Mikel ZUBIMENDI

Objetivo: enganchar el «vagón corso» al tren de la reforma constitucional

A tres días de la llegada a Corsica de Emmanuel Macron y preocupados por la negación de las reivindicaciones corsas, aumenta la presión con movilizaciones, con la visita puesta en la reforma constitucional de 2018 y el encaje de la cuestión corsa en la misma.

A la espera de la visita que este martes y miércoles efectuará el presidente francés Emmanuel Macron a Corsica, y tras la constatación de la cerrazón de París en las reuniones que los líderes corsos Gilles Simeoni y Jean-Guy Talamoni mantuvieron con el primer ministro y los presidentes de la Asamblea Nacional y el Senado, Aiacciu vivió ayer una enorme manifestación unitaria que aumenta la presión para que las reivindicaciones corsas sean atendidas.

El estatus de residente en la isla, entendido como único medio para frenar la especulación; la cooficialidad de la lengua, para asegurar su vitalidad; la amnistía para los prisioneros corsos, indispensable para una solución política de fondo y la transferencia de competencias a la Asamblea de Corsica, como primer paso hacia una autonomía de pleno ejercicio, siguen estando encima de la mesa, ahora con más fuerza y con la movilización activada. Y, por qué no, con la posibilidad de hacer arrancar un proceso refrendario de autodeterminación de manera unilateral que, de persistir la negación permanente de París, ponga las coordenadas políticas de la isla en otros parámetros.

La demanda de respeto para el pueblo corso y su voluntad democrática, de su identidad, de su afán de vivir y proyectarse como nación, de construir un futuro en paz y en desarrollo, reunió a las fuerzas vivas del país, a jóvenes y a veteranos militantes de la causa nacional, a sindicalistas y agricultores, a cargos públicos de diferentes tradiciones bajo el lema «Democrazia è rispettu pè u pòpulu corsu». A tres días de la visita oficial de Macron, todas las expectativas están puestas en constatar si el flamante presidente francés abre la puerta a un diálogo que inscriba la cuestión corsa en la reforma constitucional anunciada para 2018.

Llave que desbloquea y abre la puerta

El calendario presidencial francés hace que durante el mandato de cinco años, el espacio de tiempo para abordar una reforma constitucional sea muy limitado. Se hará de una sola vez y al inicio de mandato, mediante reunión conjunta de la Asamblea Nacional y el Senado en Versalles (posiblemente el próximo mes de julio), con la necesidad de obtener un apoyo de tres quintos de todos los parlamentarios. Los corsos conocen ese calendario y sus demontres. De hecho, introducir la cuestión corsa en la Constitución francesa no es un intento novedoso. En 2013, bajo el mandato de Paul Giacobbi, la Asamblea de Corsica, prácticamente por unanimidad, hizo esa demanda.

Tampoco son ingenuos los corsos. Son conscientes de que la mera inscripción de Corsica en la Constitución francesa no es ni el final ni garantía de nada. También se inscribieron en 2008, en el artículo 75-1, las llamadas «lenguas regionales», sin que ello haya supuesto ningún avance sustancial, ni siquiera la ratificación de la Carta Europea de Lenguas Regionales, que habían sido promesas electorales de Macron y también de su predecesor, François Hollande.

No obstante, en una entrevista concedida a "Corse Matin" la víspera de su desplazamiento a París, Gilles Simeoni planteaba en estos términos la cuestión: «La inscripción de Corsica en la Constitución es una primera llave que desbloquea y abre la puerta a una solución. Cuando más reseñada y reconocida sea nuestra especificidad, eso nos permitirá poner en marcha dispositivos que respondan a nuestras demandas. La revisión constitucional en sí misma no quiere decir nada, es el contenido lo que va a contar. Simeoni constató así mismo que «el Estado francés está en regresión total, incluso más que hace cuarenta años. Sigue diciendo «no» a todo». Y en tono preocupado, dejó en el aire una pregunta: «Esa actitud supone un serio problema. ¿Si el Estado no cambia, dónde está la salida?».

Las espadas siguen en alto. Una gran mayoría de corsos ha validado electoralmente una dinámica emancipatoria y democrática. Las reivindicaciones no pueden ser respondidas con un insoportable desprecio o con provocaciones nada disimuladas, ni tampoco atendidas como simples enmiendas técnicas o administrativas. Son conocidas, profundamente políticas, arropadas por un movimiento popular vibrante y unos electos al servicio del pueblo corso y de sus derechos fundamentales. Los próximos días serán claves para ver si hay voluntad y posibilidades de acuerdo o si la puerta se cierra para siempre y la llave se tira al mar.

 

«EL PRESIDENTE DEBE MOSTRAR QUE HA ENTENDIDO LO QUE LE HEMOS DICHO»

«Es una manifestación sin precedentes en los últimos años. Es enorme» se felicitó el presidente del Ejecutivo corso, Gilles Simeoni. «Es un mensaje muy fuerte que envían los corsos. Ahora corresponde al presidente de la República decir, hablar y espero que mostrar que ha entendido lo que hemos dicho hoy», añadió. Encabezada por un vehículo con el lema «Amnistía», entre numerosas banderas corsas, la manifestación reunió a 25.00 personas, según los organizadores. «Creo que hemos conseguido nuestro objetivo y que la movilización se va a mantener», afirmó el presidente de la Asamblea corsa, Jean-Guy Talamoni.GARA