El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) afirmó ayer que el Gobierno turco ha roto las condiciones de mantenimiento de cese el fuego que la guerrilla declaró en 2013, después de los ataques que el Ejército lanzó contra bases guerrilleras en Kurdistán sur, en Irak, en una ofensiva que Ankara ha vinculado a su nueva política hacia el Estado Islámico.
«Las condiciones del mantenimiento del cese el fuego han sido rotas ante estas agresiones. Tenemos el derecho de defendernos», señalaron las Fuerzas de Defensa del Pueblo (HPG), brazo militar del PKK. «Contra futuros ataques en esta guerra total desarrollaremos una resistencia total, basada en el derecho a la defensa propia y con el histórico deber de proteger la libertad y la democracia», advirtió.
Durante toda la noche del viernes, la Aviación turca llevó a cabo vuelos de reconocimiento y bombardeó al menos siete posiciones del PKK, refugios, hangares o almacenes de municiones en los montes Kandil, donde la guerrilla se había replegado para facilitar el proceso de paz iniciado con Ankara.
En los bombardeos murió al menos un guerrillero y otros tres resultaron heridos. Las HPG señalaron que el ataque alcanzó también a viviendas y civiles, entre ellos un niño.
Según Ankara, el ataque al PKK responde a la reacción kurda contra el atentado yihadista del pasado lunes. Grupos kurdos asumieron la muerte de dos policías a los que vincularon con el ISIS en la ciudad de Ceylanpinar, en represalia por el ataque suicida de Suruç, atribuido al Estado Islámico y que causó al menos 32 muertos y un centenar de heridos entre jóvenes solidarios con los kurdos.
A la vez, Turquía ha dado un giro a la política hacia el ISIS y ha comenzado a bombardear posiciones yihadistas en Siria, después de meses de mantener una complacencia que ha sido interpretada como complicidad por los kurdos.
Los yihadistas habían llegado hasta la frontera turca pero Ankara teme más la creación de una región autónoma kurda al otro lado de la frontera. Así, ha querido asegurarse de que ese cambio de política no suponga un respiro para los kurdos, con los bombardeos en Irak y con un plan para crear una «zona tapón» que evite la consolidación de la autonomía kurda en Siria.
El proceso de paz que, promovido por el encarcelado líder kurdo Abdullah Öcalan, había comenzado con el alto el fuego de la guerrilla y su repliegue, ya venía chocando con el inmovilismo del Gobierno turco, que no respondió con las reformas democráticas demandas.
El pasado 30 de junio el Ejército turco llevó a cabo un primer bombardeo contra la guerrilla kurda, pero esta decidió entonces mantener el alto el fuego.
«La historia recordará la fecha del 24 de julio como la que Erdogan y su gobierno del AKP han cometido su más grave error político y militar», concluyó el PKK.
Casi 600 detenidos
El Gobierno turco anunció además la continuidad de las operaciones contra el PKK. «Hemos dado instrucciones para una tercera oleada de operaciones en Siria y una segunda oleada en Irak. Estas operaciones continuarán desde el aire y desde tierra. Nadie debe dudar de nuestra firmeza», afirmó el primer ministro turco en funciones, Ahmet Davutoglu.
El primer ministro no dio detalles sobre estas operaciones, ni aclaró si podrían incluir el movimiento de tropas hacia estos dos países. Junto a las operaciones militares Ankara ha lanzado una campaña de represión contra el movimiento kurdo y la izquierda turca, que también ha mezclado con el yihadismo. Así, las fuerzas de seguridad turcas han detenido desde el jueves a un total de 590 personas, incluidos al menos 37 extranjeros, por su presunta relación con «organizaciones terroristas», según Davutoglu. Aunque entre los detenidos algunos fueron vinculados al yihadismo, la mayoría están relacionados con la izquierda kurda y turca, e incluso algunos son cargos políticos del partido de la izquierda prokurda, el HDP. Ayer las operaciones policiales se llevaron a cabo en las provincias de Estambul, Adana, Adayaman, Esmirna, Konya, Ankara, Manisa Kocaeli, Tunceli, Erzincan y Sanliurfa.
Forzar elecciones
La Policía los relaciona con el Movimiento Patriótico Juvenil Revolucionario Kurdo (YDG-H) y el Frente-Partido de Liberación Popular Revolucionario (DHKP-C). El primer ministro señaló incluso al HDP en una declaración en la que afirmó que para que siga el proceso de paz no basta con «el silencio de las armas: hace falta el abandono de las armas».
«Los próximos días serán muy preocupantes para la sociedad turca», advirtió el HDP, en un comunicado en el que denunció detenciones políticas de sus afiliados, la prohibición de una gran marcha por la paz convocada para hoy en Estambul y los registros policiales de organizaciones civiles y sindicatos, así como los bombardeos en Kandil.
