Pablo CABEZA
BILBO
Entrevue
ANDONI DE LA CRUZ
VOZ DE VULK

Vulk: «Nos cuestionamos que la etiqueta post punk sirva realmente para algo»

Desde sus dos primeras canciones oficiales en marzo de 2015, el cuarteto bilbaino Vulk ha grabado todos los años, destacando su primer álbum completo «Beat kamerlanden». de abril de 2017, y obviamente, «Ground for dogs», que presenta mañana en Kafe Antzokia de Bilbo. 22.00.

No sería muy real apuntar que cada día nace una propuesta musical en Euskal Herria, pero lo parece. Nunca hubo menos discográficas pujantes, pero el número de proyectos sobrepasa cualquier punto del pasado. Tampoco se mezclaron tantos estilo como en la actualidad ni hubo tantas posibilidades para tocar, siempre insuficientes. Tampoco se disfrutó en tiempo pretérito de tanta calidad global, así que, y a pesar de que pocos grupos o solistas consiguen vivir de la música, esta década transcurre pletórica. Y a que la escena sea así de atractiva y sugerente contribuyen bandas como Vulk, que si ya destacó con la personalidad de su primer disco, "Beat kamerlanden", ahora reafirma con "Ground for dogs", que si bien no pierde lazos con el progenitor, amplía sonidos, ritmos y fronteras. La seducción más inmediata la generan títulos como "Neu visión", de las más poderosas, “Back to night fight”, “A poison tree”, desoladora, “Behiaren begirada”, otra de inmediata recepción y recaudo mental, “Urak errenditu”, “At the wat columna”, “No muscle”, incisiva y devastadora o “Second hand”, traviesa, opaca y desbocada en su camino hacia el final. Vaya, las ocho canciones del disco, pero no puede ser de otra manera.

Tal y como va la música, Vulk caminan en dirección contraria al éxito, pero sin ellos y otras bandas o proyectos atrevidos todo sería burdo y aburrido por mucho que se bailen o canten las canciones. Y el éxito, dejando al lado lo material, no deja de ser un grado de satisfacción íntima o la que se vive en conciertos intensos con el suficiente público, como seguro sucederá mañana en Kafe Antzokia.

“Ground for dogs” destaca por incrementar los recursos expresivos del debut; destacan las guitarras en una primera escucha, pero, finalmente es el todo, incluso la portada, quien termina seduciendo. Los detalles se cuidan tanto que hasta las letras de título y canciones están grabadas en “oro”: «La tipografía es de un diseñador de Londres que conocimos vía internet. La había puesto a la venta justo cuando nosotros estábamos con el arte del disco y decidimos apostar por algo joven y fresco. Todas las decisiones del diseño del álbum, tanto técnicas (grosor, tipo de impresión etc) han sido tomadas por nosotros , como en el anterior disco».

El álbum se edita solo en vinilo, por lo que todo destaca con más fulgor, sobre todo si en la carátula aparecen primeros planos de los integrantes. Hacía tanto tiempo que no lo veíamos en una banda local, que nos parece un máximo de diseño. Además el cuarteto posa adecuadamente y los fotógrafos se lucen, Daniel del Brío y Pablo García. Los detalles se maximizan con una hoja interior de estructura impecable y alto gramaje. Negros y dorados donde lucen las letras y otros datos. Como haber sido grabado en dos estudios, justo allí donde el grupo ha entendido que debían ir unas y otras canciones, Montreal Studios, con el curtido Hans Krüger, amplio conocedor de este tipo de sonoridad, y Brazil, por un consejo.

El elepé lo editan Elsa Records, el sello creado desde Dabadaba en Donostia, y Meyo Records, de Elías Monreal y Jon Hervás, vinculados a Vulk desde el inicio. «Nos editan dos sellos de gente cercana que nos da unas condiciones optimas y respetuosas con nuestro trabajo. Hemos recibido alguna oferta más grande, pero la hemos rechazado por que no nos parecían condiciones seguras. Donosti nos ha acogido siempre muy bien como banda, desde el principio. Y lo agradecemos muchísimo, la sentimos como nuestra segunda casa».

La manera más cómoda de situarles es dentro del contenedor post-punk y si luego se apunta que hasta King Crimson camina por las mazmorras de Vulk, no resulta ningún disparate.

Por sonoridad, Vulk es una banda densa, muy interiorizable y de aspecto sombrío, pero las percepciones son relativas y la intensidad pueden ser un contraluz a la cara.

Vulk nace en Bilbo, donde residen Andoni, natural de Galdakao; Alberto, de Bilbo, Julen, de Iruñea, pero hecho ya a la Villa, y Chavi, zaragozano que vive en Leioa. Julen y Andoni ponen en marcha el núcleo de Vulk mientras estudian Bellas Artes. A Andoni le corresponde la compleja tarea de melodiar soportes musicales no muy dados ni al estribillo ni a la melodía evidente, pero traza líneas que terminan siendo parte fundamental de la severa liturgia Vulk, de su no evidencia aún cargados de bruto potencial.

¿Qué se asimiló del anterior disco al actual, o desde la primera maquea?

