Si el 20 de diciembre la batalla electoral fue ya dura en Nafarroa, esta vez se complica todavía más porque no habrá siquiera lista conjunta al Senado en clave de cambio. La única simplificación producida es la nueva coalición entre Podemos e I-E (aunque en la reunión de ayer no se pusieron de acuerdo en las candidaturas y tendrán que seguir negociando). Cabía igualmente la posibilidad de una confluencia entre EH Bildu y Geroa Bai en torno a una candidatura ciudadana que recogiera esa filosofía de apoyo al cambio institucional en el herrialde, al derecho a decidir o al euskara, pero ayer se desestimó. Por tanto, ambas fuerzas concurrirán en solitario y con sus siglas, como en diciembre pasado.
En realidad fue el rechazo de Podemos –adoptado muy a última hora– el que dejó tocada de muerte esa entente. El deseo tanto de EH Bildu como de Geroa Bai no era una unión a dos, sino a cuatro, que coincidiera con los acuerdos del cambio y que pudiera ganar claramente estos comicios sumando tres diputados y tres senadores.
Tras el desmarque del partido morado, anunciado desde Madrid por Pablo Iglesias antes de la decisión de las bases, en los últimos días se ha explorado la posibilidad de una candidatura ciudadana –en ningún caso una coalición– que pudiera sumar las fuerzas de EH Bildu y Geroa Bai. Ambos se mostraban dispuestos políticamente a intentarlo, pero las dificultades técnicas eran claras para organizar una agrupación electoral (con su preceptiva recogida de firmas), una candidatura, un programa... Así pues, ha terminado por desestimarse, sin dramatismo alguno. La presidenta navarra, Uxue Barkos, era una de las más partidarias del intento.
Desde Geroa Bai, el parlamentario Unai Hualde admitió que «no veíamos que hubiera tiempo para ahormar otra fórmula ni para que fuera percibida como una apuesta transversal y no como un frente». Para Adolfo Araiz, de EH Bildu, esto último también era un riesgo y además no tenía demasiado sentido «una confrontación dos a dos, porque lo que pretendíamos era sumar, hacer una apuesta por el cuatripartito y tomar otra vez la reválida al régimen». Al final, «hemos constatado que no había humus suficiente para ningún tipo de acuerdo y no ha habido ningún problema».
Llegados a este punto, EH Bildu sigue con su plan A: una propuesta renovada desde la cabeza de lista, para la que se busca un perfil distinto al del exdiputado Sabino Cuadra, que la lideró en diciembre. Se quedó a apenas 5.500 votos de obtener escaño.
Seis para cinco
Nafarroa fue el pasado 20D el territorio vasco en que la lucha por el escaño resultaba más enconada, al existir hasta seis listas con opciones de conseguir alguno de los cinco escaños. Finalmente UPN-PP logró dos, Podemos otros dos y el quinto fue para el PSN. EH Bildu se quedó fuera con el mayor resto, a Geroa Bai le faltaron unos 10.000 votos y Ciudadanos fue el único que quedó muy rezagado.
La pugna se reabre ahora en condiciones algo diferentes, en las que pesan tanto el resultado obtenido entonces por cada fuerza como sus movimientos en las últimas semanas. UPN-PP tiene la posición más estable, dado que no ha hecho nada significativo desde entonces y repite miméticamente la fórmula de coalición y los mensajes.
Podemos obtuvo en diciembre un gran resultado: 80.961 sufragios. Su perspectiva de voto desde entonces tiene una noticia buena y otra mala. La primera es la casi segura coalición con I-E, que en Nafarroa cosechó 14.489 apoyos infructuosos: sumarlos le acercaría a UPN pero no cambiaría el reparto de escaños. La mala es la constatación general de que ha sido la dirección estatal quien ha zanjado la opción de una lista conjunta de cambio; si bien en la dirección y los círculos el rechazo era casi unánime, entre la masa de votantes esta decisión suscita más problemas al evocar el «agostazo» del PSOE de 2007, cuando Ferraz se llevó por delante la decisión del PSN por un gobierno alternativo.
El PSN también tuvo números mejores que los esperados en Nafarroa el 20D (54.700), basándose en la tracción estatal, que quizás ahora se vea debilitada por la abstención. En cuanto a EH Bildu, la sensación es que ha repuntado desde diciembre, por factores como la excarcelación de Arnaldo Otegi, lo que le daría más opción de acercarse al PSN o superar la mitad de Podemos, que son las dos opciones de tener escaño, ambas difíciles.
