No sé si ustedes saben quién es Higini Clotas. Les cuento. Clotas, miembro fundador del PSC, fue diputado del Parlamento catalán desde la primera legislatura y ocupó un puesto en la Mesa desde 1999 hasta 2012, cuando Pere Navarro se deshizo de él, a pesar de que Clotas había participado activamente en el proceso de elaboración del nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña de 2006, formando parte de la Comisión Mixta que defendió el texto ante el Congreso de Diputados y el Senado.
A lo que iba. Clotas es hoy, a sus 70 años, un honorable político retirado de la primera línea. Su retiro es como el de muchos políticos del Régimen del 78. Ahora se le puede ver en algunos actos representando a la Fundación “La Caixa”. Clotas es un hombre encantador cuya influencia en el socialismo catalán y español fue menguando en tanto que se convirtió en un político ornamental, que formaba parte del aparato sin serlo completamente. En 1977 se había afiliado a la minúscula Federación Catalana del PSOE junto a su hermano Salvador, quien llegó a dirigir la Fundación Pablo Iglesias.
Les cuento esta historia no para afear la biografía de Higini Clotas, sino para contextualizar lo que les voy a contar. La semana pasada, el consejero Jordi Turull dio una charla en uno de esos desayunos que organiza Nueva Economía Fórum. Su intervención fue un alegato en favor del referéndum al tiempo que era una denuncia de las arbitrariedades de Rajoy, la fiscalía y los demás poderes del Estado, algo poco frecuente entre los antiguos dirigentes de CDC. En la mesa presidencial estaba sentado el Sr. Clotas en representación, claro está, de “La Caixa”, que es la que paga la fiesta. No abrió la boca y su silencio se me antojó una metáfora del descalabro socialista.
El PSC está tan alborotado bajo la batuta de Miquel Iceta, que su respaldo a las medidas represivas que viene adoptando el Gobierno del PP ante la ofensiva independentista en Catalunya va a acabar con su extinción. Los despojos de ese PSC enfurecido y los de la “casta” socialista se los va a comer Ada Colau.