El preso palestino Khader Adnan, en huelga de hambre desde hace un mes para protestar por su décimo arresto administrativo por Israel, se encuentra en situación grave y ha sido trasladado a un hospital.

Adnan, en confinamiento desde julio de 2014 en la prisión de Ramle, al sureste de Tel Aviv, solo ingería desde hace un mes agua sin sales, azúcares o vitaminas, y rechazaba pasar cualquier tipo de examen médico. En noviembre, un tribunal militar ordenó su excarcelación, pero esta no se ha producido.

Desde al menos el pasado viernes, se encuentra ingresado en el hospital Assaf Harofeh, donde ha sido esposado a la cama por un brazo y una pierna y es vigilado por tres policías que están permanentemente en su habitación, tal y como apuntan activistas que le han visitado.

El preso ya había sido detenido por Israel anteriormente en otras nueve ocasiones, siempre bajo la condición de «arresto administrativo», en la que puede permanecer arrestado por períodos prorrogables de seis meses, sin conocer de qué se le acusa y sin que se presenten cargos contra él. En 2012 ya realizó otra huelga de hambre que se alargó durante 66 días. 

Su situación se agravó la pasada semana, cuando su esposa advirtió en una conferencia de prensa en Ramallah que su marido apenas podía moverse.

Asimismo, en una reciente carta abierta, Adnan escribió que el objetivo de su protesta era «resistir ante Israel» y «evitar que quebrante los logros de los presos que aseguraron su libertad realizando huelgas de hambre en el pasado, solo para volver a ser detenidos», como es su caso.