Para las siete de la mañana los corredores ya empezaban a agolparse bajo la hornacina de San Fermín, mientras procuraban ‘hidratarse’ con katxis para el último encierro de las fiestas, el de la villavesa.
La emoción ha ido en aumento a medida que se iban aproximando las ocho de la mañana. Algunos iimpacientes incluso empezaban a calentar utilizando como improvisado ‘toro’ una cesta con ruedas de supermercado, mientras sus evoluciones eran seguidas por los espectadores que ya empezaban a agruparse en la parte superior del lienzo de muralla para contemplar el espectáculo.
A las 7:47 llegaba desde la zona del Museo de Nafarroa nada menos que San Fermín, que era portado a hombros por cuatro aguerridos mozos en una valla de plástico azul y precedidos por un ‘agente’ de Policía Municipal que se encargaba de abrir paso a la comitiva.
Su llegada ha sido festejada con gritos de «San Fermín, San Fermín, San Fermín», mientras el santo se encaramaba a la hornacina. Una vez allí, ha levantado su bastón con la mano derecha, mientras en la izquierda levantaba con orgullo una litrona de cerveza.
A las 7:50 ha tenido lugar el primero de los cánticos, mientras San Fermín celebraba el momento bebiendo cerveza. A continuación, los corredores se han arrancado con el Riau-riau, para posteriormente jalear a Indurain, que aguardaba en los corrales de Santo Domingo.
A las 7:54 se ha procedido al segundo cántico, al que han seguido un tercero a las 7:57 y hasta un cuarto a las 8:00. Entre ellos, se sucedían el himno de Eurovisión, girtos a favor del Movimiento 15 de julio y hasta la sintonía de Pippi Calzaslargas. El número de corredores se multiplicaba, con los mozos ocupando desde la curva de Educación hasta el final de la muralla y el municipal, vigilante en la raya roja que marca el espacio hasta el que pueden llegar los corredores.
Finalmente, a las 8:02 minutos ha estallado el cohete del comienzo del encierro. Indurain aparecía en escena bien arropado por sus ‘mansos-gregarios’. Al llegar cerca de la hornacina, los corredores se han puesto en marcha, pero había tal masa que al pentacampeón del Tour le costaba mucho avanzar.
Poco a poco, el grupo ha ido ascendiendo por Santo Domingo hasta alcanzar la plaza Consistorial. En Mercaderes se ha acelerado la carrera, con Indurain bien arropado por los corredores, que no perdían oportunidad de ponerse delante de los ‘cuernos’ de la mítica Espada, la bicicleta del récord de la hora del ciclista.
Los mozos han tomado sin contratiempos la curva de Estafeta y en este tramo ha sido cuando ya se ha acelerado la carrera, a pesar de que uno de los mozos tenía sus problemas ya que estaba cubriendo el tramo con esquís. Incluso unas asistencias espontáneas han trasladado a un ‘herido’ que se dejaba llevar encantado.
Las carreras se han intensificado al llegar a Telefónica, donde no se han producido problemas con el tráfico, hasta enfilar la cuesta del callejón y llegar ante la cerrada puerta de la plaza de toros, donde se han multiplicado los gritos en apoyo de un cansado Indurain.
El ciclista ha sido subido a hombros para agredecerle el esfuerzo. A continuación, ha ido recibiendo la felicitación de numerosos corredores, que le han recompensado poniéndole el pañuelo rojo al cuello y ofreciéndole cerveza.
Un feliz Indurain de patillas y ataviado con gafas de sol ha atendido un momento a IRUINDARRA NAiZ para señalar que la carrera había sido «dura, pero ha ido bastante bien». En general, ha sido bastante limpia, aunque ha desvelado que se había producido una ‘cogida’ en Santo Domingo, aunque sin consecuencias.
Y con este acto se daban por terminadas, ahora sí, las fiestas de San Fermín 2016.