Una de las conclusiones más claras que ha constatado la formación política es que, a pesar de que la estructura económica de Hego Euskal Herria guarda más similitudes con la de Alemania, hoy en día sigue ligada a la española, lo que conduce a Euskal Herria «hacia el precipicio». Del mismo modo, Permach ha advertido de que «seguir mirando al Estado español» condena a Euskal Herria a ser «un desierto industrial». En su opinión, el haber seguido «los pasos del Estado español» ha provocado que la industria vasca pierda peso y que se hayan destruido en este ámbito más de 75.850 empleos en siete años.
Por contra, Sortu ha señalado que el sector servicios, en el que predomina la precariedad con los sueldos «más bajos», ha ganado importancia en la economía vasca. Ha puesto como ejemplo el salario medio anual, que en la industria es de 31.000 euros frente a los 24.500 del sector servicios, una diferencia que, además, «va en aumento».
Jone Etxeberria ha señalado que las reformas laborales son las razones principales de la pérdida del empleo durante estos años, lo que ha provocado que «los ricos son más ricos y los pobres, aún más pobres». De hecho, los salarios del 10% más pobre han bajado un 7% entre 2008 y 2013, mientras que los salarios del 10% más rico han subido un 8%.
«La precariedad se ha extendido a toda la sociedad», aunque afecta especialmente a las mujeres y a los jóvenes, ha recalcado Etxeberria, quien además ha puesto el foco en la parcialidad involuntaria, «algo que se ha extendido y que sobre todo afecta a las mujeres». Exactamente ha pasado del 30,5% al 58,2%.
Frente a todo esto, los representantes de Sortu han apelado a un marco propio de decisión para determinar las políticas financieras, económicas y sociales, y crear así un «Estado decente».