Iker BIZKARGUENAGA
BILBO

Santamaría y Casado velan armas en un PP partido por la mitad

Soraya Sáenz de Santamaría ganó el jueves las primarias, pero el estrecho margen con el que se alzó con la victoria abre la puerta a un pacto que permita a Pablo Casado liderar el partido.

Pocos días después de las elecciones municipales de 2015, Javier Maroto, candidato más votado en Gasteiz pero repudiado por la mayoría social, lanzó la voz de alarma ante la propuesta de EH Bildu de pactar una alternativa que le desalojara de la Alcaldía. «Es un pacto de perdedores», despreció el primer edil en funciones, quien añadió que «persigue la idea de echar a quien ha ganado, eso no aporta soluciones y no saldrá adelante». El resto es sabido: aquella propuesta sí salió adelante, Maroto no es alcalde y pronto puso rumbo a Madrid. En las últimas semanas ha estado haciendo campaña en las primarias del PP a favor de Pablo Casado, candidato que quedó segundo el jueves y que, sin embargo, se ve como ganador en el congreso. ¿Por qué? Porque es posible, incluso probable, un «pacto de perdedores» con la tercera candidata en liza, María Dolores de Cospedal, para evitar que quien quedó primera se alce con el trono.

Esa es una opción que muchos analistas exponían ayer ante lo ajustado del recuento y sabedores de la aversión existente entre Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría, una animosidad respecto a quien fuera mano derecha de Mariano Rajoy en su Ejecutivo que tampoco oculta su excompañero de Gabinete José Manuel García Margallo. Y si ocurriera un pacto de estas características, abierto o soterrado, es improbable que Maroto opusiera queja alguna.

Casado va a por todas

Lo que ya parece evidente es que, a pesar de los numerosos llamamientos que en las últimas horas se han realizado para consensuar una lista única que evite una ruptura no solo aparente sino real en el seno del PP, lo más probable es que ambos contendientes y sus respectivos equipos se lo jueguen todo a una carta. De hecho, Casado, quien podría contar también con el favor de Alberto Núñez Feijóo, ha dicho que tiene intención de pelear hasta el final. «La gente quiere renovación, quiere cambio, quiere no hacer lo mismo con los mismos», expuso el mismo jueves ante sus seguidores, que le recibieron entre gritos de «presidente, presidente».

Casado, apadrinado por José María Aznar, colaborador de Esperanza Aguirre –que ayer volvió a apoyar su candidatura– y miembro de la Ejecutiva con Mariano Rajoy, puede representar un cambio generacional a sus 37 años, pero ideológicamente se sitúa muy a la derecha dentro de un partido ya bastante escorado. De hecho, parte de su éxito se explica en el número reducido de afiliados registrados para votar, aquellos que conforman el núcleo duro. Y hay quien dentro del PP apuesta por él como gran activo para hacer frente a Ciudadanos y a Rivera.

En su discurso anunció que hablaría con todos los candidatos, también con los que «no han pasado el corte», y su abrazo con Cospedal la noche del jueves no pasó desapercibido.

Sáenz de Santamaría, por contra, pidió a Casado «integración y unidad», partiendo de la base de que ella ganó las primarias, y prometió «generosidad» con el resto de contendientes. En un mensaje conciliador –«somos todos compañeros de partido»–, la exvicepresidenta, que admitió no haber logrado hablar con Cospedal, insistió en que «voy a respetar la posición de cada uno, pero la militancia merece un esfuerzo de integración». Con todo, consciente de las maniobras que pueden protagonizar sus rivales, recordó que el PP siempre ha defendido en las elecciones municipales y autonómicas que gobierne la lista más votada y abogó por ser coherentes con esa posición.

No parece ser el caso. Francisco de la Torre, alcalde de Málaga que apoyó a Cospedal, declaró que «todo resultado» que salga del cónclave de los días 20 y 21 «será legítimo». «Lo importante –sostuvo– es que el camino conduzca a la cohesión y la unidad del partido dentro de esa gran libertad donde deben moverse los compromisarios».

