Militante de ETA desde finales de los años 70, recién cumplida la veintena, a Belen González se le ubica en el «comando Madrid» durante buena parte de los años 80. Pero fue a finales de esa década cuando su nombre sonó más fuerte, como representante de la organización armada en la mesa de negociación con el Gobierno de Felipe González en Argel, junto a Eugenio Etxebeste «Antton» –su compañero de militancia y de vida– e Iñaki Arakama. Era la primera vez que el Estado se sentaba a negociar con ETA. Al otro lado de la mesa estaban Juan Manuel Eguiagaray y Rafael Vera.
Belen Gonzalez formaba parte de la dirección de ETA desde antes. En 1987 acompañaba a Txomin Iturbe, al igual que Arakama, cuando sufrió el accidente mortal en Argelia.
Tras frustrarse el proceso de Argel, la delegación vasca fue deportada a Santo Domingo (República Dominicana), donde pasaron una larga década en difícil situación humana. En 1998 se les declaró en paradero desconocido y un año después Belen González era detenida en Pau. Ocurrió en octubre de 1999.
Para entonces ya había constancia de que había sido una de las representantes de ETA que se sentaron medio años antes con tres enviados del Gobierno de José María Aznar en Zurich. Teniendo en cuenta a las dos partes, fue la única mujer que se sentó en esas dos mesas de negociación de Argelia y Suiza.
Desde entonces nunca recuperó la libertad. Pasó seis años en cárceles francesas (Fleury, Rennes, Joux La Ville, Fresnes) y fue entregada luego al Estado español, siendo condenada a cientos de años de cárcel por los atentados de Madrid y pasando entre 2005 y 2009 por las prisiones de Soto del Real, Valladolid y A Lama (Pontevedra). En esta última se le detectó un cáncer que ha terminado costándole la vida. Fue intervenida quirúrgicamente primero en Pontevedra, a 780 kilómetros de casa, y posteriormente enviada a casa en prisión atenuada.
Por ambos motivos (la enfermedad y la situación de prisión), en los últimos años su presencia pública ha sido muy escasa. Hizo frente a su dolencia con altibajos, hasta que finalmente su estado empeoró irremisiblemente y fue hospitalizada en Donostia. En la mañana de ayer los médicos le retiraron la pulsera telemática que tenía por su situación de prisión atenuada, e inmediatamente se recibió una llamada del centro de control para preguntar por el motivo. Ha fallecido de madrugada en el Oncológico. Estaba a punto de cumplir 61 años, el próximo 23 de diciembre.