En la sentencia, contra la que cabe interponer recurso de apelación, se considera probado que el acusado, en junio de 2012, se trasladó con su esposa y sus dos hijos menores de edad desde Portugal al Estado español para buscar trabajo.

Todos ellos se alojaron durante 40 días en Barañain, en casa de un matrimonio con el que tenían amistad, que tenía también dos hijos menores de edad, uno de ellos una niña nacida en 2003.

La madre de la menor trabajaba en un restaurante y su esposo la llevaba todos los días en su vehículo, y la mujer del acusado también comenzó a trabajar en ese establecimiento.

Así, el acusado se quedaba todos los días en el domicilio con los cuatro menores durante el tiempo que tardaba el padre de la menor en llevar a su esposa al trabajo y regresar a casa, entre 15 y 25 minutos.

El acusado, varios de esos días, llevaba a la menor a su cuarto y abusaba sexualmente de ella, unos hechos que se repitieron cuando, en la primavera de 2014, el hombre volvió a alojarse durante cinco meses en casa de este matrimonio, en esta ocasión en Iruñea.

La menor contó lo sucedido el 1 de abril de 2016 a su madre, que presentó una denuncia al día siguiente. A consecuencia de estos abusos, la menor padece secuelas psicológicas.

En la sentencia se condena al acusado a diez años de prisión, cinco por cada delito de abuso sexual, y se le prohíbe acercarse a la misma menor a una distancia inferior a 400 metros durante un periodo superior en cinco años al de cada una de las penas de prisión.

También se establece para el acusado el régimen de libertad vigilada durante seis años y se le condena a pagar una indemnización de 30.000 euros.