El pontífice ha hecho esta declaración dentro de las ceremonias de la Semana Santa, ante alrededor de mil refugiados, la mayoría musulmanes, y los trabajadores del centro de acogida de Castelnuovo di Porto, a las afueras de Roma, adonde se ha desplazado para lavar los pies a once refugiados y una asistente social.
«Hace tres días, un gesto de guerra, de destrucción, en una ciudad de Europa. Gente que no quiere vivir en paz. Pero detrás de ese gesto, como detrás de Judas, había otros. Detrás de Judas estaban quienes le habían dado el dinero para que Jesús fuera entregado. Detrás de ese gesto (el atentado de Bruselas), hay fabricantes y traficantes de armas que quieren la sangre, no la paz, que quieren la guerra y no la fraternidad. Dos gestos. Lo mismo. Jesús lava los pies y Judas vende a Jesús por dinero», ha indicado Francisco.
En su alocución, Bergoglio ha destacado el valor de los gestos que, a su juicio, «hablan más que las palabras. Todos nosotros juntos, musulmanes, hindúes, católicos, coptos, evangélicos, pero hermanos. Hijos de un mismo Dios y que queremos vivir en paz, integrados. Vosotros, nosotros, todos juntos, diferentes religiones, diversas culturas, pero hijos del mismo padre. Pobres aquellos que compran las armas para destruir la fraternidad».
Entre los once refugiados a los que el Papa ha lavado los pies había tres hombres de religión musulmana, un hindú, tres cristianas coptas procedentes de Eritrea y cuatro católicos nigerianos. Todos ellos tienen en común haber dejado atrás la destrucción y la guerra, al abandonar sus países y emprender una travesía hacia Europa en busca de una vida mejor.