Joseba VIVANCO

La noche de los «Principitos»: Córdoba, Williams y Muniain

Córdoba adelantó a los leones, Williams rubricó su partidazo con un segundo gol y Muniain ajustició en su regreso a un triste Villarreal.

VILLARREAL 1

ATHLETIC 3

 

En 1943 se publicó “El Principito”, de Antonie de Saint-Exupéry, el libro en francés más traducido y leído. Hace solo unos días se cumplían 75 años de este clásico sobre los valores importantes de la vida. «Cuando uno está muy triste son agradables las puestas de sol», es una de las muchas frases involvidables que nos legó y que la podría haber firmado anoche un Iker Muniain que regresó a los terrenos de juego medio año después de su grave lesión y sentenció con un gol, el 1-3, una victoria que se nos antoja tardía en el tiempo, pero reparadora, sanadora y que reencuentra a los jugadores con ellos mismos y con el público athleticzale. «Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya» es otra de esas referencias para leer y releer. Como si en el puente aéreo a Villarreal los rojiblancos hubieran hecho caso al unísono a una recomendación editorial del bueno de Galder Reguera y su Club de Lectura en la Fundación Athletic, en el cielo del estadio La Cerámica cada uno de ellos encontró su propia estrella, cada uno estuvo a la altura de lo que su afición y su escudo venían reclamando, se alinearon los astros para que el Athletic cuajara un gran partido, donde por encima de todos ellos destacó el ‘Principito Negro’. Un Iñaki Williams excelso arriba, que no solo lideró las numerosas e incontables ocasiones de peligro ante la meta de un Asenjo que evitó la goleada, sino que premió su actuación con un tanto de esos que tanto se le resisten.

Despliegue físico hasta los minutos finales en que sufría con el ajustado 1-2 e Iker finiquitó en los últimos compases a un triste Villareal. Partido de enjundia lejos de San Mamés, de un notable nivel colectivo e individual, triunfo reivindicativo y es que como diría el niño del cuento de Saint-Exupéry, «lo hermoso del desierto es que en cualquier parte esconde un pozo». De sus aguas bebieron una y otra vez ayer los rojiblancos, desde el minuto cuatro de partido en que el partido se puso de cara con la jugada trenzada y que Córdoba certificó con su primer tanto con el primer equipo y prólogo del partidazo que firmaría.

Un gol para el que el Villarreal no tendría reacción, mientras el Athletic, serio atrás, con la dupla Iturraspe-San José a un buen nivel y una ajustada presión alta arriba, lograba mantener alejado el peligro de la meta de Kepa y rondaba el segundo en la de Asenjo. Ventaja al descanso y el guardameta de Ondarroa que no iba a intervenir hasta el minuto 60, para el que el Athletic ya se había situado 0-2 en el luminoso merced a la puntilla de Williams, el jugador omnipresente en ataque, escoltado por un insistente Raúl y un virtuoso Córdoba. El Villarreal seguía sin dar señales de vida, el Athletic, a lo suyo, perdonaba y se estrellaba contra un crecido Asenjo, y de lo que pudo ser el 0-3 se pasó el 1-2 de Bacca. Muchos minutos por delante en los que el Athletic esta vez supo proteger a Kepa, seguir generando ocasiones como el poste de Williams y cerrar el choque con el gol de un Muniain que había salido minutos antes. Fue la noche de los ‘Principitos’, de Williams, Córdoba, de Muniain. De un Athletic por fin Athletic.