Iñaki IRIONDO
GASTEIZ

El mando 3.389 declara que «Ugarteko» daba las órdenes

El sexto imputado por la muerte de Iñigo Cabacas, el mando 3.389, quien dijo por radio que la situación estaba controlada, declaró ayer ante la juez que era «Ugarteko» quien daba las órdenes, el que mandaba a las furgonetas y el que decía lo que había que hacer. La toma de declaración fue, según asistentes, tensa y beligerante hacia el declarante.

El mando con número 3.389 declaró ayer ante la juez que era «Ugarteko» el que daba las órdenes y ejercía de jefe del operativo la noche del 5 de abril de 2012, cuando Iñigo Cabacas recibió un pelotazo en la cabeza que acabó con su vida. Desde el puesto de jefatura de Deusto y a través de la radio, era el que tenía el control de todo, el que mandaba a las furgonetas y el que decía lo que había que hacer, según la versión de este suboficial que estaba a pie de calle.

El agente 3.389 es el sexto ertzaina imputado por la muerte de Iñigo Cabacas, y sobre su cabeza pende la acusación de un homicidio por imprudencia. Este oficial es al que en las conversaciones de radio se le escucha decir que «la situación está controlada». A pesar de lo cual, «Ugarteko», –el agente 3.316, que no está imputado– fue taxativo: «A ver, le repito las órdenes para que queden bien claras. Se lo acabo de comunicar al suboficial de grupo que está trabajando. Entren al callejón con todo lo que tenemos, entren a la herriko, controlan la situación y los que haya que puedan ser posibles agresores se les controla o se les echa, y se toma toda la posición. Y entonces estará la situación controlada».

El suboficial que declaró ayer ya había acudido como testigo a la instrucción del caso, pero la acusación particular de la familia de Iñigo Cabacas solicitó su declaración como investigado (nueva denominación de los imputados).

«Controlada», «asegurada»

En la grabación de aquella noche, este suboficial afirmaba que «aquí la situación está controlada, es gente que está dentro de la zona, y en principio es que aquí realmente no estamos... ahora mismo no hay ningún altercado». En su declaración de ayer, señaló que para cuando él llegó ya había agentes bajados de las furgonetas y disparando.

Quiso establecer la distinción entre que la situación esté «controlada» y esté «asegurada». Controlada es aquella situación que supone que las patrullas no corren peligro y que puede empeorar, con probabilidad de que haya heridos, en caso de que se adopten medidas como las ordenadas por «Ugarteko».

El suboficial 3.389 aseguró que se sintió presionado por «Ugarteko» y acabó cumpliendo sus órdenes. Es preciso reiterar que este mando está imputado y quien le dio las órdenes no.

Según lo declarado ayer, por encima de «Ugarteko» había aquella noche otro mando, aunque era éste el que controlaba el operativo por radio.

También afirmó que en la zona había unidades de la Brigada Móvil y, sin embargo, se enviaron a intervenir dotaciones no especializadas en estas situaciones, lo que técnicamente no es fácil de justificar.

Una declaración tensa.

La declaración del suboficial 3.389 resultó tensa desde el punto de vista de algunos de los asistentes, e incluso beligerante en su contra, hasta el punto de que –según han informado a este diario– su abogado defensor acabó recomendándole que no respondiera a las preguntas de la juez Ana Torres.

El imputado sí se mostró dispuesto a responder al resto de las partes, lo que llevó a que se hiciera un receso. Al parecer, la Fiscalía no tenía previsto hacer preguntas. Finalmente, su interrogatorio también fue cortado por el abogado del ertzaina, por considerar que iba por el mismo camino de cierta hostilidad que había adoptado la juez del caso.

Un suboficial señalado.

En su declaración como testigo ante la jueza el 17 de junio de 2015, «Ugarteko» criticó duramente a este suboficial, al que acusó de que no estaba cumpliendo con sus obligaciones.

Tomando como base esa declaración, el diario “Deia” publicó un reportaje titulado «Caso Cabacas: el oficial que se inhibió» en el que se afirma que «según Ugarteko, el oficial 3.389 era el primero que tenía que haber llegado a la zona para evaluar la situación, dar datos y emitir órdenes, aunque no lo hizo. Asimismo, ofreció información contradictoria, ya que aseguró por radio que la situación estaba ‘controlada’ cuando los otros suboficiales informaban de lanzamiento de objetos».

Según añadió el diario vizcaino, «algunos [ertzainas] consideran que es una persona protegida y que por eso parece intocable. ‘Deia’ ha podido saber que este oficial es hijo de un ex altísimo cargo de la Ertzaintza, un superintendente que provenía del Ejército español en los primeros momentos de la Policía vasca».

Por contra, otras versiones explican que el suboficial 3.389 es de los pocos implicados en los hechos que no quiso seguir el relato exculpatorio puesto en marcha en la Ertzaintza, lo que le ha traído estas consecuencias en su contra.