Joseba VIVANCO
Entrevue
IGNACIO BENEDETTI
ANALISTA DEPORTIVO

«El fútbol es un juego, no la defensa de los valores de la patria»

Periodista deportivo venezolano (1977), ha sido colaborador en numerosos medios de prensa y radio, su pluma y sus análisis sosegados no pasan desapercibidos. Se tomaría un café con Phillip Lahm y una cafetera entera con Marcelo Bielsa, y hubiera pagado por ver a la ‘Máquina’ de River contra el Barça de Guardiola. Una mente curiosa que a día de hoy podemos seguir en la publicación ‘‘The Tactical Room’’.

Opina, analiza y lo moldea después sobre el papel. Ignacio Benedetti es una de esas firmas a seguir en el Mundial.

Mundial a las puertas. Le veo más como Eduardo Galeano colgando en su casa el cartel de «Cerrado por Mundial» que como Jorge Luis Borges y su contraprogramación al partido inaugural del Mundial Argentina’78 con una conferencia sobre la muerte.

Sí, mucho más cercano a Galeano en ese aspecto. Debo aclarar que no pasa solamente en los Mundiales sino que es algo habitual durante el año. Probablemente no sea una conducta recomendable, pero bueno, a mí me gusta el fútbol.

¿Qué recuerdos tiene del primer Mundial que guarda en su cabeza, por edad el de México’86?

Muchos. Tengo a ese Mundial como el último en el que convivieron tantas figuras. Estaban Maradona, Platini, Boniek, Altobelli, Scifo, Butragueño, Falcao, Sócrates, Zico, Rummenigge... En fin, tantos grandes jugadores... Recuerdo verlo en casa de mi bisabuelo, y recuerdo haber llorado con el partido Francia-Brasil. Eran dos selecciones con estilos de juego bellísimos. Y ni hablar del torneo de Maradona; cada vez que repaso los partidos de Argentina me convenzo más de que Diego era ‘Rambo’, lo suyo era una batalla contra todos. Tuvo grandes compañeros y un entrenador formidable, pero su actitud de renegado todavía me conmueve.

¿No sé si también es, como casi todos, de esos cuya trayectoria vital la recuerda en función de los Mundiales o, en cambio, se resiste a esta conducta que demuestra que el fútbol sí es lo más importante de todo.

Antes sí, y creo que fue así hasta Francia’98. Luego eso ha cambiado, y no me refiero a un tema personal, sino a que con la globalización y la multiplicación de la influencia del fútbol de clubes, hoy tenemos muchos más episodios que ver y que recordar. Pero los Mundiales los vivo de manera particular: me gusta encerrarme y ver los partidos en soledad y silencio. Grito goles, faltas y errores, y por eso, consciente del show que monto, prefiero recluirme.

De los Mundiales vividos, ¿con cuál se queda y por qué?

Me quedo con México’86 porque fue el primero, por la cantidad de grandes figuras y porque jugaba Michel Platini, mi ídolo en aquellos tiempos.

¿Con un jugador?

Claudio Paul Caniggia. Siempre quise jugar como él o como Pep Guardiola, pero la influencia del argentino en los Mundiales fue muy superior. Caniggia porque fue una aparición inesperada y jugaba de extremo. Yo jugaba de extremo, era muy delgado y llevaba el pelo largo. Cuando lo vi jugar creí que yo también podía, pero qué va, no tenía yo esas capacidades. Siempre he tenido debilidad por los extremos y por los volantes centrales.

¿Y un momento mundialista?

Con Francia campeona del mundo. Aquella victoria trascendió lo deportivo y supuso un duro golpe a una corriente política que promovía el racismo, la xenofobia y demás taras.

¿Qué espera de la cita de Rusia?

Quisiera ver equipos valientes, que intenten hacer un gol más que el rival. Deseo ver a Islandia por todo lo que significa en cuanto a planificación y formación de entrenadores.

¿Y a quiénes ve como finalistas?

Tengo cuatro selecciones muy candidatas: Alemania y España, por su idea y la manera como construyen juego; Argentina y Brasil porque tienen dos futbolistas majestuosos capaces de decidir partidos.

¿A un Mundial solo se va a tener éxito o a fracasar? ¿Solo blanco o negro?

