Sémper ha explicado que las normas de convivencia «se pueden reformar y cambiar (...) sin ningún problema» pero siempre que se aborden «desde el consenso» y que su objetivo no sea «dar respuesta a los anhelos partidistas de nadie» sino «a un mundo que se ha transformado y a una ciudadanía que es mucho más exigente».

«No es una línea roja reformar las normas de las que nos hemos dotado», ha señalado, y ha abogado por conseguir «unas instituciones más transparentes, más eficaces, más modernas y útiles».

Sémper ha opinado que «el Estatuto de Gernika no presenta problemas graves que requieran de una reforma» urgente. Ha recordado que el PNV propuso hace tres años constituir una Ponencia de Autogobierno para abordar una reforma del Estatuto de Gernika pero «los hechos han desmentido esta posición inicial» porque «no tiene voluntad de concretar lo que quiere hacer».

Ha acusado al PNV de ser «desleal» al resto de formaciones, ya que una vez constituida la ponencia dejó de hablar de reforma del Estatuto y empezó a utilizar un «eufemismo», el «nuevo estatus político», sin ninguna concreción. «Ha habido mucho postureo e indefinición calculada y partidista en esta ponencia y eso se tiene que cambiar».

Sémper ha confiado en que el debate sobre el autogobierno no derive en un contexto de enfrentamiento como el que, según ha dicho, se produjo entre 2004 y 2005 con el Plan Ibarretxe, y también considera que hay que «huir como de la peste de lo que está ocurriendo social y políticamente en Cataluña».