Iñaki IRIONDO
gasteiz

Solo Urkullu ve que haya una vía de bilateralidad con el Gobierno del PP

La intervención del Estado en Catalunya trastocó hasta las previsiones del lehendakari, que hubiera preferido no tener que referirse a la cuestión. Iñigo Urkullu se vio forzado a hablar, pero lo hizo como un equilibrista, un ejercicio que no le ahorró ni las críticas de EH Bildu y Elkarrekin Podemos por un lado, ni las del PP por el contrario.

Pleno de Política General, inicio oficial del curso parlamentario en la CAV, justo al día siguiente de que el Estado ocupara Consejerías de la Generalitat con la Guardia Civil y detuviera a catorce altos cargos por pretender celebrar un referéndum. Iñigo Urkullu añadió al discurso preparado un prólogo con el título de «reflexión inicial del lehendakari sobre el conflicto en Cataluña». Ni una sola palabra de solidaridad con los detenidos por pretender ejercer la democracia ni con el Govern que ha visto ocupados sus edificios por hombres armados. Ni una sola crítica explícita al Gobierno del PP. Llamamientos –con oferta de interlocución ante las mas altas instancias españolas y europeas– en defensa del diálogo y la resolución negociada de los conflictos políticos, como si las culpas del «enfrentamiento agonístico» del que habló el lehendakari se repartieran por igual entre ambas partes.

Como era de prever, la cuestión catalana tuvo mucho peso en el pleno de ayer en los discursos y en los gestos. Los parlamentarios de Elkarrekin Podemos llevaban camisetas de ‘‘Demokraziari bai’’. Algunos de los de EH Bildu también vestían con detalles de solidaridad con el independentismo catalán y muchos de ellos se levantaron con papeletas de voto y una estelada en el momento en salió a la tribuna el portavoz del PP, Alfonso Alonso.

Por extensión a la cuestión catalana y porque tocaba, también se habló de los caminos vascos hacia la soberanía. Y ahí, antes de plantear sus reflexiones para la Ponencia de Autogobierno (que se recogen en el texto adjunto) el lehendakari hizo una afirmación de base. Aseguró que en las relaciones de la CAV con el Estado «se ha abierto un escenario nuevo» en comparación con la «imposición, cerrazón y recentralización que se impusieron en la pasada legislatura». Ahora «la bilateralidad ha recuperado parte de su terreno». Y lo dijo al día siguiente de que el Estado ocupara con sus armas la Generalitat porque no acepta lo que la mayoría de catalanas y catalanes propone.

Para sustentar su afirmación, Urkullu puso como ejemplo los recientes acuerdos con el Gobierno español en la Comisión Mixta del Cupo y en la Junta de Seguridad. En la primera, para la negociación del Cupo en la que Madrid maneja los tiempos a su antojo. En la segunda, para que el Ejecutivo español permita a la Ertzaintza tener el número de agentes que ya se pactaron en 2004, una concesión de Cristóbal Montoro que no es específica con el Gobierno de Gasteiz, sino extendida al resto de policías autonómicas.

Egibar no lo ve

Pero mientras el lehendakari cree que hay posibilidades de avanzar con el Estado hacia un compromiso de bilateralidad, entendida como «no interferir y compromiso de pactar», Joseba Egibar no lo ve nada claro.

Así entró en su discurso el portavoz del PNV en la materia del autogobierno: «Hombre, el campo de juego es el Estado español, el ámbito de las decisiones, interferencias, recursos o no recursos, impedimentos o necesidad de acuerdos. Cabe preguntarse si ha madurado democráticamente el Estado español para que podamos abordar desde el principio democrático, combinándolo con el principio legalidad, una reforma de alcance. ¿Se ha modernizado? ¿Se ha adaptado a los nuevos tiempos? ¿Está homologado? Pues, visto lo visto en Cataluña, no parece. Ni ha avanzado, ni democratizado, ni modernizado».

En todo caso, Joseba Egibar mostró la disposición de su partido a intentarlo, aunque –precisó– «sabemos que lo que estamos planteando es una empresa difícil»

El portavoz parlamentario del partido al que pertenece Urkullu no está por tanto del todo convencido de que la bilateralidad se esté abriendo camino en Madrid. ¿Y qué dicen sus socios del PSE? Pues Idoia Mendia apuntó que los acuerdos sobre Cupo y Ertzaintza «han sido más necesidad que virtud por parte del Ejecutivo de Rajoy».

Y el PSE también quiso dejar muy claro que el compromiso adoptado con el PNV es que el acuerdo que se dé «deberá responder a la legalidad vigente».

