En 1956 se produjo una de las olas más intensas de frío registradas en esta tierra. Quienes nacimos ese año, la conocimos gracias a lo que nos contaron años después, y es que ese temporal se quedó grabado en la memoria de la gente adulta. A partir del 1 de febrero, y durante 25 días seguidos, las temperaturas se mantuvieron por debajo de los cero grados, y el día 22 de ese mes cayeron en Iruñea a los -15 grados. Fue una de las mínimas registradas durante todo el pasado siglo en la capital navarra, y el mes más frío desde 1833.
En enero de 1945 y enero-febrero de 1954 también se habían producido intensas heladas, que volvieron a repetirse en diciembre de 1962, enero de 1963, diciembre de 1970, enero de 1971, enero de 1983 y enero de 1985.
También hubo fuertes temporales de nieve en enero de 1966, enero de 1967, abril de 1973, noviembre de 1978, febrero de 1979 y marzo de 1980, año en que nevó intensamente el primer día de diciembre.
Fueron inviernos «de los de antes», pero hay que tener en cuenta que esta es una expresión muy relativa, porque depende de la edad del narrador. Quienes hemos cruzado el río Arga de lado a lado sobre el hielo, allá por el año 1971, también hemos escuchado a otras personas de más edad que eso era «antes» bastante habitual.
Aunque muchos no lo recuerden o no lo hayan vivido, en los últimos 35 años ha habido grandes nevadas y heladas en Iruñerria. Así, en enero de 1985 comenzó a nevar el 4 de enero y la ola de frío polar, con temperaturas de hasta 15 grados bajo cero, se prolongó durante un par de semanas. Las fuentes y ríos de la ciudad se helaron, para disfrute de muchas personas. En aquellos tiempos había mucho menos tráfico y no se producían los atascos que se producen hoy en día cada vez que cae una gran nevada.
Aquel mismo año los habitantes de Iruñerria nos sorprendimos por una nevada que cayó nada menos que en el mes de mayo, concretamente el día 6, cuando la primavera ya miraba hacia el verano.
Dos años más tarde se produjo otra gran ola de frío y nieve, que comenzó el 10 de enero y se mantuvo hasta los primeros días de febrero. Muchos tuvimos que poner cadenas en las ruedas del coche para poder circular por la ciudad, cuyas calles estaban completamente blancas y heladas. Aunque no tan intensas, también se registraron fuertes heladas y nevadas en los inviernos de 1990, 1993, 1994, 1996, 2010 y 2012, con sensaciones térmicas de hasta 15 grados bajo cero en ese último año.
Este invierno de 2017-2018 también se está portando como tal. Quizás los jóvenes de hoy también repetirán dentro de unos años eso de «ya no hay nevadas como las de antes».