“Eidurinn”, un término que significa juramento en islandés, es el título de la quinta película de la sección oficial a concurso. Un título oportuno que hace alusión al famoso juramento hipocrático que realizan los médicos. Un gesto ético de protección y salvación de las personas que el cardiocirujano que protagoniza la cinta islandesa se verá obligado a quebrantar e intentar restablecer cuando la ordenada vida del doctor Finnur se vea amenazada porque su hija mayor se ha emparejado con un traficante de drogas complicando la situación de toda la familia.
Finnur –un hombre de mediana edad que practica deporte regularmente y esta en forma, mantiene una situación económica desahogada y vive un segundo matrimonio feliz– tomará medidas drásticas que tendrán consecuencias cuando descubra que su hija tiene problemas con las drogas y se ha enamorado de «un bestia» muy mal relacionado capaz de todo.
El director Baltasar Kormákur encarna a Finnur y es además del actor principal, coguionista y productor del filme. A sus 50 años, el hombre que debutó como director y guionista en “101 Reykjavík”, producida en 2000 y donde interpreta un pequeño papel, se ha asignado el rol protagonista después de aquella experiencia en su ópera prima que, según confesó ayer en la rueda de prensa, le dejó marcado para mal tras rodar escenas de sexo con Victoria Abril. «Me odié al verme. Y es que nunca me sentí actor, ni siquiera para realizar esas apariciones tipo Hitchcock. En cambio, cuando surgió este proyecto quise mostrar mi vulnerabilidad como persona y volví a intentarlo. En Islandia tenemos pocos actores y el personaje encajaba bien con mi carácter», confesó.
La película empieza como un drama y deriva en un thriller que pretende abordar los temas sociales sobre un asunto muy de actualidad en su país, pero también en el mundo.
«En Islandia ha habido recientemente un par de casos de jóvenes que han fallecido, también un par de chicas, de familias estables, que han acabado mal por culpa de las drogas y las malas compañías», comentó Kormákur.
Tanto Kormákur como Olafur Edil Egilsson, el escritor con el que comparte el guión, se basaron en situaciones cercanas como las que han afectado a algunos de sus amigos íntimos. Uno de ellos terminó llevando una escopeta a su hija, y a familiares de Egilsson, quien explicó que lo de tomar medidas extremas es de siempre: «Ya estaba en el Antiguo Testamento. Esta es una de las películas sobre las consecuencias de tus actos».
Está de acuerdo el realizador de Reikiavik, que opina que vivimos en una sociedad muy violenta, pero tendemos a mirar para otro lado: «En la película, cuando el padre pide ayuda a la policía no se la dan. La mayoría de los ciudadanos se sienten cada vez menos protegidos. También por falta de medios, pero es el sistema el que no funciona».
Ni caso
Kormákur, que ha desarrollado su carrera tanto en Estados Unidos como en Islandia, hizo hincapié en que en las relaciones los consejos y las reglas no funcionan como a uno le gustaría. «He dirigido a Denzel Washington en Hollywood, rodajes complicados en los que se hace lo que tú dices. Y luego llegas a casa y nadie te hace caso. Ser padre es una cosa compleja y ayudar a pasar la adolescencia más». Tanto que recordó que tiene cinco hijos, una de ellas hijastra, y les hizo directamente responsables de las canas que afloran en su cabellera. Algo peor le ocurre en la película donde se define «como un padre que quiere salvar la relación con su hija y al final lo que intenta salvar es lo que pierde», concluyó.