Hoy por hoy, el Atlético es notablemente superior a Osasuna, un rival en la cola de la tabla clasificatoria y sin recursos reales para poner en un aprieto este sábado al bloque rojiblanco, que, mientras reponía fuerzas de hombres claves en su esquema para Leicester, ha ganado sin sobresaltos.
Y lo ha hecho vaciarse en exceso. Al borde de la media hora, tres ocasiones del Atlético; la tercera, una jugada individual del belga Yannick Carrasco, ha sido gol, con un tiro raso ajustado al palo.
Un desborde muy al estilo del extremo, de esos en los que agarra el balón desde un costado, se va hacia el centro, recorta hacia afuera y lanza un derechazo raso junto al poste, imparable para Sirigu y para Osasuna, superado antes y después de ese tanto, sin reacción.
Por ahí, antes del descanso, ha habido un tiro desviado de Fernando Torres, mientras Giménez era el dueño del centro del campo. El uruguayo, readaptado por las circunstancias de las lesiones a esa posición en varios tramos de este 2017, ha tomado el mando de esa zona ante Osasuna.
A su potente juego aéreo le ha sumado colocación, pase largo, concentración, manejo de los ritmos, alguna arrancada adelante, como la que ha rematado mal por milímetros Ángel Correa, e incluso algún regate. Muchas de las cualidades que se le piden a un medio centro, con un matiz: una tarjeta amarilla en el minuto 25.
También ha sido protagonista Nico Gaitán. Primero por sus detalles, de indudable clase, y después por el magnífico centro, por potencia, rosca y dirección, que le ha puesto en la cabeza a Carrasco para el 2-0 en el primer minuto del segundo tiempo.
Luego le ha dado otro a Torres, despejado por Sirigu, que después le ha hecho otra parada al delantero, en un partido completamente del Atlético, con el 3-0 de Filipe Luis, con dos penaltis detenidos por Sirigu, uno a Carrasco y otro a Thomas.