«Si hay que cambiar alguna ley en algún momento, cambiémosla entre todos; no pasa nada, no se hunde el mundo», ha dicho durante una declaración institucional en la Generalitat tras recibir a los organizadores de la Via Lliure.

Mas tampoco ha asistido este año a la multitudinaria movilización de la Meridiana por su rol como presidente, que es la misma razón por la que no asistió los tres años anteriores, pero sí ha vuelto a recibir a los organizadores.

«Tenemos derecho a ser escuchados, y también a ser ayudados en la implementación de nuestros mandatos democráticos», ha dicho, y lo ha justificado con la cantidad de manifestaciones, de apoyo institucional y de urnas puestas en la calle que Catalunya ha acumulado últimamente.

Artur Mas ha mostrado su «orgullo, confianza e ilusión» por la última de estas acciones: la manifestación de este viernes, y considera que las imágenes de la gente hablan por sí mismas.

«En la urna se decide»

Aun así, advierte a los votantes del 27S de que «en la calle se influye, pero en las urnas se decide», sea cual sea el voto, y ha asegurado decirlo como presidente, no como candidato.

Ha insistido en sus tres sentimientos de este viernes –orgullo, confianza e ilusión–: ha justificado su orgullo en el civismo de la gente y en la gran capacidad de movilización, «un mensaje potentísimo de cara a toda Europa y todo el mundo».

La confianza que siente la basa en que ya van cuatro años seguidos de grandes movilizaciones que «no tienen precedentes, ni aquí ni en ningún sitio», ni por nivel ni por categoría ni por dimensión, ha dicho.

Y Artur Mas ha asegurado también que siente ilusión: «Significa que hay un pueblo en marcha» en favor del derecho a decidir y en contra de nadie.