Ha saltado la sorpresa en la final de la Challenge Cup, que ha abierto un histórico fin de semana en San Mamés. Gloucester partía como favorito, y sus dos ensayos en la primera parte parecían confirmar el pronóstico. Al descanso el marcador señalaba un 20-6 que no presagiaba nada bueno para Cardiff. Y a ello se sumaba la lesión de Josh Navidi, uno de sus baluartes.
Pero el escenario ha cambiado en el arranque de la segunda mitad. Un parcial de 0-17 ponía a los Blues por delante por vez primera (20-23), y Gloucester había desaparecido del mapa.
En un choque marcado por las rachas, los ingleses han aprovechado su turno para volver a tomar la delantera (30-23). Así se ha entrado en la recta final. Cardiff ha apretado y ha forzado una amarilla que ha dejado a sus rivales con uno menos.
Scully ha posado junto al banderín a falta de tres minutos, pero Anscombre no ha podido anotar una transformación que forzaba la prórroga. Sin embargo, su equipo ha tenido tiempo de forzar un golpe de castigo y ahí el zaguero no ha fallado. La segunda remontada ha sido la definitiva (31-30).
Mañana llegará el plato fuerte con la final de la Champions, Leinster-Racing a partir de las 17.45.