«No esperen más. Voten sí al cambio». Pedro Sánchez, candidato del PSOE a la presidencia española, ha llegado al Congreso con el mismo argumentario que desplegó el pasado martes. Entonces pudo despacharse durante casi dos horas, esta tarde disponía de únicamente diez minutos. Así que, de carrerilla, ha repetido las razones que ya desplegó en la última sesión: que el pacto de izquierdas no suma, así que es necesario un acuerdo «transversal». Y este se basa en el pacto al que han llegado el PSOE y Ciudadanos. Ha reivindicado el «gobierno del bien común», en otro guiño hacia Podemos, y ha celebrado que, a pesar de su fracaso, «se ha puesto en marcha el reloj de la democracia». Es decir, que la cuenta atrás para las nuevas elecciones ha comenzado. Como el tiempo era más reducido, Sánchez ha tenido la oportunidad de prometer que derogará leyes como la Ley Mordaza pese a que no aparece en el acuerdo con Ciudadanos.
Nadie ha propuesto nada diferente y los discursos han servido para el lucimiento personal. Rajoy, que el miércoles se destapó como un orador decimonónico de altura, ha llegado para cargar duramente contra el PSOE. «No nos ha traido un programa de gobierno, un programa de verdad», ha argumentado. «No podía ser investido sin apoyo de PP o de Podemos. No ha querido hablar con nosotros ni se tomó en serio la otra alternativa», ha remarcado. En este sentido, ha vuelto a lanzar el guante para esa «gran coalición» que lleva reclamando desde diciembre.
El siguiente ha sido Pablo Iglesias, que probablemente porque no había nada que debatir, ha dedicado buena parte de su intervención en hablar sobre el beso con el que el martes se saludó con Xavi Domenech. «Ojalá a partir de esta noche el acuerdo al que lleguemos pueda llamarse el acuerdo del beso», ha remarcado.
Albert Rivera, por su parte, se ha dedicado a dar lecciones tanto a PP como a Podemos. Era curioso, porque intentaba conseguir el apoyo de dos antagonistas a las mismas 66 páginas. No las ha logrado.
Desde Euskal Herria, el PNV ha insistido en la dificultad para avalar al PSOE que se produce tras su acuerdo con Ciudadanos. Y ha reiterado que la fase abierta en Catalunya, así como el cese definitivo de ETA, abren un nuevo ciclo político que debería ser atendido desde Madrid.
Por parte de EH Bildu, Marian Beitialarrangoitia ha insistido en que la coalición abertzale no está dispuesta a avalar un fraude que intenta hacerse pasar por cambio.
Ahora empieza de nuevo el proceso de diálogo entre las formaciones. Habrá que ver qué hace el jefe del Estado, Felipe VI, que es a quien le corresponde nombrar al próximo candidato. Si es que nombra a alguno antes de mayo, cuando deberán disolverse las cortes y volver a convocarse elecciones.