, invitado de honor: «Decimos agur al enfrentamiento provocado, agur a las disputas, agur a los celos». Parecía que cuando ha apuntado que «nuestro modelo empieza por decir la verdad y por no ocultar los problemas», quizás iba a hablar de la AP1... pero tampoco.

Y es que lo ha dejado claro Joseba Egibar, el presidente del GBB y último orador en la Plaza Easo: «Nuestro ADN esta ahí, no tenemos que demostrar nada».

Descartado el asunto, poco más que rascar informativamente. El aspirante a diputado, Markel Olano, ha hablado sobre todo de empresa y de que «el cambio es imprescindible, im-pres-cin-di-ble». Egibar se ha ido hasta el desfile de Moscú para acusar a EH Bildu de pretender una sociedad «sin memoria» y «desvitalizada para poder controlarla, como hacían otros antes». Y Goia ha retrocedido 150 años para recordar que las murallas del Boulevard se suprimieron pero quedan «los muros mentales que el PNV va a derribar».

Contramitin desde la acera

Además de por lo que no se ha dicho, el acto ha destacado por lo que pasaba en los alrededores. Aunque eran las 11.30, el calor apretaba y cientos de personas subían hacia las playas. «Estos son como los curas», se reía una mujer de edad. A una pareja joven le ha hecho menos gracia el evento. Él ha dicho en tono alto, como para que le oyeran: «Parece mentira que aún venga gente a oír a políticos». En la Plaza Easo había algo más de 200 personas.

Intervenía Urkullu cuando desde la acera de enfrente una mujer que empujaba un carro de la compra ha comenzado a competir con él. En los mítines callejeros no son extraños los «espontáneos», pero esta vez las frases tenían más lógica y sentido que de costumbre: «¿Y qué pasa con los desahucios? –ha clamado–. ¿Y con las pensiones? ¿Y con la mano de obra barata? ¿Quién gestiona Kutxabank? ¡El PNV!»

Las cabezas de buena parte del público se han vuelto hacia la mujer, así que el lehendakari sí ha tenido que atender a ese otro elefante: «Zarataren aurrean, gu ekinez egina, ¡hechos!», ha replicado. La mujer ha seguido con el contramitin («Todo esto seguirá hasta que no mandemos a la UE a a tomar por culo. ¡Y empezó con la guerra de Irak!»). Cuatro ertzainas de uniforme se han acercado al fin para poner fin a la arenga. Egibar no ha tenido rival.