Dos agentes de la Ertzaintza, que vestidos de paisano formaban parte del operativo policial diseñado en las inmediaciones de San Mamés el 5 de abril de 2012, deberán declarar como testigos el próximo 24 de febrero. Esta toma de declaración es la única petición de la familia de Iñigo Cabacas que la Sección 6ª de la Audiencia de Bizkaia aceptó de las muchas presentadas por la acusación particular.
Los dos testigos estaban en el lugar de los hechos donde finalmente se produjo el fatal pelotazo que acabó con la vida de Iñigo Cabacas y, por lo tanto, la acusación particular estima que «vieron lo que pasó» y «pueden aportar datos nuevos a la investigación, no solo para esclarecer lo sucedido sino las circunstancias en las que se desarrolló lo sucedido».
Su declaración puede ser determinante «en relación a los protocolos de actuación, situación del lugar, personas y agentes, y actitud de cada uno de ellos cuando se produce la detonación, situación de los agentes y vehículos en ese momento, etc...», según se argumenta en el recurso presentado en su día.
La Sección 6ª de la Audiencia Provincial estimó que la jueza de instrucción debía haber aceptado su toma de declaración, porque «la posibilidad de aportación de datos relevantes para el esclarecimiento de lo ocurrido no puede despreciarse». Añaden que «la introducción como testigos en el proceso deriva necesariamente de su citación expresa» por parte del mando con carné 3.389, que fue quien indicó a Ugarteko que la situación estaba controlada y no hacía falta cargar, y se encuentra procesado en el caso.
Paradoja en la Fiscalía
En torno al caso por la muerte de Iñigo Cabacas, en los últimos días se han producido dos declaraciones sobre la materia del fiscal superior de la CAV, Juan Calparsoro, en las que por una parte mostraba su impresión de que la instrucción de la causa irá todavía para largo, al tiempo que sostenía –esta vez en sede parlamentaria– que en su opinión la fiscal del caso debería tener una actitud más «proactiva» e «impulsar la investigación».
Siendo la Fiscalía una institución jerárquica, resulta difícil de entender que el fiscal superior no sea capaz de que su posición en esta instrucción sea seguida por la encargada directamente del caso, cuya indolencia en los interrogatorios, por ejemplo, ha sido varias veces puesta de manifiesto por la acusación que representa a la familia Cabacas.