El club se enfrentaba a una multa económica que podría alcanzar los 60.000 euros o, incluso, el cierre de alguna zona del Camp Nou en un próximo partido de la máxima competición continental.
El Barcelona presentó alegaciones y mostró su sorpresa porque el informe presentado ante la UEFA fue elaborado con las informaciones recogidas por la transmisión seguida por televisión y no presencialmente.
El informe estaba firmado por la abogada ucraniana Anna Bordiugova, miembro del equipo de inspectores de la comisión disciplinaria de la UEFA que preside el chipriota Chris Georghiades.
En el informe del delegado de la UEFA en aquel partido, el holandés Harry M. Been, se destacaba el «excelente comportamiento» de los aficionados del Barcelona; así como que en la grada azulgrana no se utilizaron artefactos de pirotecnia y que los cánticos de su afición «no fueron discriminatorios».