Alonso pone freno

Tampoco el representante en el Parlamento de Gasteiz del Gobierno de Madrid avaló la base de Urkullu de que la bilateralidad está recuperando terreno. A Alfonso Alonso lo dicho por Iñigo Urkullu le pareció de una radicalidad que lo que pretende es «que España se suicide».

Pero es más, el PP ni siquiera admite que el Estatuto actual se haya incumplido. Y aunque Alfonso Alonso dijo que estudiarán el informe que presentará hoy mismo el Gobierno de Lakua sobre transferencias pendientes, dejó claro que ni es una prioridad ni ello cuestiona la validez del marco actual.

Preguntas sin respuesta

Como cabía esperar, la portavoz de EH Bildu, Maddalen Iriarte, fue la mas crítica con que después de la actuación del Estado en Catalunya «nos traten de hacer ver que nuestra relación es de bilateralidad». Pero fue más allá. Calificó de «gravísima» la actitud mantenida por el lehendakari en las últimas fechas cuestionando el proceso catalán, hasta el punto de haber sido puesto como ejemplo por el PP.

En opinión de EH Bildu, al lehendakari «le molesta que Catalunya haya llegado tan lejos», porque eso «le deja en evidencia», demuestra la falsedad de que «un pacto aquí, un arreglo allí, era lo mejor de lo mejor».

Además, Iriarte sostuvo ante Urkullu que «dar oxígeno al PP es incompatible con defender la democracia», y de varias formas distintas le pidió que se posicionara sobre si está «del lado de la democracia o de la imposición». Pero el lehendakari, aunque dio cuenta de las preguntas, no ofreció respuesta alguna.

También Elkarrekin Podemos criticó duramente que el PNV esté sosteniendo al Gobierno de Mariano Rajoy.

En este contexto, el resto de cuestiones sobre la gestión del Gobierno en estos meses quedó en un segundo plano. Urkullu, PNV y PSE defendieron que la botella está medio llena; EH Bildu y EP denunciaron las carencias sociales de su actuación; y el PP siguió ofreciéndose como socio para mantener la vía de la «moderación», con petición de bajada de impuestos.

 

De la «nación foral» de 2015 al «horizonte de Estado confederal»

En el último pleno de política general de la pasada legislatura, en setiembre de 2015, el lehendakari puso sobre la mesa el término de «nación foral», y todos corrimos tras él. En el primer pleno de política general de esta legislatura, ayer, Iñigo Urkullu sostuvo que «la salida del laberinto político territorial se encuentra en el horizonte del Estado confederal». Y el concepto volvió a tener éxito mediático.

Diríase que en cada inicio de curso es preciso plantear una expresión original, como si hubiera novedades de fondo. Y no las hay. El planteamiento del lehendakari sobre el autogobierno sigue siendo el mismo desde que Josu Jon Imaz recogió el concepto de “Concierto Político”, es decir, la traslación al terreno político de la metodología del Concierto Económico, una idea teorizada inicialmente por el filósofo Daniel Innerarity.

En su discurso de ayer, el lehendakari quiso ofrecer algunas reflexiones para los trabajos de la Ponencia de Autogobierno. Aunque el Gobierno es de coalición, el PSE se desmarcó de esas propuestas.

Iñigo Urkullu dejó clara la «premisa de que el ideal del autogobierno se encuentra en la concordia y la convivencia entre identidades diferentes, sobre la base del respeto y reconocimiento mutuo». A partir de ahí plantea que «la vía vasca toma como base el elemento legitimador de los derechos históricos [nación foral]». El objetivo sería alcanzar «un acuerdo-pacto que asuma el concepto de cosoberanía o soberanía compartida y se fundamente en competencias (poder hacer) suficiencia financiera (recursos para hacer) y bilateralidad (no interferir y compromiso de pactar)». A su entender, «Concierto Económico y concierto político son dos pilares que permiten llenar del máximo contenido y al mayor nivel los poderes efectivos de Euskadi con todas las garantías»

Urkullu no habló en su discurso tanto del derecho a decidir como del derecho a consultar. Recordó que sigue «abogando por la institucionalización del derecho de la ciudadanía a ser consultada sobre su futuro de manera legal y pactada, conjugando el principio democrático y el de legalidad».

El lehendakari propuso que el Estado asuma su «plurinacionalidad» y reconozca las «realidades nacionales vasca, catalana y gallega, además de la española». «La salida del laberinto político territorial se encuentra en el horizonte del Estado confederal», concluyó Urkullu. Después quedó claro que los dos grandes partidos españoles –PP y PSOE– no están por esa labor.I. IRIONDO