Gaizka Azketa

El castillo de Orzorrotz resurge tras casi 500 años

Con el paso del tiempo, la naturaleza ha cuidado bajo tierra el Castillo de Orzorrotz, derrumbado por tropas castellanas hacia el año 1522. Es ahora cuando, al apartar poco a poco la tierra, vuelven a asomar los cimientos y la historia de este punto estratégico en Nafarroa.

Situado cerca de Ituren y Zubieta, el alto de Orzorrotz albergó un castillo durante siglos en el Reino de Nafarroa. La primera documentación data del siglo XIII. Aun así, podría ser «más antiguo», según Iñaki Sagredo, miembro de Gestión Cultural Larrate, encargada de la excavación.

Fue un punto clave, pues controlaba visualmente toda la zona desde el Puerto de Ezkurra hasta prácticamente Baztan; además de la entrada de Bortziri hasta Belate. «Tenemos un listado de archivos de los señores de Bertiz, los de Donamaria, gente de Ituren, etcétera, donde consta cómo defendía la zona», comenta Sagredo.

En las excavaciones se ha podido descubrir que, seguramente, fue quemado y derruido a mediados del siglo XV a causa de las disputas entre beaumonteses y agramonteses. Aun así, no tardaron mucho en reconstruir el castillo que, tras la conquista de Nafarroa en el año 1512 por las tropas castellanas con ayuda de los beaumonteses, fue recuperado después en 1521 por los fieles a la independencia del Reino. Sagredo explica que, en un documento hallado en Londres, «los castellanos decían que había que controlarlo por ser una cueva de ladrones».

Tras la derrota de Noain, la contraofensiva castellana volvió a conquistar Orzorrotz, Doneztebe, y, por último, en julio del 1522, el castillo de Amaiur donde resistían los hombres de Vélaz de Medrano (que antes había intentado, sin éxito, recuperar Orzorotz). Los presos fueron llevados a Iruñea, donde envenenaron a Vélaz de Medrano y a su hijo.

En cuanto a la destrucción del Castillo de Orzorrotz, Sergio Iparragirre, vecino de Malerreka y voluntario en la excavación, remarca el objetivo de «someter al pueblo navarro y quitarle el orgullo». Esas son las palabras del coronel castellano Villalba cuando escribió al Cardenal Cisneros, promotor de la destrucción de, entre otras riquezas, los castillos navarros. Se cree que lo derrumbaron hacia el año 1522, pero no está claro, pues documentos de 1523 le hacen referencia.

La fortificación fue construida encima de una estructura piramidal de piedra con dos extremos muy localizados. «Tenía algunas atalayas, un aljibe, una vivienda de madera para los guardias y un palacio que era poco más que una cabaña», asegura Sagredo. Según los excavadores, la particularidad del castillo es que no usaron argamasa, lo que lo haría único en Nafarroa. Recalcan que, según la documentación, «el único elemento que está construido con cal es la torre del homenaje».

Sin prisa, pero sin pausa

En esta primera fase, entre otras cosas, han descubierto una habitación, un muro de más de un metro, puntas de ballesta, clavos, y monedas medievales castellanas. Gestión Cultural Larrate espera que el proyecto siga adelante para, excavando solamente lo necesario, poder recomponerlo digitalmente.

«Se quiere crear una ruta verde desde Ituren y Zubieta que recorra el castillo y los distintos puntos de la riqueza histórica de esta zona: dólmenes, la ermita de Mendaur, etcétera», explica Sagredo, recalcando el esfuerzo que hace el Ayuntamiento de Ituren.

El estímulo de Julen Azcona, que acaba de terminar arqueología, es «dar a conocer algo que nadie había tocado en cientos de años». Izaskun Ruiz de Arbulo, que también participa en la excavación, resalta lo «a gusto» que trabaja, pese a las difíciles condiciones del lugar. Según Iparragirre, «hay que recuperar el orgullo que intentaron quitarnos».