Las secciones sindicales de ELA, LAB, CIG (Galicia), SCAT y SEC (Catalunya) en el BBVA se concentraron ayer en Bilbo para protestar contra los despidos que está llevando a cabo la dirección de la entidad financiera.

Con el lema «BBVA despidorik ez!», los trabajadores afirmaron que «Francisco González, presidente del BBVA, y su equipo directivo siguen imponiendo a marchas forzadas la ‘transformación’. Todo internet, todo teléfono móvil». En ese contexto, dijeron que no dudan de que la adaptación a las nuevas tecnologías sea necesaria, pero sí tienen sus reparos sobre si ese «banco virtual que están creando» dará cabida a las personas.

Así, denunciaron que desde el año pasado el banco «ha iniciado una política de presión y amedrentamiento contra su plantilla por medio de despidos express». Es decir, de un día para otro les dan la carta de despido «sin que exista ningún aviso ni expediente previo». Para ello, aseguran, se obliga a los jefes a elaborar listas de trabajadoras y trabajadores a quienes «de forma totalmente subjetiva y arbitraria» se les achaca no tener suficiente «compromiso».

Aseguraron que, de hecho, el propio banco reconoce después la improcedencia de los despidos, «pero las y los afectados se quedan en la calle».

Además, subrayaron que el BBVA está ejecutando una liquidación «sistemática y programada» de la plantilla, ya que teóricamente ofrece salidas supuestamente voluntarias, «pero dejando al compañero o compañera prácticamente sin alternativa posible».

Situaciones desparejas

En contraposición a la situación de los trabajadores, criticaron que la dirección de la entidad, «con sus sueldos supermillonarios», ha decidido que «no hay sitio para los trabajadores y trabajadoras que cobran 30.000 euros brutos anuales, si llegan, y que cumplen con su trabajo de forma responsable, pero no hacen las jornadas sin límite que el banco quisiera».

En opinión de los representantes sindicales, «la dirección no asume ninguna responsabilidad por el desastre financiero que la imprudencia y avaricia de los banqueros desató en 2008, desastre que se pagó mediante el escote público, a costa del gasto social, y del empobrecimiento y sufrimiento de muchas personas».

Y recordaron que la Junta de Accionistas, que se reúne hoy, ha decidido «un reparto escandaloso de millones de euros para directivos y accionistas».