Las otras hipótesis de modificar el reparto serían que UPN-PP llegara al tercer diputado, que el PSN superara a Podemos y que Geroa Bai o Ciudadanos alcanzaran representación, pero parecen totalmente descartables en este momento.
Visita relámpago de Rajoy a Iruñea para renovar el trámite del pacto con UPN
Mariano Rajoy no pasó siquiera dos horas en Iruñea en una visita obligada para la renovación del pacto con UPN. El presidente español en funciones se bajó del coche la puerta del Hotel Tres Reyes a eso de las 10:20 horas y se largó a las 12:00 en punto. Sus escoltas hicieron una cuña y apartaron a los periodistas para evitar que tuviera que contestar a cualquier pregunta.
La fugaz visita se orquestó de la siguiente forma. Primero se dejaron fotografiar las cúpulas de ambos partidos en ambiente distendido. Después bajaron a una sala preparada donde se había instalado un escenario con toda la parafernalia electoral. De pie sobre un atril, Rajoy y Javier Esparza procedieron a la firma.
Esparza intervino primero, aunque su turno de palabra fue breve. Su discurso se centró en criticar al Gobierno de Nafarroa y decir que ha «mentido» a la ciudadanía. El líder de UPN intentó colocarse en la centralidad y ser el único que defiende la Nafarroa «foral y española» frente a los nacionalistas y los «partidos jacobinos». En ese mismo tono electoralista, aseguró que la única alternativa a un Gobierno liderado por Rajoy sería un pacto «a la navarra».
Tras ceder ese par de minutos a modo de cortesía, arrancó Rajoy. Relató primero los contenidos del acuerdo, que pasan por firmar que se mantendrá el Convenio y que se compromete a eliminar la Transitoria Cuarta. Rajoy también señaló que respetará el «régimen foral», pero a renglón seguido añadió que tiene previstas «reformas institucionales».
El presidente en funciones estuvo robótico. Se ventiló todas las referencias a Nafarroa en tres minutos y luego entró ya en los mensajes puramente electorales: impulso del empleo, la sanidad, reformas... Su perfil fue bajo, muy plano. No atacó a nadie y vendió estabilidad. La idea-fuerza fue la de que el Estado no puede permitirse un gobierno de «amateurs» y que el PP es un partido «fajado» en estas lides.
Además de lo fugaz de su visita a Iruñea, el ninguneo a UPN se apreció en la nota de prensa posterior, en la que no aparecían las palabras de Esparza. Seis horas después tuvo que mandar otra. A modo de apunte, fue destacable la ausencia del exportavoz de UPN Carlos García Adanero, que disputará en primarias un puesto en la lista al Congreso.Aritz INTXUSTA
Podemos inicia el asedio al PSOE y le pide ir juntos al Senado
Apenas un día después de anunciar su preacuerdo con IU para concurrir juntos el 26 de junio, Podemos puso en marcha su primera jugada táctica para asediar al PSOE. El partido liderado por Pablo Iglesias envió una carta al Comité Federal de Ferraz en la que propone listas conjuntas al Senado con el objetivo de superar al PP. Un planteamiento que fue rápidamente descartado por Pedro Sánchez, que respondió con un escueto «no, gracias». El planteamiento tiene su lógica. En los comicios del 20D, el PP obtuvo la mayoría absoluta en la Cámara Alta (en concreto, el 60% de los senadores con un 25% de los sufragios), debido a que el reparto de escaños premia a la fuerza más votada. Esto le permitiría vetar cualquier iniciativa legislativa que llegase desde un Congreso dominado por la derecha.
«Espero que Sánchez reconsidere su posición», argumentó Iglesias tras conocer la negativa. A pesar del rechazo tajante del secretario general del PSOE, otros «barones» sí que se plantean llegar a acuerdos, como en el caso de Aragón. Con esta maniobra Podemos logra también otro objetivo: polarizar con el PP y ubicar al PSOE en la órbita de la «gran coalición», que es su principal baza de cara al 26J.
También se conoció ayer el programa de 50 medidas con el que se presentará la coalición y los puestos en los que se integrará IU. Alberto Garzón irá de cinco en Madrid y su partido aspira a ocho escaños.A.P.