Pablo CABEZA
BILBO
Entrevue
JAVIER MARCOS
GUITARRA, VOZ Y SINTES DE EL CAPITÁN ELEFANTE

«Las canciones suenan con guitarra y voz, luego añadimos sal y especias»

Los hermanos Marcos fundan Arde Asia a finales de la década de los noventa, con el rock aún como barniz de la mayor parte de la escena vasca. A primeros de 2013 el cuarteto perfila cintura y debuta como El Capitán Elefante con «Nuevas coordenadas», cuatro años más tarde y con el inciso del ep «Agoraphobia» en 2015, llega «Un millón de hombres», diez canciones de estética indie-pop-rock actual y pegadiza.

El núcleo de El Capitán Elefante (Bilbo) es gente experimentada. Primero peleando a la contra como Arde Asia (Barakaldo) a lo largo de los noventa y la primera década del nuevo siglo. En 2012 inicia la grabación de su primer álbum, “Nuevas coordenadas”, título que refleja sus renovadas intenciones. El álbum les sitúa próximos a lo que de alguna manera puede llamarse indie asimilado. Canciones pop y rock que no entran en el circuito comercial pero que, tras el boom de los festivales y el éxito de bandas como Los Planetas o Vetusta Morla, pasan a formar parte de un nuevo estadio entre lo popular y el underground.

“Agoraphobia” les acerca aún más a los independientes con potencial y “Un millón de hombres”, más rockero, les deja entre las nuevas –en realidad casi todas veteranas– formaciones pop y rock que desde el indie se están convirtiendo en nombres capaces de salir del infierno para colocarse en festivales y ciertas emisoras de radio que nunca se fijaron en ellos.

“Un millón de hombre” aporta armonías, canciones pegadizas que antes no lo serían y mala leche con algunas intervenciones de sucias guitarras y rota garganta. Los arreglos se completan con puntuales aportaciones de sintes que logran dinamizar y acercar al oyente cada corte, pero sin abusar de los teclados. Pop y rock de pegada que El Capitán Elefante defiende con soltura y potencial en su segunda juventud, afirmación que podrá comprobarse este viernes 14 en el atrio de Azkuna Zentroa a partir de las 21.00. Entrada libre y dentro de la programación de Basque Fest.

Un grupo de pop y rock melódico, crispado en ocasiones, guitarrero y con cuidados detalles de sintes. Para pretender qué...

La idea era ir directos al grano, darle más importancia a la base rítmica y a las guitarras, sin demasiadas “florituras” hacerlo todo más crudo y directo, sin darle muchas vueltas a los temas, hacer lo que nos sale de las vísceras. Quizá sea eso lo que hay de fondo, un disco directo y con mucha energía con letras y melodías que se te clavan... Luego está la mano del productor, con el que conectamos desde el minuto uno y entendió lo que queríamos hacer. Ha sido muy cómodo trabajar así.

Llevan años de dedicación a la música, ¿lo que son ahora es una derivada de lo que fue o cabe pensar que El Capitán Elefante surge tras una seria ruptura con el pasado?

Cuando arranca El Capitán Elefante lo hacemos con la clara intención de proponer algo diferente y empezar una nueva etapa. Es inevitable que tenga ciertas pinceladas de nuestro proyecto anterior, ya que tres de nosotros compartíamos aquella experiencia, pero esto ha sido una ruptura. Lo estamos viviendo como algo totalmente nuevo. Lo hemos cambiado todo, instrumentos, local, estudio y forma de trabajar y nos hemos ido hacia sonidos más duros. Hemos abandonado la melancolía que caracterizaba a Arde Asia y estamos en una etapa mucho más salvaje. Nuestra segunda juventud.

¿Se harta uno o ven que no es contraproducente que se les sitúe al lado del indie mainstream?, lo que hace unos años era minoría casi invisible y hoy género y actitud en ascenso.

Llevamos muchos años haciendo la música que nos sale, sin pensar si encaja en un estilo o en otro. Etiquetas nos han puesto unas cuantas, algunas muy divertidas... Power-pop, rock, indy... Pensamos que llegar al público no depende de una etiqueta, la gente no es imbécil.

