Debates en curso y una agenda continental más potente
A la msiam hora a la que en Washington el imperio entregaba a un decadente nerón una antorcha a juego con su melena, en Iruñea representantes de la izquierda europea hablaban sobre su situación, sus perspectivas y sus ambiciones. Es decir, sobre política y poder, aquí y ahora.
De la mano de Iratzar Fundazioa, en el contexto del congreso de refundación de Sortu y, tal y como recordó la conductora del acto, Elena Beloki, en el centenario de la Revolución soviética, representantes de la izquierda radical alemana, portuguesa y vasca analizaron en la librería Katakrak los retos a los que se enfrentan los movimientos políticos emancipadores en este continente.
Los invitados, que hoy participarán en el acto del Euskalduna, eran Nelson Peralta, en representación del Bloco de Esquerda portugués, y Andreas Günther, del aparato de internacionales de Die Linke, el partido alemán de la izquierda. Dos casos extremos en muchos sentidos.
Por un lado, Portugal, uno de los estados denominados PIGS, intervenido, en quiebra, tutelado, pero con un Gobierno «progresista» gracias al apoyo de la izquierda y que tiene el mandato de revertir las políticas de austeridad. Por lo tanto, un partido, el Bloco, que pese a no estar en ese Gobierno, de alguna manera lo condiciona.
Por otro lado, Alemania, «uno de los países más neoliberales» de Europa tal y como señaló Günther, con un Gobierno de gran coalición liderado por Merkel, al mando de la UE y con unas políticas de austeridad que han llevado los países del Sur a la ruina. «Nuestro déficit forzado es el superavit de Alemania», resumía Peralta. Es decir, un partido, Die Linke, que ha logrado posicionarse como la única alternativa real de izquierdas en el corazón de la bestia, pero que se enfrenta al auge del populismo de derechas, azuzado por la crisis de los refugiados.
«Lost in translation»
El político portugués había traducido automáticamente algunos términos para poder utilizarlos ayer. Según explicó, al meter «governo de direita» lo traducía como «gobierno justo». Precisamente es para combatir las políticas del anterior Gobierno de derechas para lo que el Bloco, junto a los comunistas, decidieron dar un apoyo crítico al Gobierno del PS. Eso no hace a este un Gobierno justo, pero Peralta defiende que ha alterado el debate político y ha servido para revertir algunas políticas de austeridad, lo que para los portugueses era prioritario. «Antes el debate era cuánto se van a reducir los salarios o las pensiones; ahora es cuánto se van a incrementar», sentenció. Günther no dudó en defender que «a veces hay que evitar ‘lo peor’, aunque no se logre ‘lo mejor’».
Ambos pusieron en valor los esfuerzos que se están haciendo a nivel continental y defendieron que «todos los espacios son importantes, hay que estar en ellos». Se está trabajando para tener una política común europea, lo cual es complicado pero crucial. También recordaron que cuando se logra entrar en los gobiernos, que no es sinónimo de poder real, no termina nada, que se debe mantener la presión social para mantener la ambición transformadora. Tienen claro que el desequilibrio de poder actual obliga a lograr mayor apoyo social. La gestión de las discrepancias internas fue otro de los temas recurrentes. Günther subrayó la necesidad de compatibilizar la pluralidad con decisiones que prioricen lo que les une.
En la charla quedaron en evidencia las dimensiones de los retos y bastantes debates pendientes. Por ejemplo, si la UE es reformable. Pero se vio un lenguaje común en el que «justicia social» y «democracia» fueron dos de los términos más usados. También una agenda cada vez más explícita y potente.