Maddalen Iriarte enfocó el discurso de EH Bildu desde la premisa de que lo ocurrido en Catalunya clarifica totalmente la posición estatal. Y frente al intento de Urkullu de crear nuevas expectativas con la idea confederal, le emplazó a no hacerse «trampas». «¿Es un Estado lo que nos propone o no es un Estado? ¿Y usted cree que eso es posible con quienes mandan tropas a Barcelona?», preguntó.
Marcó una clara y tajante disyuntiva, dos únicas opciones, e interpeló de nuevo al lehendakari de la CAV sobre ellas: «¿Por qué es mejor la dependencia que la independencia?». Para Iriarte, la conclusión que hay que sacar de la posición tomada por Urkullu ante el pulso catalán es lamentable: «Usted no quiere la independencia para Catalunya, dígalo». Mientras el interpelado lo negaba con un movimiento muy leve de cabeza, la portavoz de EH Bidu estimó que la hipótesis de un Estado catalán incomoda al PNV porque dejaría en feo su estrategia hasta la fecha.
Para llegar a ese punto, Maddalen Iriarte enumeró cronológicamente las declaraciones de Iñigo Urkullu sobre el «procés», una lista que resultó demoledora. Sin levantar la voz, citó por ejemplo aquel día en que declaró a ‘‘El País’’&flexSpace;que la independencia es algo «del pasado», en la misma portada en que se veía a Francesc Homs declarando ante el Supremo por el 9N; las veces que ha recomendado diálogo («¿usted cree que le puede decir eso a Puigdemont, con todo lo que lo ha pedido?»); las apelaciones a la legalidad española en la reciente Diada («usted siempre haciendo amigos, señor Urkullu, pero amigos en Madrid»); y finalmente la afirmación de que el 1-0 no tiene garantías («el unionismo le hizo la ola, claro»).
«Esta actitud es gravísima», concluyó Iriarte. Y parafraseando dos declaraciones recientes de Urkullu, añadió: «Seamos honestos pues; usted habla de fuego, y no hay fuego sin oxígeno. Darle oxígeno al PP es incompatible con la democracia».
«Menos Europa y más España»
Esta fue la parte culminante del discurso de Iriarte, pero antes repasó la gestión de Lakua, con profusión de datos como este: en el Indice de Competitividad Regional Europea la CAV ha caído al puesto 119 desde el 103 (sobre unos 260 en total). EH Bildu ve ahí la prueba de que «cada vez nos parecemos menos a Europa y más a España».
También puso sobre la mesa que «cada día de este gobierno, incluidos sábados y domingos, se han perdido diez empleos, y eso son hombres y mujeres con nombres y apellidos que viven en este país». Citó igualmente a 59.000 personas en situación de pobreza real, «y no diga que no hay dinero. ¿Dónde está ese crecimiento del que habla? En los bolsillos de siempre».
Egibar se enreda en los acuerdos PNV-PP y en la democracia
Joseba Egibar es portavoz parlamentario del PNV desde 1998 y reconocido unánimemente como uno de los más brillantes en esta cámara, pero ayer su fama bajó varios enteros. La intervención provocó incluso carcajadas cuando afirmó que EH Bildu «nos une al PP y no se sabe por qué, han construido un relato». Cuando intentó arreglar el desliz fue peor, porque espetó a Iriarte y sus compañeros que si el PNV zanja sus acuerdos con Rajoy «no nos preguntéis cada semana cómo va lo de la política penitenciaria con el PP. Si rompemos, rompemos».
Antes de ese momento, Joseba Egibar había intentado defender la propuesta confederal de Urkullu, pero también sin excesiva convicción. Aseguró que la fórmula es idónea porque conjuga el principio de legalidad con el democrático, pero admitiendo a la vez que ha sido el «pisoteo» de esa voluntad democrática por parte de Madrid el que ha forzado a Catalunya a recurrir a la vía unilateral. Y terminó este pasaje asumiendo que «ya sabemos que es difícil lograr lo que planteamos, pero no nos gusta el papel de espectadores».
Al mismo tiempo aseguró Egibar que «necesitamos estructuras de Estado. ¿Dónde está el problema?». Habrá que preguntárselo al PP...R.S.
Elkarrekin Ahal Dugu: «Oasian» ez da giro
R.S. |
«Euskal oasiaz» mintzo da EAJ askotan, eta irudi horri aurre egin zion Elkarrekin Ahal Duguren interbentzioak, batez ere Lander Martinez eledunaren tarte luzean (Jon Hernandez Ezker Anitza-IUko ordezkariarekin banatu zuen denbora). Datu lazgarri bat utzi zuen aretoan, gure gizartean dagoen desorekaren adierazle: Bilboko Abandoko geltokitik Erandioko Astrabuduko geltokira dagoen tartean bizi itxaropenean ia hamar urteko aldea dago.
