Martxelo DÍAZ
IRUÑEA
Entrevue
ARITZ ROMEO
CONCEJAL DE SEGURIDAD CIUDADANA DE IRUñEA

«Queremos policías que sean parte de la vida de los barrios»

El Pleno del Ayuntamiento de Iruñea aprobó la semana pasada (con los votos a favor de EH Bildu, Geroa Bai, Aranzadi y PSN y la abstención de UPN e I-E) el nuevo Plan de la Policía Municipal, que tiene como objetivo superar el modelo represivo impulsado durante la jefatura de Simón Santamaría.

El Pleno del Ayuntamiento de Iruñea aprobó la semana pasada el nuevo plan de la Policía Municipal, uno de los ejes del cambio en el ámbito municipal.

El Plan de la Policía Municipal es una de las bases del cambio en Iruñea. Convendría recordar de dónde venimos en este ámbito.

En materia de Policía Municipal venimos de unos años convulsos, en los que el carácter muy marcado de un Jefe como Simón Santamaría, que fue militar en su momento y que estuvo 16 años, creó una marca importante. Se desarrolló un modelo que tendía a la integralidad y que en realidad fijaba una policía de respuesta. Han sido unos años muy convulsos en las relaciones internas. Hemos heredado una plantilla con un grado de crispación muy importante, lo que condiciona la forma de actuar a posteriori. Se caracterizó por ser una policía que se enfrentaba directamente con el tejido asociativo de los barrios, en lugar de interactuar y trabajar conjuntamente. Con ese pasado, nos vimos ante la obligación de recomponer esa situación. En primer lugar, había que recomponer las relaciones internas dentro de la plantilla y también las relaciones de la Policía Municipal con la propia sociedad. Además, había que hacerlo avanzando hacia un nuevo modelo de proximidad estratégica.

¿Cuáles son las características de ese nuevo modelo?

En primer lugar, que la Policía Municipal debe ser una policía netamente local. Eso significa que tiene que estar enraizada, fuertemente arraigada, en el entorno en el que se mueve. En el caso de Iruñea, en la propia ciudad. Por otro lado, es fundamental recuperar una relación de trabajo en común, de interactuación, de aportación con el tejido asociativo. Es decir, la Policía Municipal tiene que estar ejerciendo la escucha activa con los colectivos de los barrios, con el comercio, con la hostelería, con todos aquellos que hacen ciudad. Porque la Policía Municipal, al ser una policía propia de Iruñea, tienen que caracterizarse por tener un conocimiento muy profundo de lo que está pasando y ser un actos más de los procesos vecinales y comunitarios.

¿Es lo que se llama policía de proximidad?

Efectivamente. La policía de proximidad surge en la década de 1980 en una sociedad muy diferente a la actual. En Pamplona hubo unos conatos cuando era alcalde Julián Balduz. Los policías que tienen mayor edad, que conocieron aquello y que estuvieron trabajando como policías de barrio, lo recuerdan como un momento entrañable. El problema es que para ejercer un modelo de proximidad clásico es necesario un gran despliegue por el territorio y el Ayuntamiento no puede asumir ese coste de plantilla. Además, Iruñea ha crecido mucho urbanísticamente desde entonces y, sobre todo, la sociedad se ha complejizado mucho. Hay nuevos iruindarras que vienen de otros orígenes, de otras culturas. Eso hace que la sociedad y los procesos sociales y vecinales que se dan en Iruñea, como en otras ciudades de nuestro entorno, sean más complejos. Por tanto, a la hora de diseñar políticas públicas de seguridad ciudadana hay que tener todo eso en cuenta y los modelos de los años 80 tienen que adaptarse a la realidad del siglo XXI. Por eso adoptamos ese modelo. No lo hemos inventado nosotros. Se está aplicando también en Badalona, Barcelona, A Coruña, Madrid o Zaragoza, en ciudades que han optado por el cambio. En este proceso, no solo construimos un nuevo modelo para la Policía Municipal de Pamplona, sino que mostramos a la sociedad que es posible hacer las cosas de otra manera, incluso en cuestiones a las que la izquierda clásica le ha costado entrar, como la seguridad.

En el proceso llevado a cabo en Iruñea se ha apostado por la participación.

Sin duda. No solo se ha apostado por la participación, sino también por la transversalidad. Empezamos el proceso hablando con mucha gente del Área. Además, el Ayuntamiento organizó un estudio sociológico en los diferentes barrios, creando grupos de trabajo en los que cualquier ciudadano o ciudadana podía acudir. Nos interesaba que la ciudadanía nos dijera cómo veía la Policía Municipal, qué problemas de seguridad percibía en su barrio y qué quería que fuera la Policia Municipal. Nadie había preguntado nunca a la ciudadanía qué Policía Municipal quería. Lo hemos hecho también mediante una encuesta amplia. Obtuvimos un resultado, que era previsible, que señalaba que hacía falta que la Policía Municipal fuera más próxima a la ciudadanía, que atienda a sus necesidades. Además, hemos trabajado mucho con la plantilla. Son incontables las veces que nos hemos reunidos con sindicatos. Hemos creado una mesa de trabajo que se ha reunido todos los meses. Y a la hora de elaborar el plan director y el reglamento se ha hecho un trabajo específico con la plantilla. Hemos trabajado también con los grupos municipales porque no queríamos hacer la Policía Municipal de EH Bildu o la del equipo de gobierno. Queríamos hacer la Policía Municipal de los iruindarras. El modelo debía tener el mayor nivel de consenso posible.