Agustín GOIKOETXEA

El puente Euskalduna sigue dando «sustos» 21 años después

La rotura de dos tramos de la visera peatonal del puente Euskalduna, en Bilbo, obligó a su cierre cautelar al tráfico rodado durante 12 horas. En 21 años el viaducto del ingeniero Javier Manterola no ha dejado de dar «sustos». Los técnicos forales concluyen que no hay daño estructural, tan solo estético.

Un fuerte estruendo en torno a las 5.00 alertó al vecindario de la calle Botica Vieja, en Deustu, de que algo grave sucedía, por lo que un residente dio aviso a la Ertzaintza. Poco después, se descubrió que el «fuerte ruido» lo había provocado un deslizamiento de la estructura del puente Euskalduna. A continuación, las autoridades municipales decidieron cerrar el viaducto en curva al tráfico de vehículos y peatones «por precaución y seguridad».

Tras una primera inspección de los técnicos, alrededor de las 9.15 se permitió el acceso de personas desde las escaleras en el parque de Botica Vieja, quedando acotado el tramo donde se localiza el deslizamiento de aproximadamente medio metro en una de las juntas de la peculiar visera del puente.

Mientras se analizaba la afección y colocaban testigos para comprobar la evolución de la grieta, decenas de curiosos se acercaron a observar la fisura en la cubierta superior, rememorando anteriores incidentes en una de las principales vías de acceso al centro de Bilbo. No fueron pocos tampoco los que se atrevieron a defender la solvencia de la obra de Manterola, apuntando a que, como en otras ocasiones, era una «pequeña avería de chapa», sin más importancia. Acertaron.

Tras la inspección efectuada por la Diputación, que cedió la titularidad de la infraestructura viaria al Consistorio bilbaino en 2010 pero es responsable de las posibles obras estructurales que sea necesario ejecutar, los técnicos concluyeron que el estribo del puente no se había desplazado, por lo que la patología era «únicamente estética». Por ello, manifestaron que se podía reanudar el tráfico rodado y se aconsejó que la zona peatonal fuera apuntalada para asegurar que una eventual caída de objetos no causara daños a los viandantes. Es una medida que se ha adoptado en otras ocasiones.

El informe explica que el puente está formado por dos estructuras diferenciadas y completamente independientes entre sí –el viaducto propiamente dicho y la rampa que lo une con la rotonda de Botica Vieja–, localizando la afección en la rotura del elemento de unión de las viseras, ese diferencia de alineación ya se manifestó en 1997.

Entonces se corrigió mediante la colocación de una pieza de unión entre los dos tramos de la marquesina, que fue la que ayer se fracturó de madrugada, causando el ruido y dejando a la vista la diferencia de alineación. El informe descarta que esta patología esté causada por un desplazamiento o asiento del estribo del viaducto, «por lo que si bien ha generado desperfectos visibles y relevantes, no tienen una importancia estructural vital, siendo sus efectos más de carácter estético».

A los cinco meses de abrirse

Cinco meses después de que el 18 de abril de 1997 se abriese al tráfico esta conexión entre la plaza del Sagrado Corazón y Botica Vieja se produjo el primer incidente, al detectarse deformaciones en dos pilares y un hundimiento de la plataforma de cinco centímetros. Tras un seguimiento por parte de los técnicos del Departamento foral de Obras Públicas, en junio de 1998, se detectó que la fisura se había incrementado aunque se insistió en que era un daño estético y no estructural. Episodios similares se han ido sucediendo en estas dos décadas.

Desde primera hora de la mañana de ayer se produjeron importantes retenciones en Enekuri y puente de Deustu, que volvió a absorber parte del tráfico que durante 21 años se ha dirigido al Euskalduna para evitar el centro buscando el acceso a la A-8. Se estima que cerca de 30.000 vehículos lo atraviesan a diario. La normalidad retornó a las 17.00 con su reapertura, para alivio de los responsables del Ayuntamiento de Bilbo.