ATHLETIC 3
APOEL NICOSIA 2
«Beste bat», entonó por un suspiro la grada de San Mamés con el 3-1 en el luminoso, nueva remontada incluida, y su equipo volcado sobre la meta chipriota, agolpando ocasiones y remates, córners y llegadas, tantos como venía de malograr en la primera mitad. Y tanto perdonó que con el tiempo reglamentario casi cumplido, en uno de los esporádicos avisos que el rival anunció, llegó el gélido 3-2 que deja la eliminatoria en el aire a la espera de un partido de vuelta que los leones deberán afrontar con carácter y sabedores de que son superiores a un APOEL que sin demostrar mucho se va con un excesivo regalo. Jarro de agua fría ese segundo gol, el cual ensombrece un magnífico partido de los bilbainos en ataque, lastrado no solo por esa falta de pegada a pesar de sus tres dianas, sino también por esos dos tantos en contra para las contadas ocasiones de que dispusieron los amarillos. Uno no puede sino quedarse con la sensación de que los rojiblancos van a necesitar de la buena fortuna que no tuvieron anoche para sacar adelante un cruce que se complica por demérito propio y que obligará a demostrar las ganas por seguir adelante.
Ramiro Pinilla, en su particular homenaje literario al Athletic ‘‘Aquella edad inolvidable’’, viene a decir que «uno de los encantos del fútbol es la democracia de los goles, pues tiene el mismo valor uno de ensueño que otro metido con el culo». Y es que el mismo valor tuvo ayer el que ayudó a equilibrar el tanto chipriota, en el que el chutazo a lo que salga de Balenziaga tropezó en dos defensas y el larguero antes de alojarse en la red, que el tercero de la noche culminado por el velocista y desequilibrante Williams tras una combinación en cordada que acabó en golazo. La grada de San Mamés terminó pidiendo más pero no tanto por la factura de los goles sino por el vendadal de ocasiones malogradas. Podría haber acabado en goleada y, al contrario, lo hizo con un regustro muy amarago. Ver para creer que los bilbainos vayan a viajar al ‘infierno’ chipriota con solo una renta de un gol.
El Athletic, con la sorpresa de Iturraspe por San José como pareja de baile de Beñat, salió desde el minuto uno no solo a por el partido sino también a por la eliminatoria y para los veinte de juego había malogrado ya hasta tres inmejorables ocasiones de abrir el marcador. Con lo que no contaban, o sí, porque los rojiblancos no andan especialmente atinados cara a portería, es que por una cosa o por otra, el gol se les iba a tragantar tanto. Primero la poblada defensa chipriota sacó un balón que la grada veía en la red a triple remate a bocajarro de De Marcos, Williams y Yeray. Fue como jugar por primera vez al petaco. Pues nada. Apretaban los leones ante un APOEL que retrocedía metros y al cuarto de hora llegaba el segundo aviso de la noche, un centro de Raúl García que tras tocar en un defensor obligó al guardameta holandés a un paradón cuando la pelota ya se veía dentro. Apenas cuatro minutos más tarde, primera de las incontables internadas por banda de Williams, centra medido y allí aparece por sorpresa Muniain para marcar todos los capítulos del remate de cabeza pero para enviarla por encima del travesaño. Increíble pero cierto, los bilbainos, que en nada se parecían a ese Athletic especulador de la Liga en casa, se llevaban las manos a la cabeza sin premio a su empuje y dominio.
El APOEL no daba señales de vida en las dominios de Iraoiz y cualquier intento de salir a la contra era cortocircuitado o bien por Iturraspe, como primer cordón sanitario, o detrás por un impecable Yeray, convertido en auténtico ‘Tigre de Mompracen’ en el eje de la zaga. El Athletic amenazaba pero no daba y el rival aprovechó para estirarse, pero lo justo, porque en cuanto Williams se enchufó del todo, volvió a poner en jaque a la zaga chipriota. Nuevas ocasiones, un equipo local volcado... y Efrem que le coje la espalda a De Marcos y de parábola hace el 0-1. Helados. Por suerte, ahí estaba Balenziaga para generar el empate tras una disparo previo del omnipresente Williams. Con 10 remates a favor y uno en contra se iba el Athletic a vestuarios.
A vuelta del descanso, primeros minutos fríos y de nuevo el Athletic a la carga. Por sorpresa, Valverde mueve banquillo y da entrada a San José y Lekue por Iturraspe y Balenziaga, movimiento decididamente ofensivo del técnico que daría pronto su resultado. La presión del navarro da su fruto, Muniain asiste a Aduriz y el goleador rojiblanco pone la ventaja en el marcador. Lo más difícil estaba hecha, y los leones estaban decididos a ir a por el tercero. La tuvo un sobresaliente Muniain a centro de Williams, replicó el APOEL con un cabezazo que Iraizoz sacó de manera milagrosa pegada al poste, el partido se descontroló por momentos, los bilbainos no dejaban de intentarlo y el fruto llegó en esa jugada colectiva que Williams certificó con el tercero. Y de ahí a por el cuarto, merecible y buscado, pero plausible esfuerzo que acabó en ese minuto 90 con el gol visitante que nadie se esperaba.
De lo que pudo ser a lo que al final fue. De la goleada a un solo gol de rédito. Tocará apretar los dientes en Nicosia y no acordarse del partido de ayer. El Athletic es mejor y debe demostrarlo.
Incidentes el día antes y en la previa del partido
Estaba previsto que pasara y pasó. Un herido leve con algunos cortes y algunas personas identificadas por la Policía fue el resultado de la pelea que tuvo lugar la noche del miércoles en la zona del Teatro Arriaga entre, entre seguidores del Athletic y ultras neonazis del APOEL. Ayer, los incidentes se reprodujeron junto al campo, antes del encuentro, con lanzamiento de objetos, lo que obligó a intervenir a la Ertzaintza que vigilaba la comitiva de hinchas foráneos. Al menos hubo un detenido luego en otro incidente en la puerta de acceso de los ultras del APOEL al campo.