El peor escenario posible

Porque, al final, quienes decidirán quién va a liderar el PP serán los 3.184 compromisarios que se reúnan en el congreso, y Casado cree que él es la segunda opción de aquellos que no votaron por él o por Santamaría, sobre todo de quienes apostaron por Cospedal o por Margallo.

De todos modos, no tiene que ser así necesariamente. El coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maillo, avisó de que en política «uno más uno no son dos» y «atribuirse compromisarios es muy complicado. Hay que tener cuidado con las sumas. Lo de ‘estos son mis votos y los quito y los pongo...’, esto no funciona así», insistió.

Desde la candidatura de Santamaría, igualmente, José Luis Ayllón, aun no descartando una candidatura unitaria, consideró que «el hecho de que [la suya] haya sido la lista más votada o la opción más sugerida por parte de la mitad de las circunscripciones electorales presupone que tiene que haber un grupo de compromisarios favorable a Santamaría». «Los compromisarios votarán aquello que han dicho los afiliados del PP», opinó.

Cada candidatura ya trabaja por tanto en intentar sumar el máximo número de votos, en un escenario inédito para el conjunto de un partido muy poco acostumbrado a la democracia interna. De hecho, estas primarias han sido un remedo de las realizadas por otras formaciones y todo el mecanismo sucesorio estaba encaminado a designar por aclamación a quien se creía el relevo natural de Rajoy: Alberto Núñez Feijóo. Pero la espantada a última hora del presidente gallego ha conducido a su partido a una guerra abierta, a un escenario donde ocurra lo que ocurra, no será bueno.

Porque si finalmente Sáenz de Santamaría se hace con la victoria presidirá un partido que no controlará, ya que Cospedal lleva años moldeando el aparato. Y si Casado se lleva el gato al agua, se convertirá en el líder que perdió en votación entre sus propios afiliados. Se daría en ese caso un choque de legitimidades y una ruptura con la doctrina de «la lista más votada». Y, lo que es peor para el PP, podría propociar un cisma en un momento en el que tanto sus cuadros como sus votantes tienen otra opción atractiva: Ciudadanos.

Para cuadrar el círculo, aunque en el PP pasen de puntillas sobre el tema, en el proceso sobrevuela el caso del máster de Casado en la URJC, inmerso en una investigación en la que la juez ya ha preguntado formalmente al Congreso si el candidato está aforado, paso previo antes de pedir su imputación al TS. Desde luego, no sería un inicio brillante como líder de un partido corroído por la corrupción y que él dice querer regenerar.

 

El PP de la CAV pide a Casado que acepte la oferta de integración

El portavoz del PP en el Parlamento de Gasteiz, Borja Sémper, pidió ayer a Pablo Casado que actúe con «generosidad y altura de miras» y acepte la propuesta de integración de Soraya Sáenz de Santamaría porque, argumentó, «está en juego» que de este proceso salga un «partido renovado, fuerte y unido, o enfrentado».

Sémper hizo este emplazamiento después de que la exvicepresidenta del Gobierno español haya ganado también en la CAV. Así, el también líder guipuzcoano de ese partido declaró que el PP vasco está muy satisfecho con estos resultados porque los afiliados en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa han mostrado «un respaldo más que evidente» a Sáenz de Santamaría, apoyada por el presidente autonómico, Alfonso Alonso.

«Quien ha ganado ha sido Soraya», insistió Sémper, que se dirigió al resto de candidatos y en especial a Casado para pedirle que acepte la propuesta de conformar una lista integradora. «Las aspiraciones particulares son muy legítimas, pero estamos por encima de aspiraciones particulares y personales», apuntó, para apelar a la necesidad de «huir de luchas fratricidas» para encarar los procesos electorales del próximo año. «El PP debe afrontar las elecciones fortalecido y con garantías de recuperar espacio político e institucional», concluyó.GARA

 

Declaraciones

«Voy a respetar la posición de cada uno, pero la militancia merece un esfuerzo de integración. Somos todos compañeros de partido»

SORAYA SÁENZ DE SANTAMARÍA

 

«No se cambian las normas del partido en la primera parte; no vamos a llegar a la prórroga y los penaltis pero hay que jugar el partido en la segunda parte»

PABLO CASADO