Izaro IZU

Andrés Muñoz, 25 años del único colegio público de educación especial de Iruñerria

Corría 1993 cuando, «con la ayuda de todo el personal educativo y familias», se hacía el traslado: las aulas antes diseminadas en Arrotxapea o Arrosadia se concentraban en Iturrama. Nacía Andrés Muñoz Garde como único colegio público de educación especial público en Iruñerria. Una efemérides para celebrar y también reflexionar sobre la atención a las discapacidades.

Andrés Muñoz es el único colegio público de educación especial de Iruñerria. (Iñigo URIZ/FOKU)
Andrés Muñoz es el único colegio público de educación especial de Iruñerria. (Iñigo URIZ/FOKU)

Y es que un cuarto de siglo es una minucia en la vida de una comunidad, pero ha traído avances y modificaciones importantes en este sector. Los niños y jóvenes de Andrés Muñoz Garde (de 3 a 21 años, entonces ninguno había nacido siquiera) hoy se apoyan en métodos modernos como la equinoterapia o cultivan los sentidos en una excursión al Parque de Noain.

Hace 25 años, por contra, muchos de estos menores discapacitados todavía «estaban en casa. Hoy hemos conseguido que el 98% de estos alumnos se escolaricen», destacan Beatriz Iglesias y Juan Manuel Martín, dos de los trabajadores del centro.

Llama la atención que este de la calle Pedro I sea el único colegio público de educación especial de Iruñerria y que solo exista otro más en Nafarroa: el Torre de Monreal de Tudela. Obedece en parte a que cuando se implantó el Andrés Muñoz Garde «se apostaba mucho por la integración» y parecía que estos centros específicos estaban condenados a desaparecer. Actualmente las ofertas se complementan: centros especiales y ordinarios, privados y públicos. Una Comisión de Escolarización emite un dictamen para que posteriormente los padres y madres elijan qué centro es el más apropiado.

Pero que sea único en sus características para nada significa que esté aislado. De hecho, por su ubicación Andrés Muñoz Garde conforma un triángulo educativo muy curioso junto al colegio Larraona y la ikastola Amaiur, separados solo por una pequeña rotonda. Se realizan actividades conjuntas con Amaiur y también con el colegio público San Juan de la Cadena. Y al cercano centro de ocio de Anfas también acuden alumnos.

En la actualidad en Andrés Muñoz están escolarizados unos 80, cada año más, formando una comunidad que se completa con cuidadoras, enfermeras, docentes, fisioterapeutas, administrativos, personal de mantenimiento, consejería... y lógicamente las familias.

También la tipología del alumnado ha ido cambiando en estos 25 años: «En los inicios estaban escolarizados alumnos que solo tenían discapacidad síquica (la mayoría moderada y alguno severo) y trastornos ligeros de conducta. Tres-cuatro años más tarde se comenzó a escolarizar a alumnos con problemas motoricos asociados, y dos años más tarde con problemas sensoriales (visuales, auditivos...) Poco a poco fueron desapareciendo los alumnos con discapacidad síquica moderada, aumentando los severos y apareciendo los gravemente afectados. Y esta tendencia se ha mantenido hasta los últimos cuatro-cinco años, cuando se han ido incorporando además alumnos con trastornos síquicos graves», detallan.
 
Del ayer al mañana
Para llegar a las raíces de la atención escolar a discapacitados en Iruñerria hay que remontarse a 1962, cuando se puso manos a la obra el llamado Patronato Benéfico de Cuidado a Personas Subnormales, una etiqueta peyorativa muy felizmente superada también por el tiempo.

Desde 1971 a 1991 fue persona clave en este sector Andrés Muñoz Garde, un profesional «con una sólida formación académica y técnica para su época», recalcan. De hecho, terminó dando su nombre a este centro, que honra así a uno de los pioneros de este trabajo tan complejo pero a la vez tan gratificante.

El colegio surgió ya en 1993 «con la idea de tener en un mismo centro público todas las etapas educativas». Se consiguió plenamente hace un lustro, porque hasta entonces todavía había algunos módulos diseminados en Burlata o Sarriguren. El incremento paulatino del alumnado y las nuevas terapias educativas, «más variadas y más adecuadas a sus necesidades», les provocan satisfacción, pero no hay margen para el conformismo.

Se piensa constantemente en mejorar o ampliar las instalaciones, y este aniversario se plantea como una oportunidad de «visibilizar a un colectivo a menudo invisible». Mucho menos que en 1993, pero sí, todavía invisible.

En esa línea, para estos días 1 y 2 de junio han convocado unas jornadas formativas en el Museo de Nafarroa. Puestos a pedir, les gustaría que Andrés Muñoz Garde fuera elegido por el Gobierno navarro para la apertura oficial del curso 2018/19. Y, cómo no, también habrá una jornada de celebración, el sábado 9 de junio, en la que esperan reunir a unas 200 personas.