El HDP acusó al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, de haber «creado un ambiente de violencia» para abortar las negociaciones para un Ejecutivo de coalición y forzar nuevas elecciones, en las que intentaría recuperar la mayoría absoluta que su partido, el islamista AKP, perdió el mes pasado. Davutoglu aseguró que había informado de la campaña no solo al secretario general de la OTAN sino también a Masud Barzani, el presidente del Kurdistán autónomo en Irak, y que este prometió respaldar a Turquía en su lucha contra el EI y el PKK.
Crítica de Barzani
Sin embargo, ayer las autoridades del Kurdistán iraquí condenaron los ataques de la Aviación turca. Barzani llamó a Davutoglu para expresarle su «descontento sobre la peligrosidad de la situación» y pidió que cesara la escalada.
Añadió que «la paz es la única forma de resolver los problemas y que años de negociación valen más que una hora de guerra». También el Parlamento del Kurdistán iraquí condenó los ataques y exigió su cese inmediato. «Este tipo de sucesos generan la cólera del pueblo kurdo», señaló la Cámara de la región autónoma en un comunicado.
«Intentos sucesivos de dar una solución militar a la cuestión kurda no han llevado a otra cosa que a un baño de sangre, a la pobreza», añadió.
Los parlamentarios kurdos también pidieron al PKK «que revisen su postura y se concentren en el proceso de paz, porque vivir en paz es el mejor camino hacia la prosperidad».
Las relaciones de los insurgentes kurdos con las autoridades del Kurdistán autónomo no siempre han sido buenas, pero mejoraron con la lucha común contra el ISIS en Siria e Irak.
Bashar al-Assad decreta otra amnistía
El presidente sirio, Bashar al Assad, decretó ayer una amnistía para los crímenes referidos al incumplimiento de la ley militar, entre ellos la deserción, con la condición de que los infractores se entreguen a las autoridades. Según la agencia oficial siria Sana, serán amnistiados todos aquellos que cometieron este tipo de violaciones de la legislación del servicio militar hasta el día de ayer. Aunque Sana no lo detalla, entre los delitos relacionados con la ley militar figura un amplio abanico que va desde un cambio en la dirección postal sin avisar a las autoridades, a las deserciones. En esta ocasión, en cuanto a los desertores que escaparon a juicio, se les exige que se entreguen a las autoridades en un plazo de 30 días, si se encuentran dentro del país y de 60 si están fuera. Se trata de la segunda amnistía de este tipo que el presidente sirio decreta en algo más de año y medio, desde la última que promulgó el pasado 29 de octubre de 2013.
Al Assad ha decretado varias amnistías desde que comenzó el conflicto en Siria en marzo de 2011, aunque generalmente siempre ha excluido de las mismas aquellos que tuvieran «las manos manchadas de sangre». El indulto coincide con la llegada hace dos días a Damasco del enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura. GARA
Las YPG kurdas avanzan frente al ISIS en Al-Hasaka
A la vez que los kurdos están siendo bombardeados en Irak por Turquía, en Siria, son una fuerza clave para contener al Estado Islámico (ISIS). Las YPG, unidades de combatientes kurdos, avanzaron ayer en el frente de la ciudad de Al-Hasaka, en el noreste del país. El portavoz del departamento de Defensa de la región autónoma kurda de Al Yazira, Naser Hach Mansur, explicó que «ahora controlamos totalmente el distrito de Neshua Occidental, en el sur de Al Hasaka». Antes de ese ataque, las fuerzas kurdas tenían en su poder el 60 % de la ciudad. Tras los últimos avances de las YPG, los kurdos controlan ahora el 75 % de Al Hasaka, según Mansur. «En manos del Daesh (acrónimo en árabe de Estado Islámico) solo queda un 3 %, mientras que el resto sigue en poder del régimen», agregó el responsable kurdo.
Pero las YPG, son a su vez, el objetivo del Estado Islámico (ISIS), que ayer detonó tres coches bomba en zonas sirias próximas a la frontera turca. Las explosiones tuvieron como blanco posiciones de las YPG. Dos vehículos estallaron en los pueblos de Yadala y Tash Bash, en las inmediaciones de la población fronteriza siria de Tel Abiad, situada en el norte de la provincia de Al Raqa, bastión principal del ISIS en este país y hacia la que los combatientes kurdos han logrado significativos avances. Esta fuerza arrebató el pasado 15 de junio al ISIS el control de Tel Abiad, por donde pasaba una importante vía de suministros de los yihadistas en Al Raqa desde Turquía. El tercer atentado, también con un coche bomba, tuvo lugar en la periferia de la localidad de Serrín, al sur del enclave de Kobane, limítrofe con Turquía y en el norte de la provincia siria de Alepo. GARA