Iñaki Vigor

Olentzero cumple medio siglo recorriendo las calles de Iruñea

En el año 1957 se hizo la primera petición para que Olentzero pudiera recorrer las calles de Iruñea, pero el gobernador civil lo prohibió alegando que tenía un «carácter profano».  Unos años después, la figura del carbonero fue llevada en camión desde Lesaka hasta Iruñea. Hubo que esperar a 1967 para que el popular personaje pudiese salir con el resto de la comitiva.

Imagen del Olentzero que se paseó por las calles de Iruñea en 1967. (FOTOGRAFÍAS: Cedidas por la ASOCIACIÓN DE AMIGOS DE OLENTZERO)
Imagen del Olentzero que se paseó por las calles de Iruñea en 1967. (FOTOGRAFÍAS: Cedidas por la ASOCIACIÓN DE AMIGOS DE OLENTZERO)

El solsticio de invierno está a punto de llegar. Estas fechas anuncian el comienzo del invierno y el fin de los días más cortos del año. Hoy en día basta pulsar el interruptor para disponer de luz, pero no siempre ha sido así. Antes del uso de la electricidad, el fuego era el único medio para iluminarse. El fuego era luz, calor, vida. Sin él, llegaba la oscuridad, el frío, la muerte.

El fuego adquiría especial importancia en el solsticio de invierno, en torno a los días más cortos del año, cuando parecía que el Sol se iba a «apagar» porque apenas asomaba unas pocas horas sobre el horizonte. En esa época del año en que el Sol apenas calentaba, el fuego era especialmente necesario.

En torno a esta época se forjaron ritos paganos que han llegado hasta nuestros días. En esas fechas oscuras y frías se dejaba ardiendo dentro de casa un gran tronco –«subilaro»–, como queriendo compensar de esa forma la falta de luz y calor solar. Ese gran tronco proporcionaba las brasas necesarias para ir reponiendo y repartiendo el fuego a quien lo necesitase, porque no todos disponían de pedernal –«sukarri»–.

A partir del solsticio invernal, poco a poco la luz va ganando terreno a la oscuridad. La vida se va imponiendo a la muerte, iniciándose así un nuevo ciclo vital, un nuevo ciclo de luz –«eguberri»–. La fiesta del solsticio es la gran fiesta de la luz. No es casualidad que el cristianismo eligiese esas fechas para situar el nacimiento del Hijo de Dios, a quien esta religión identifica precisamente como «la luz que vence a las tinieblas». Los ritos paganos ya lo habían descubierto mucho antes.



Uno de esos ritos está relacionado con Olentzero, el carbonero que en esas fechas desciende del monte al pueblo. ¿Qué mejor regalo que el carbón para iluminar y calentar el hogar en las noches más largas del año? Por eso, la llegada de Olentzero se convertía en una fiesta, y así sigue siendo en la actualidad. Ahora ya no se necesita carbón, pero la costumbre de traer regalos no ha desaparecido.

Sin embargo, hubo una época en que el popular personaje estuvo prohibido en Iruñea. Fue hace seis décadas, en plena dictadura franquista, cuando un grupo de vecinos realizó por primera vez la petición para que Olentzero pudiera recorrer las calles de la ciudad. El Ayuntamiento concedió la autorización, pero el gobernador civil prohibió el acto mediante la siguiente respuesta: «Queda autorizada la referida caravana en la parte que se puede denominar religiosa, relacionada con el Misterio de Belén, sin que esta autorización sea extensiva a la salida del Olentzero, que aparte de no ser tradicional en esta ciudad, tal vez no encaje, por su carácter profano, en el total significado de la fiesta a celebrar».



Evidentemente, la prohibición gubernamental fue acatada. «Todo estaba preparado. De hecho, salimos tímidamente a la puerta del local de la Juventud de San Antonio pero no pudimos desfilar por el recorrido previsto y la fiesta se celebró en el interior de los locales de San Antonio, situados en la calle San Fermín». Así lo recuerda Xabier Martínez Álava, presidente en funciones de la asociación Amigos de Olentzero de Iruñea.

Lesaka está considerado como el pueblo donde se creó el primer Olentzero, y precisamente desde allí llegó a la capital navarra. Varios lesakarras, entre ellos José Emilio Esparza, Pedro Isasi y Bautista Irigoyen, montaron en el camión de este último uno de los olentzeros que había participado el 24 de diciembre de 1959 en el concurso de Olentzeros de Lesaka y lo llevaron hasta la Plaza de Toros de Iruñea.

«Ese fue el primer Olentzero que salió en Iruñea», asegura Rafael Eneterreaga Irigoyen, sobrino de Bautista Irigoyen. Además, recuerda que «algún otro año» también fue transportado en la furgoneta de Angel Irazoki el Olentzero «hecho ex profeso para llevarlo a Iruñea».

«Lo quemaban en la caldera»
En años siguientes, los miembros de las juventudes de San Antonio «hacían olentzeros como les habían enseñado en Lesaka, pero al finalizar la fiesta lo quemaban en la caldera porque al año siguiente iban a hacer uno nuevo», informa Martínez Álava.

En 1974 salió el primer Olentzero con vocación de perdurar. El escultor Áureo Revolé confeccionó una figura en cartón piedra que se convirtió en el Olentzero de Iruñea, con su rostro amable y sonriente, y en los años 80 fue sustituida por otra figura elaborada por Josu Iragi y Carmen Clemente, que es la que se mantiene en la actualidad.



En esa época también comenzaron a elaborar carteles y pegatinas para dar a conocer esta celebración y recabar aportaciones para cubrir los gastos de la organización. Para entonces, Olentzero ya era uno de los personajes más queridos en Iruñea. De estar prohibido en sus primeros años, había pasado a convertirse en uno de los actos festivos más multitudinarios y participativos de la ciudad. Y así se mantiene en la actualidad.

La dictadura franquista había quedado atrás, pero las prohibiciones volvieron a resurgir en los Olentzeros de diversos barrios de Iruñea en pleno siglo XXI. Así, en 2008 el Ayuntamiento no autorizó que el querido personaje desfilase en Txantrea, Arrotxapea, Donibane y Arrosadia, bajo el argumento de que se habían convertido en «manifestaciones de apoyo a ETA». La Policía española llegó, incluso, a amenazar con llevar el asunto a la Audiencia Nacional. Las prohibiciones se sucedieron en años sucesivos, e incluso hubo amagos de cargas policiales contra algunas comitivas.

«Ser fieles a la mitología»
Hace una década se incorporó el personaje de Mari Domingi a la comitiva del Olentzero de Iruñea, pero solo lo hizo un par de años, porque la asociación decidió que no saliese. «Queremos ser fieles a la mitología y a la tradición –explica Martínez Álava–. Creemos que con Olentzero se está celebrando la fiesta del solsticio de invierno, que este personaje nos está anunciando que viene la luz. Hasta ahora, los días han sido cada vez más cortos y más oscuros, pero a partir de la llegada de Olentzero, la luz se va a imponer a la oscuridad».

La cita para acompañar al Olentzero de Iruñea será el día 24, pero la asociación está haciendo todo lo posible para que no quede relegado a un solo acto. Así, el pasado día 11 organizó un espectáculo coral con canciones dedicadas a Olentzero, dentro del jumelage con Baiona. Se celebró en la sala Lauga de la capital labortana ante 2.500 espectadores, y con todas las canciones se hará un CD que se presentará en la Azoka de Durango de 2017.