Una dura lucha que ha sobrepasado las cuatro horas de partido ha terminado por encumbrar a ambos protagonistas, abrazados en el centro de la red cuando el escocés se ha anotado el último punto, el que le ha dado el éxito.
Andy Murray se ha sentado después y ha roto a llorar. Un desahogo necesario a la presión cada vez mayor que ha soportado en la pista. Murray ha mantenido el tipo a pesar de los arranques de furia y el afán de su rival, que sale reforzado también de Río. Devuelto a la élite y con un futuro que le advierte entrometido entre los aspirantes a la cima.
El tenista de Tandil ha abandonado la cancha emocionado. En cualquier caso había sido el animador del torneo. El agitador de una competición para la que no contaba. Capas de entrometerse en el camino de Novak Djokovic, número uno del mundo, y de Rafael Nadal.
Murray ha teminado por lograr lo que nadie. Dos medallas de oro en unos Junegos tras un partido se ha topado con todo el dramatismo que a veces retrata a los Juegos Olímpicos. Una lucha por el oro ha terminado por ser una lucha por la supervivencia. Ha dado la sensación de que ambos sufrían para mantenerse en pie. Y que el primer premio de Río 2016 iría a parar para el que fuera capaz de mantenerse menos castigado físicamente.
En el tramo final, ha habido más roturas de saque que servicios ganados. Intercambios más largos, tiros profundos y dejadas eternas para el adversario.
A la escena ha contribuido el público. Agitado y generoso, cada vez más metido en el partido y solidario con su favorito.
El cuarto set ha sido prueba de todo ello. Ha acaparado todo el dramatismo sobrepasadas, de largo, las tres horas de partido. Rostros desencajados, andares pausados y tiempo, mucho tiempo entre un punto y otro en busca de respiro.
Ha sido el tramo final de un choque jugado a tirones. Del Potro, que ha afrontado el compromiso con una desventaja de cinco derrotas en siete partidos, no jugaba contra el segundo jugador del mundo desde que le batió en Indian Wells.
Anty Murray ha roto pronto y ha abierto una brecha hasta el 4-1. Pero quedaba mucho partido. Del Potro hacía tiempo que había sentido que este era su momento y poco a poco ha dado alcance Murray. El escocés, no obstante, ha vuelto a romper y ha cerrado el set al resto.
Del Potro ha reaccionado. El argentino tomó carrerilla y su ventaja ha sido significativa. Aún fresco, ha estado protegido por un servicio poderoso. Y la derecha le ha funcionado a la perfección. No ha llegado el campeón a tiempo de equilibrar la situación y el set ha sido del sudamericano por 6-4.
El tenista de Tandil, ahora instalado en el puesto 141 del ránking, consecuencia de su larga ausencia por la lesión de muñeca, se ha dado un respiro. Y Murray lo ha aprovechado. Ha perdido efectividad y puntería Del Potro y sus errores han facilitado una victoria solvente de su adversario.
La duración ha empezado a hacer estragos en ambos. Con menor precisión cada uno cedía su saque de forma consecutiva. Los cuatro primeros juegos han caído del lado del restador. Murray ha aguantado el tipo. Del Potro se ha situado con 5-3 y el saque de su lado. Ha podido cerrar el set y alargar el juego. Las fuerzas eran ya escasas.
El escocés, que ha madurado en esto, ha mantenido el tipo. No solo se ha defendido, sino que ha ganado cuatro parciales de carrerilla para dar un giro a la situación y cerrar el triunfo de oro.