Martinezi ez zitzaion batere gustatu Urkulluk ohiko duen egitasmoen zerrendatze luze hura. «Gobernu baten ekimena ez da pisuaren arabera neurtzen, giza kalitatearen arabera baizik», esan zuen. Egoera zailean dauden herritarren gertu ez egotea egotzi zion Gobernu taldeari, hainbat egoeratan erantzukizunik ez hartzea eta akatsak ez onartzea. La Naval-en auziari denbora apurra eskaini zion Martinezek, bidean Urkulluren eta Tapia sailburuaren artean izandako kontraesanak eta gorabeherak nabarmenduz: «A zer desastrea!», ziurtatu zuen.
Oinarrizko errentaren inguruan, Patxi Lopezen garaietan buruturiko %7ko murrizketa ez dela zuzendu ekarri zuen gogora Martinezek: «Krisialdiaren garai okerrena igaro bada, zergatik ez da konpondu?». Oraindik larriagotzat jo zuen «errua txiroei botatzeko PPren olatu horretara igo zaretela». Azkeneko agerraldia ikusita, Bizkaiko ahaldun nagusi Unai Rementeria PPko Javier Marotoren pare jarriko ote den galdetu zuen.
Prekaritatea sakon kritikatu zuen Hernandezek hasierako partean, EAJren eta PSEren politikari egotziz errua. Katalunian demokraziaren aurkako erasoak salatu zituen, ezer baino lehenago. Amaitu ere horrekin amaitu zen Martinezen hitzaldia, EAJ zuzen-zuzen seinalatuz: «PPrekin hitzarmenak egiteko izan duzuen eskrupulu faltagatik ari da gertatzen hori. Eta Estatutua oraindik osatzeke bada, ez da soilik zentralismoagatik, zuek historikoki salerosketa horretan ibili zaretelako baizik».
El PSE se postula como la fuerza central que acuerda con todos
El PSE fue lógicamente, como socio del Gobierno que es, quien menos tuvo a Iñigo Urkullu en mente y quien más tiempo dedicó a reivindicar su labor propia ante la ciudadanía. Idoia Mendia situó a su partido en la centralidad del país con un argumento poco rebatible a tenor de los hechos: llega a acuerdos con todas las fuerzas. «Sin exclusiones ni vetos», argumentó una y otra vez. Así, puso en valor el pacto de legislatura («es una apuesta de país y acertamos»), pero también acuerdos concretos con EH Bildu (citó la declaración en favor de la subida de salarios) y en menor medida con Elkarrekin Podemos, con quien el PSE tiene más rivalidad electoral y suele chocar más en estos discursos. También se jactó Mendia de la interlocución con colectivos sociales para temas como ayudas públicas frente a la exclusión.
Su discurso sí se pareció más al de Alonso cuando se presentó como el partido que garantiza que el PNV no emprenderá «aventuras» en el tema del nuevo estatus: «Estuvimos en la transversalidad de 1936 y en la de 1979, y estaremos también ahora», afirmó sobre la ponencia de autogobierno en marcha, pero siempre en clave de mera reforma estatutaria. «Hay certeza de que no nos asomaremos al abismo de hace una década –aseguró Mendia en referencia al Plan Ibarretxe–; hay certeza porque ahora estamos los socialistas. Queremos que los vascos voten una reforma del Estatuto en un referéndum legal», dijo frente a Catalunya.
Su posición aquí sí fue más abierta que la del PSOE en Madrid, pegado al PP. «Hoy están en juego los derechos civiles de los catalanes y nos sentimos cerca de ellos», afirmó.R.S.
El PP le hace el abrazo del oso a Urkullu
Alfonso Alonso (PP) abrió su discurso destacando que su partido apoya los presupuestos de Urkullu para garantizar la estabilidad «frente a los populismos. Su primera obligación como lehendakari es combatirlos; mire si no lo que ha pasado en Catalunya, donde excluyen de la convivencia a quienes no piensan como ellos». Este «marcaje» al lehendakari fue el hilo conductor de toda su intervención, con una carga explícita que debió incomodar a Urkullu. Un ejemplo más, esta frase: «Mientras no modifique el rumbo de lo pactado, todo irá bien».
Desde esta escenificación de superioridad (pese a que el PP solo tiene nueve escaños y el PNV 28), Alonso tampoco dudó en replicarle a Urkullu que el confederalismo no cuela: «Sería pedir que España se suicide, y además con un suicidio pactado [con las naciones sin Estado]. Ni es serio ni viable, y nos metería en un lío tremendo». Y no se cortó para calificar las 37 transferencias pendientes como «supuestas».R.S.