Somos un grupo que asimila cosas constantemente, para bien o para mal. A veces eso nos lleva a sitios nuevos y frescos y otras veces a callejones sin salida, pero solemos saber dar la vuelta en estos y salir.

¿Se avanza más como músicos en el trance del estudio o en los directos?

De diferente manera, en directo ganamos experiencia en cuanto a cómo mostrar nuestra música a la gente cara a cara; en el estudio aprendemos a nivel producción de sonido y disciplina y en el local, composición.

Las letras son suyas, y una basada en un escrito de Wiliam Blake, poeta, pero también pintor y grabador, ¿indagación o curiosidad literaria?

La referencia viene del tonteo con diferentes poetas, tampoco no soy ni un “comelibros” ni un ilustrado. Elegí este poema porque me gustó y casaba bien con la canción.

Se cuidan mucho los ritmos, por lo que esta tiene un trabajo duro, como en el disco debut, pero en este llama la atención la variedad de rasgados de guitarra y arreglos. “A poison tree”, por ejemplo y “Behiaren begirada”, pueden ser dos ejemplos de ritmos complejos y guitarras astilladas.

Hemos cambiado un poco la manera de abordar los temas y ahora en los que vemos necesaria una segunda guitarra la incluimos. No sabemos si eso ha sido el detonante de una mayor complejidad a nivel de guitarra o que cada vez nos liamos más haciendo temas.

«Behiaren begirada» posee potencial de himno.

Puede que llegue, pero ni idea de que pasará. Por ahora no parece haber sido absorbida totalmente por el público vasco ( que es a quien alude).

«Urak errenditu» y la atmósfera es más espesa, más lóbrega, casi duele y el piano termina por romantizar un hermoso drama musical.

Es una canción romántica sí, pero tampoco la vemos como algo lóbrego. El hecho de que la batería esté hecha con una caja de ritmos latina creo que le quita, si cabe, más peso a esa visión.

«At the wet columns» aporta otra visión de la sonoridad de Vulk. Esa guitarra se escapa de la espesura y agobiante atmósfera de otros temas, para regresar con todos hacia otro himno pasional y envolvente.

No consideramos que nuestras canciones tengan una atmósfera agobiante en general. O por lo menos a nosotros no nos transmiten ese tipo de sensaciones. Eso sí, lo de himno pasional y envolvente mola.

No se llevan las portadas con foto de grupo, pero me parece que tiene una fuerza y un atrevimiento propio de músicos con mucha seguridad y un «Aquí estamos».

Es una manera de exponerse y estamos muy contentos con el resultado. El tomar esta decisión viene más por la necesidad de salir de la zona de confort y más viendo que todo el mundo está usando ilustraciones como portada. Julen y yo hemos estudiado bellas artes y tenemos mano para hacer ilustraciones. Pero es precisamente por eso que decidimos no caminar sobre terreno ya conocido e ir a por otra cosa que se nos escapa más de las manos.

Las guitarras tienen más presencia con regrabaciones y formas diferentes, poro también las interrelaciones de instrumentos son diferentes al debut.

Es cierto que las guitarras han tomado un poco más de protagonismo en ciertas canciones, pero en general la complejidad compositiva es lo que más se ha desarrollado respecto al disco anterior. Más cambios de ritmo, tempo y una mayor complejidad armónica entre instrumentos.

¿Se consideran un grupo con punto siniestro? Quizá en la onda del viejo «Fractura».

Exceptuando algunos temas, entre los que se encuentra el que citas, somos poco siniestros. “Beat Kamerlanden” ya nos parecía un disco bastante ambiguo y este ya nos parece algo totalmente fuera de esa aura de "oscuridad" en la que se nos mete. Somos gente bastante luminosa.

Lo sencillo, por explicativo, es situarles en el post-punk. ¿Ha habido acoplamientos entre componentes para orientar el estilo?

La línea post punk no la hemos escogido. Supongo que la música nos ha llevado ahí porque es una etiqueta muy amplia, desde influencias del dub, free jazz y ruidismo de The Pop Group ,hasta cosas que caminan entre el no wave y el ambient. De hecho nos cuestionamos bastante que esa etiqueta sirva realmente para algo más que para aunar grupos de "rock" un poco borderline. De todas maneras escuchamos todo tipo de música, desde punk o hardcore hasta música electrónica. Por dejar alguna referencia podríamos mencionar a This Heat, Uranium Club, Parquet Courts, Mount Kimbie, Deerhunter, Sleaford Mods o Institute.

 

Son canciones con cierta complejidad para colocarles una línea vocal, ¿le cuesta?

Hay que currárselo en todo. Poco a poco el cómo encajar la voz se hace más fácil porque uno va encontrando sus armas. Eso sí, nunca cerrar la puerta a nuevas maneras de abordar el tema de las voces.

¿Quién les aconseja masterizar en California, un proceso final delicado?

La masterización en Golden Mastering de California nos la recomendó Javi de los Estudios Brazil de Madrid. Nos comentó que respetaban mucho la mezcla y eso es algo que nos interesaba mucho.