El acuerdo programático entre fuerzas independentistas para el 21D va tomando forma y ya hay un primer borrador, que esta mañana ha publicado Nació Digital. Están los puntos esperados, pero también novedades como la defensa de una negociación bilateral con el Estado –no se abre ninguna vía unilateral– o la consecución de un acuerdo «de vocación constituyente» que ensanche la base soberanista.
El documento ha sido elaborado por la candidatura de Carles Puigdemont, Junts per Catalunya, y por Esquerra, que ahora esperan sumar a la CUP. En una primera valoración en Catalunya Ràdio, el hasta ahora diputado cupero Albert Botran ha considerado que el documento no es más que «un borrador, un punto de partida», y que su formación considera que la proclamación de la República el 27 de octubre «deja el listón bastante más alto de lo que recogen estos puntos». «Tenemos que retomar la acción política allí donde la dejamos», ha añadido Botran.
Los nueve puntos
Se esperaba un acuerdo de tres o cuatro puntos y han acabado saliendo nueve, los primeros de los cuales son la libertad de los presos políticos y la retirada de los guardias civiles y policías españoles enviados en setiembre a Catalunya. También la defensa de las instituciones catalanas ante la «arbitraria aplicación del artículo 155», según consta en el documento publicado por el diario catalán.
A partir de aquí empiezan las novedades. En el cuarto punto, las dos fuerzas catalanas reclaman a Madrid que se comprometa a respetar los resultados del 21D, «sea cual sea su signo». En el quinto punto se apela a la UE, a la que se pide que «vele especialmente porque los derechos de la ciudadanía de Catalunya no sean vulnerados».
Tras puntos específicos sobre la defensa de la escuela catalana y la campaña «contra la economía catalana», las candidaturas de Puigdemont y Junqueras culminan el acuerdo con dos puntos en los que dibujan las intenciones posteriores a las elecciones. En el octavo se habla de «impulsar un gran acuerdo de país que, con voluntad democrática y vocación constituyente, ensanche todavía más por medio de instrumentos de toma de decisión y debate participativo la amplia mayoría ciudadana partidaria de que Catalunya pueda ejercer libremente el derecho a la autodeterminación». Algo que se podría entender como una apelación al proceso constituyente, si bien cabe destacar que la mención última no se refiere a la República declarada el 27 de octubre sino a un genérico ejercicio del derecho a la autodeterminación.
En el noveno y último punto, Junts per Catalunya y ERC se conjuran para «conseguir una negociación bilateral con el Estado español y al mismo tiempo con la Unión Europea, a partir del cual, sin ninguna renuncia previa por parte del Parlament y el Govern, se haga posible el acceso de Catalunya a la plena independencia y la efectiva y pacífica articulación democrática a la República catalana». Aquí sí que se menciona la declaración de independencia, aunque se rechaza para lograrla la vía unilateral, una novedad respecto a anteriores programas independentistas. Algo que, de buen seguro, será objeto de negociación y debate con la CUP.