Arantxa MANTEROLA
BAIONA
Entrevue
TXETX ETCHEVERRY
«ARTESANO DE LA PAZ», DETENIDO EN LUHUSO

«Si se puede, el desarme se hará antes de las elecciones»

El foro de Biarritz que celebra su sesión principal mañana pone en primer plano de nuevo la cuestión pendiente del desarme y la aportación de los llamados «artesanos de la paz». Etcheverry destaca lo que han logrado ya y subraya que siguen en ello.

Ni la detención de diciembre ni la insistencia de Madrid y París en un desarme exclusivamente policial han disuadido a quienes tomaron la iniciativa en Luhuso de que renuncien a esta labor pionera. Txetx Etcheverry deja claro además que no solo tienen determinación absoluta, sino también criterios muy claros.

A los participantes en la iniciativa de Luhuso les han denominado «artesanos de la paz». ¿Qué son, quiénes son los artesanos de la paz?

Se nos dio ese nombre cuando estábamos detenidos, no era nada previsto de antemano. Los «artesanos de la paz» seríamos ciudadanos de Iparralde y del Estado francés particularmente preocupados por una situación absurda; a saber, que hay una organización que desea sellar, inventariar y desarmar su arsenal a la que los gobiernos francés y español le impiden hacerlo. Estamos preocupados por este mantenimiento artificial de una situación de tensión, tras una lucha armada que ha cesado pero que se quisiera hacer perdurar con detenciones, etcétera. Sentimos una cierta responsabilidad, sobre todo entre activistas que habíamos luchado para que ETA parase la lucha armada, que se lo habíamos pedido convencidos de que ponerle fin permitiría precisamente pasar a otro estado de cosas y desbloquear ciertas situaciones. Ante esto, algunos nos planteamos la cuestión y entramos en contacto con ETA. Hemos ofrecido nuestra disposición a ayudar a desbloquear la situación, en particular respecto al desarme, ya que veíamos que los militantes de ETA estaban siendo detenidos al menor movimiento, cuando solo intentaban ordenar e inventariar su arsenal para permitir operaciones de desarme. Hubo un diálogo con la organización y concluyó en esta delegación política y técnica de la responsabilidad del arsenal, que queremos asumir hasta el fin, al desarme total.

Esa primera operación en Luhuso debía tener su continuación pero la Policía la paró técnicamente. Sin embargo, políticamente las detenciones nos permitieron alcanzar nuestros objetivos, que eran acelerar y poner la cuestión del desarme en el centro de la agenda, al menos de la agenda del Estado francés. Es lo que sucedió gracias a una movilización masiva y muy diversa en cuanto a las tendencias políticas.

¿Les sorprendió la dimensión de esa movilización?

Sí y no. En cuanto a la cantidad de cosas organizadas en tan poco tiempo, sí fue bastante sorprendente. Pero estábamos convencidos, y por eso hicimos lo de Luhuso, de que nuestro gesto correspondía a una demanda social mayoritaria de Iparralde. Sabíamos que aquí, desde hace cinco años, electos, diversos movimientos y asociaciones, gran parte de la población, pedían que el Gobierno francés se implicara en el proceso de paz, el desarme, etcétera. Esa demanda mayoritaria no era escuchada y no tiene respuesta todavía. Lo que ha sucedido después de Luhuso es escandaloso. Que 700 electos, más de la mitad de los alcaldes vascos, todos los parlamentarios, hayan depositado oficialmente en la Subprefectura de Baiona una carta pidiendo al Gobierno implicarse en el proceso de paz y que la sociedad civil no tenga que ocuparse de ello en su lugar y a que a día de hoy sigan sin respuesta, lo dice todo. También vemos que el presidente de la nueva Mancomunidad Vasca y el del Biltzar de Alcaldes han vuelto a escribir recordándo que no hay respuesta al correo del 23 de diciembre de 2016... Son la mayoría de electos, de todas las tendencias, desde republicanos a abertzales, y el Gobierno ni se digna a responder. Esto es anormal, toda la situación es anormal.