A los Mundiales se va a competir y a superarse a uno mismo. El fracaso en el deporte no existe, o por lo menos no ese que nos han vendido. La derrota tiene muchas razones de ser, y salvo que esta sea hija de la trampa o de la indiferencia competitiva, no puede ser entendida como un fracaso.

Venezolano, ¿a qué selección ‘banca’ en este Mundial?

A varias. A España porque hoy día hago vida en ella; a Argentina por Messi; a Alemania por la continuidad de un proceso; a Francia por mis orígenes; y a México, porque siento una gran admiración por el trabajo de Juan Carlos Osorio, su seleccionador.

No sé si como Eduardo Galeano solo mendiga un poco de buen fútbol, por favor...

Quiero mucho buen fútbol. Me encantaría que terminara el torneo y quedar ‘con la panza llena de fútbol’, tal cual decía Carlos Peucelle.

¿Por qué excusa peregrina se perdería el apetecible Panamá-Túnez del Grupo G?

Si me lo pide Jennifer Connelly no tendría problema alguno en complacerla, pero no creo que eso suceda, así que estoy abierto a conversar tras el partido.

Media docena de razones por las que ver el Arabia Saudí-Egipto...

La presencia de Héctor Cúper como entrenador de Egipto; Mohamed Salah, si llega; un Egipto menos espectacular que aquel que ganó tres veces consecutivas la Copa Africana de Naciones pero que sí se clasificó al Mundial; la irreverencia de los equipos árabes; quiero observar si a Juan Antonio Pizzi le da un ataque de entrenador o si promueve un equipo valiente; es fútbol, todo puede pasar.

¿Le gustaría que Argentina ganara este Mundial para dejar de escuchar por fin aquello de que sí, Messi es el mejor, pero no ha levantado una Copa del Mundo como Maradona o Pelé?

Creo que la idiotez siempre estará presente en nuestras vidas. Me gustaría que lo gane porque es un futbolista irrepetible, con una influencia en el juego que me recuerda a Johan Cruyff. Pero para callar a los idiotas hace falta mucho más que ganar un Mundial.

A los que nos gustan los Mundiales, ¿somos, como alguien decía, esclavos emocionales de Maradona, siempre referente...?

Depende. Diego despertó en quienes lo vimos ese gusto por el rebelde solitario, por ‘Rambo’. Y nos hizo recordar que en el fútbol no hay imposibles. Yo soy más de la locura de los extremos, porque la manifiesto con intermitencias mayores a lo que hizo Maradona. Me gusta verlo, pensarlo y luego, si se puede, protagonizar un exabrupto futbolístico, manifestado en artículos o alguna aparición en otro medio.

¿Le ‘ponen’ los himnos nacionales antes de los partidos? El ‘soviético’, la Marsellesa, el ‘Good save The Queen’, el ‘ta-ta-chunda, chun’ español...

Me gustan los himnos pero no el sentido que se les da en los Mundiales. Al fin y al cabo, cada selección no es más que un combinado representativo de determinada asociación o federación. Con los himnos antes de los partidos hemos hecho aún más grande aquello de que el fútbol es la guerra por otros medios, y en un mundo tan ganado para el conflicto como el actual, hay mensajes que confunden al público. El fútbol es un juego, no la defensa de la patria o de los valores nacionales.

Por cierto, un Mundial lo gana ¿quién? ¿el mejor, el que más suerte tiene, el que más juega...?

El Mundial creo que lo gana aquel equipo que, contando con cuotas importantes de talento, logra desarrollar una dinámica competitiva positiva. No gana quien mejor llega sino quien mejor se va adaptando a lo que el campeonato produce. Fíjate en la Alemania campeona, creo que apenas utiliza la misma alineación en dos partidos; Brasil en 2002 lo mismo. Soy de la opinión de que lo que se hace antes del Mundial, eliminatorias y amistosos, forman parte de un torneo muy diferente a la Copa del Mundo. Y esto es fútbol, el único juego en el que el débil siempre tendrá posibilidades de ganar. Por eso gusta tanto y atrae a tanta gente.

Bueno, Ignacio, si sobrevivimos a Putin y su Mundial, ¿nos veremos en Qatar 2022?

Nos veremos en 2022. Lo que no me queda muy claro es si realmente se jugará en Qatar. Es fútbol, y cualquier cosa puede pasar.