En palabras de Julen Arzuaga, «hay una oportunidad real» para la paz, y es ahí donde EH Bildu sitúa el documento presentado esta mañana. Según ha explicado posteriormente a NAIZ, no se trata de un documento cerrado en cuanto a la formulación, es decir, «no es el texto, si tenemos voluntad en el contexto». Ha resaltado que lo fundamental es el propio desarrollo de las propuestas hacia ese objetivo común.

Acompañado por Xabier Olano, Julen Mendoza, Ikerne Badiola, Jon Iñarritu, Arkaitz Rodriguez y Kike Fernández de Pinedo, entre otros, Arzuaga ha destacado que este «es un paso más», señal de la voluntad política inequívoca de la formación para aportar y construir.

La propuesta está disponible para las instituciones, organismos y otros agentes porque se trata de  «un plan de acción que está dirigido a la sociedad vasca (…) porque creemos que entre todas y todos debemos de ser capaces de generar ese escenario de paz. Es hora de ponerse en marcha, de pasar de las palabras a los hechos. Nuestro compromiso para ello es total y absoluto. La ciudadanía nos lo exige. Sabrán valorarlo si colectivamente somos capaces de enfrentar este trabajo».

Equilibrar carriles

Tal y como ha recordado, cuando EH Bildu presentó el documento Bakerako Euskal Bidea confirmó su determinación para avanzar en un escenario de paz y expuso los cuatro ámbitos en los que, desde su punto de vista, se debe incidir para su consecución: memoria y reparación a todas las víctimas, desarme de ETA, resolución de la situación de las personas presas y exiliadas y desmilitarización del territorio.

«El desarrollo de esos carriles ha sido desigual -ha admitido-. Podemos constatar que se ha avanzado en el ámbito del reconocimiento, la reparación, la empatía hacia las víctimas desde su igualdad de derechos. Avances necesarios, sin duda. Sin embargo, los otros carriles apenas avanzan. Nuestra voluntad es equilibrar todos esos canales», ha concluído.

Pasado, presente y futuro

Las 68 medidas giran en torno a tres ejes temporales sobre los que EH Bildu quiere trabajar: pasado, presente y futuro. La memoria histórica y la memoria contemporánea son los dos apartados del pasado, con dos «misiones» principales: son el reconocimiento, la reparación y la rehabilitación de toda víctima y el establecimiento de un relato inclusivo. «Es posible la creación de espacios e iniciativas donde, desde la pluralidad y el respeto a los relatos diversos, que sirvan para avanzar en que las víctimas se vean cada vez más reflejadas, más reconocidas, más reparadas», cita el documento.

El presente, básicamente, aborda la «resolución de toda circunstancia actual que genere violencia, sufrimiento o vulneración de derechos humanos». Entre otras propuestas, destaca el desarme ordenado de ETA, tomar acciones para transformar la política penal y penitenciaria y avanzar en la desmilitarización del territorio vasco.

Por último el futuro, concretamente un «futuro de convivencia democrática». El establecimiento de garantías de no repetición será una máxima en este apartado, y destaca la propuesta para elaborar o impulsar un “Acuerdo de Convivencia Democrática” por el que «todas las aspiraciones sociales políticas, se puedan desarrollar sin coerciones, imposiciones o ni amenazas de recursos a la violencia de ningún tipo».