En declaraciones recientes de unos y otros, se ha dado a entender que estando a las puertas del final de la presidencia de Hollande hay que darse prisa, que hay que hacer las cosas rápido. ¿Temen quizás que con el próximo presidente las cosas vayan aún peor?

Hoy en Francia estamos en una situación bastante extraña. Es difícil predecir qué panorama político habrá tras las elecciones presidenciales y legislativas. Es muy posible que después se dé una situación que haga todavía mas difíciles estas cuestiones. Por ello hemos tomado la decisión de que hay que cerrar este tema antes de las presidenciales. A partir de ahí, hay dos escenarios: o eso se hace con el Gobierno, y le hemos trasladado propuestas de manera directa e indirecta para cooperar y posibilitar un desarme ordenado y seguro, o será preciso que la sociedad civil, de la manera más compartida posible, lo haga. Insisto; no debería ser la sociedad civil la que se ocupara de esto, pero no podemos dejar que la situación se pudra todavía durante años. Si el Gobierno no asume su responsabilidad, nosotros [los «artesanos de la paz»] lo haremos.

Las propuestas indirectas, vía declaraciones, prensa, electos… son conocidas. ¿Puede decirnos algo más sobre las directas?

No. No puedo.

¿Por qué el Gobierno francés iba a hacer algo distinto ahora, a unas semanas de finalizar su mandato, cuando estos cinco años ha estado haciendo seguidismo total de Madrid?

Porque Luhuso ha hecho mover todos los esquemas. La prueba es que hay diferentes señales diferentes a posteriori. Por ejemplo, las palabras de Jean-Marc Ayrault. Y ha demostrado que si el Gobierno no se ocupa, lo harán ciudadanos dispuestos a ellos y les van a crear un problema político. Ciudadanos que tomarán riesgos jurídicamente porque el Gobierno no quiere ocuparse. Ya se ha visto cuando un grupo pequeño de personas hemos intervenido con el 15% del arsenal, se puede imaginar lo que producirían muchas más personas ocupándose de desmantelar el resto. Pienso que el Gobierno debe tener interés en gestionar él mismo esta cuestión porque es lo mejor para todo el mundo.

Junto a ello, el desarme ordenado puede desbloquear muchas otras cosas y puede permitir llenar de contenido todo un proceso de paz en todos sus ámbitos: víctimas, reconocimiento, presos, exiliados, memoria, justicia transicional, bases de una nueva convivencia… Todo el mundo, todas las sensibilidades políticas tienen algo que ganar. Es lo que ha mostrado nuestro arresto; todos, socialistas, verdes, republicanos, abertzales... estaban allí. Tras mi intervención en la estación de Baiona cuando llegué de París, en la que insistí sobre nuestra determinación de ir hasta el final de nuestra iniciativa, un electo republicano llegó a decirme que «esa es la hoja de ruta de los próximos meses». No hay que pensar que son los abertzales los únicos que se se sienten concernidos por esta cuestión, sino que será beneficioso para todo el mundo. Es lo que habría que conseguir explicar también en Hegoalde. Y creo que el foro de Biarritz jugará un papel importante en ese sentido porque será una tribuna pedagógica para evidenciar que el desarme es algo que puede desbloquear las otras facetas del proceso y hacer que avance en la buena dirección.

Entonces, ¿contemplan el desarme de ETA como la llave?

Es algo que mientras no esté resuelto seguirá bloqueando otras cosas e impidiendo avances. Por algo será que los dos gobiernos intentan bloquearlo. La resolución les incomoda porque rompe esa tensión mantenida artificialmente y permite estudiar de modo compartido por todas las diferentes sensibilidades cómo abordar el resto de cuestiones que posibiliten un proceso de paz duradero y justo.

Además, hay otro aspecto que ha guiado nuestra iniciativa, y es que el final que desean los dos gobiernos, es decir, prolongar esta situación otros cuantos años deteniendo poco a poco hasta el último militante, encontrar los zulos de armas, etcétera, es un escenario de aplastamiento total, de búsqueda de la humillación, o sea, todo lo contrario a un fin dialogado o digno. Y lo hemos visto en la historia de todos los conflictos del mundo: cuando alguno termina de esta manera, se deja un germen de revancha que puede llegar a generar otro conflicto incluso peor que el precedente.