A pesar de la variedad, «Un millón de hombre» es muy coherente». Se le percibe centrado en composición y la estructura de arreglos, parece que tienen claro tanto el estilo como no despistarse a pesar de su amplia cultura.

En el grupo escuchamos mucha música, de todos los estilos que puedas imaginarte. Tenemos gustos muy dispares y a la hora de decidir qué temas llevamos adelante y cuáles no, solo nos ponemos una condición: que nos guste aunque sea un poco a tos. Luego, cada uno tiene sus preferidas. Tampoco le damos muchas vueltas a los temas, creemos que cuanto menos los retoques más frescos y directos quedan. Normalmente, las canciones suenan con una guitarra y la voz, luego solo es cuestión de añadirle la sal y las especias.

«Xanadú HD» es una canción que dedican a la ELO (Electric Light Orchestra), con álbum de igual título y banda sonora de la correspondiente película junto a Olivia Newton-John. ¿Cómo se unen?

“Xanadú” es una de esas melodías que tengo grabada desde que era pequeño, creo que la primera vez que la escuché tendría 8 o 9 años. Durante toda mi vida la he tenido ahí, instalada en la puta cabeza. A veces la única manera de que se vayan es grabándolas. Una vez que están grabadas, parece que se borran del archivo dejando hueco. Tendremos que hacer un disco de versiones porque también tengo grabada la de “Video killed the radio star”, de Buggles, y “Es una lata el trabajar”, de Luis Aguilé.

Qué ocurre en Nueva York para una letra tan incisiva en texto: «Dios vive en Nueva York», y una de las canciones de ritmo más contundente y rockera.

Quizá sea la más crítica del disco. Ya lo decía la Polla Records: “Si en Londres les pica un huevo, aquí todo el mundo se arrasca...”. Con Nueva York, pasa más de lo mismo. Superman vivía allí...

Letras desesperadas, con mucho desamor e historias con acabados complicados... En ocasiones son realmente despiadadas. ¿Heridas de la vida a ritmo de pop y rock?

A veces la vida es despiadada, pero también hay historias que merecen la pena. Digamos que son las dos líneas que llevamos en las letras: una cruel, truculenta, oscura y otra más optimista y alegre, como la vida misma. Solo tienes que mirar a tu alrededor, cualquier ser humano podría tener su propia canción.

Formalmente no, pero «Sísifo», que es una de las canciones con más fuerza del disco, tiene un toque Doctor Deseo por la forma de cantarla y giros vocales. Un corte muy potente. En directo tiene que ser un punto de apoyo muy fuerte.

Es uno de los temas más cañeros y oscuros que tenemos; en directo es un tsunami. Quizá tenga ese toque a la hora de cantarla un poco arrastrado que tenían Doctor Deseo en sus primeros discos, no es la primera vez que nos comparan, pero creo que llevamos caminos muy distintos. La verdad es que ha quedado muy potente, tanto en el disco como en directo, sí.

Fluyen las guitarras, pero no olvidan las posibilidades de los sintes. Además les apoya Pedro J. Monge, que ha sido el productor.

Creemos que cada uno debe hacer su trabajo: el músico componer y tocar; el técnico hacer que suene; el sello y mánager procurar que el grupo esté activo y de conciertos... Si pretendes inmiscuirte en el trabajo de los demás, no vas a hacer el tuyo al 100%. Pedro se metió de lleno en la producción y colaboró en arreglos de sintes y secuencias. Algunos los hacía yo en casa y él los mejoraba en el estudio y otros están creados directamente por él. La idea era esa, contar con alguien que viera las canciones desde fuera. Hay un momento que estás tan dentro y las has tocado tantas veces que pierdes objetividad y contar con un productor es muy importante.

El Capitán Elefante –con cambio de bajo, Juan Luis Arribas por Lander Urgoiti– presenta su disco de mayor potencial. Ahora es el tiempo de que canciones tan inspiradas como “Con los ojos abiertos”, “Sísifo”, “El capitán”, “Xanadú HD”, “Contigo al fin del mundo o “Enfermos de tristeza” sean capaces de filtrase por las abstractas rendijas de la popularidad. De momento siguen sumando y ya cuentan con numerosas fechas en su calendario.