En una comparecencia conjunta en el Palacio del Señorío de Bertiz, Urkullu y Barkos han realizado sendas declaraciones sobre el fin de ETA y han presentado un documento conjunto en el que consideran que «se dan las condiciones para acordar los pasos que consoliden una nueva etapa en nuestra sociedad».
Conscientes del «carácter histórico» de la declaración de ETA, ambos ejecutivos asumen una serie de compromisos para «consolidar la convivencia», entre ellos a corto plazo una «reflexión crítica» sobre el pasado y un «consenso sobre adaptación de la política penitenciaria» al nuevo contexto que alcance a todas las fuerzas políticas.
A medio plazo, la «consolidación de una memoria plural y compartida», las políticas públicas de «reconocimiento y reparación de todas las víctimas de terrorismo» y la promoción de una «educación para la convivencia», son otras propuestas.
En cuanto a los compromisos, ambos gobiernos acuerdan promover una declaración «crítica y global» sobre el pasado que, «incluyendo explícitamente la violencia de ETA», sea compartida por todas las fuerzas políticas, y además promover un grupo de trabajo sobre política penitenciaria entre los gobiernos de Iruñea, Gasteiz y Madrid.
El acto, en el que ambos lehendakaris han leído en euskera y castellano sendas declaraciones ante los periodistas durante 15 minutos, ha comenzado con la intervención de Uxue Barkos, quien tras el «período histórico oscuro, marcado por la violencia y el dolor», ha asegurado que las instituciones van a trabajar «por que hoy comience un nuevo tiempo».
Sin olvidar el «dolor y pérdida irreparables» sufridas por «víctimas de una violencia injusta e injustificable», la presidenta de Nafarroa ha subrayado que ETA «nunca debió existir porque nunca nadie debió creer que podía tomar las armas para atacar a otras personas en la supuesta defensa de una idea o proyecto».
Memoria
Ahora, sin embargo «ha llegado el momento de avanzar en una memoria crítica del pasado que reconozca el carácter injusto e injustificable de la violencia» y «no caer en la injusticia del olvido o la desmemoria», ha señalado para defender que «la memoria es, sobre todo, una cuestión de futuro», relacionada con la «transmisión de una cultura de paz a nuestros hijos» y con que «las víctimas no puedan caer en el olvido».
«La memoria es la base sobre la que construir una convivencia pacífica en una sociedad más ética, más justa y más democrática que dé respuesta a la reparación integral a la que tienen derecho las víctimas», ha dicho Barkos, quien ha pedido que esta memoria se sustente en «los Derechos Humanos y la dignidad humana como elementos incuestionables e invulnerables, incluida la superación de la excepcionalidad en las políticas penitenciarias».
En este punto ha lamentado que el comunicado final de ETA no ha tenido «una mirada ética y crítica a las consecuencias de su acción, reconociendo la injusticia del daño causado a todas las víctimas, a todas ellas sin excepción».
Sin embargo, sí «marca la dirección de un nuevo tiempo» en el que la «responsabilidad» de todos es «convertir la tragedia del pasado en esperanza de futuro a partir de esa memoria justa y verdadera», algo en lo que, junto a la convivencia, ha reiterado su «compromiso» como presidenta «con convicción, ilusión y esperanza».
A continuación, Urkullu ha coincidido en valorar con «alivio y alegría» el «hecho histórico» que «ha costado demasiado tiempo» y sobre todo en reivindicar la «memoria del injusto daño generado».
«Las víctimas son hoy sujetos y partícipes principales de este logro democrático de la sociedad, sus instituciones, la política y los derechos humanos», ha dicho.
La esperanza ha sido otra de las emociones que ha trasladado Urkullu, en relación a una «convivencia integrada e integradora, justa y con memoria», al tiempo que ha recordado a «tantas y tantas personas, entidades sociales, partidos políticos e instituciones» que con «esfuerzo» han trabajado mucho tiempo por la paz.
La «ilusión» de poder compartir con los jóvenes una «aspiración largamente ansiada y necesitada por nuestros mayores: vivir en paz» ha dado paso a la apuesta de Urkullu por el «compromiso» para seguir trabajando por la «convivencia», el objetivo del documento de compromisos y propuestas presentado.