Estas últimas semanas y días se están creando ciertas expectativas en declaraciones, filtraciones... como si algo se estuviera preparando por parte de sectores de la sociedad civil conjuntamente con los representantes de la comunidad internacional e incluso instituciones como los gobiernos de Gasteiz y Nafarroa.

Bueno, el foro será lo que se ha anunciado, es decir, un momento y un espacio explicativo respecto a lo que el desarme puede aportar al proceso de paz. Se hará en base a experiencias de diferentes países y a análisis de especialistas de resolución de conflictos y de los agentes locales, como el del presidente de la Mancomunidad Vasca, Jean-René Etchegaray, que hablará en nombre de los electos de aquí que han interpelado al Gobierno francés. Estarán también los «artesanos de la paz» que expondrán su análisis del momento actual y también su visión de la evolución de las cosas. No habrá ninguna decisión o anuncio en ese marco. Ahora bien, las cosas llevan su marcha, desde Luhuso no hemos parado de trabajar. Por el momento se trabaja discretamente, con la confidencialidad que requieren estas cosas. No nos expresaremos hasta que llegue el momento. Respecto a las filtraciones que he visto en prensa, primero no reflejan la realidad de las cosas, y segundo no ayudan a que se hagan con la serenidad debida. Lo que es cierto, y ya lo hemos dicho y reiterado, es que nosotros no vamos a esperar años para encarrilar el tema del desarme. Las cosas se harán en un futuro próximo y, si se puede, antes de las elecciones presidenciales.

La necesidad de una cobertura legal para las personas que tratan de ayudar al desarme es una cuestión que está también sobre la mesa.

Estamos bajo control judicial, con la prohibición de salir del territorio del Estado y de vernos entre nosotros, y a la espera de la instrucción judicial. Sobre el tema de la legalidad, nos gustaría hacer las cosas del modo más legal posible. La condición para ello sería que el Gobierno francés acepte cooperar con nosotros. Si lo rechaza, estaremos obligados a situarnos fuera de la legalidad al proceder nosotros mismos al desmantelamiento del arsenal de ETA pero, por contra, tendremos toda la legitimidad que nos da la mayoría de la sociedad de Iparralde para resolver esta cuestión que, recuerdo, concierne en primera instancia al Gobierno francés puesto que dicho arsenal se encuentra casi exclusivamente en territorio francés. Ahora bien, hay que dejar bien claro lo que supone para nosotros estar fuera de la legalidad. Se trata solo de desmantelar el arsenal. No hemos tenido nunca la intención –y así lo hemos manifestado– de impedir la posibilidad de identificación judicial de ese material. De hecho, en Luhuso íbamos a neutralizar las armas cortando los cañones y agujereando el tambor para hacerlas llegar más tarde al Gobierno francés. Eso sí, también hemos tenido claro que no las mandaríamos con el objetivo de provocar más represión o encarcelamientos, sino para desbloquear el proceso de paz.

¿Cómo piensan obtener esa cobertura política?

Se plantean dos cuestiones. ¿Podemos hacerlo solos? Tendería a decir que sí. Y ¿conviene hacerlo solos? Tendería a decir que no. Para mí es muy importante que haya participación de las instituciones del País Vasco porque permite hacer las cosas mejor y de manera más ordenada y legítima. Tienen un papel a desempeñar muy importante y los verificadores internacionales también tienen un cometido relevante, porque es necesario que haya un actor de este rango que atestigüe la realidad del desmantelamiento y el hecho de que afecta a la totalidad del arsenal. El criterio básico es que el procedimiento debería ser lo más compartido posible.

Entonces, aunque ustedes ya están en el punto de mira de la Justicia, tienen intención de reincidir…

Bueno, aunque los firmantes que han suscrito las cartas seamos tres, hay muchos más «artesanos de la paz» y será el conjunto quien deberá encargarse de esta cuestión hasta el final.