Joseba VIVANCO
Entrevue
ÁLEX COUTO-LAGO
ENTRENADOR Y ANALISTA

Álex Couto-Lago: «El regate, las paredes, el talento natural se ha visto muy poco»

Entrenador nacional, Máster profesional de Fútbol, autor de verdaderas biblias balompédicas como ‘‘Las grandes escuelas del fútbol moderno’’, ‘‘Fútbol: ¿preparados para competir?’’ o ‘‘Catenaccio’’, este gallego encarna como pocos aquello que decía Dante Panzeri de «¿quién, verdadera y probadamente ‘sabe’ fútbol y de fútbol? Suele confundirse memoria con sabiduría». Él sabe de fútbol y mucho.

Desmenuza el Mundial de Rusia con la precisión de un cirujano. Sus respuestas están a la altura del mejor analista y sus reflexiones futbolísticas son oráculo para muchos entre tanto ruido en las redes sociales.

Francia. ¿Justa campeona?

A mi juicio el equipo más sólido. Ha sabido defender con contundencia sacando partido a sus fortalezas, principalmente sus dos centrales, Umtiti y Varane; ha presentado un centro del campo que no regala nada, presiona, agobia y, a la hora de jugar, sabe cómo sacar el máximo partido a los jugadores que tiene por delante. Finalmente, en la línea atacante tiene a una referencia, incomprendida por muchos, Giroud, que ha sabido ensamblarse con los jugadores determinantes, Mbappé y Griezmann. Defensivamente sólida, ofensivamente eficaz entre las áreas, te quita y no te da.

En dos décadas, Francia ha levantado dos Copas del Mundo y una Eurocopa. Quiere decir que algo está haciendo bien...

Sí, sin duda está haciendo muchas cosas bien. En primer lugar, el criterio de selección de talento en las categorías inferiores es incontestable: el trabajo nace, crece y se desarrolla en su centro neurálgico de Clairfontainte y desde allí consolidan su tarea con la exportación de jugadores en proceso de consolidación de su formación a ligas en las que evolucionan a niveles superiores a los que podrían desarrollar en su país. Cada vez más jóvenes, jugadores con morfología de atletas, desarrollan cualidades y destrezas futbolísticas que se complementan con capacidades físicas y fortaleza mental.

¿Por qué será recordado este Mundial de Rusia?

Principalmente, porque es el primero de la historia en el que se instaura el vídeoarbitraje, VAR. Futbolísticamente creo que por la sobriedad del campeón y por la reactividad de los planteamientos tácticos y estratégicos en general. Para los amantes de las estadísticas, supongo que el elevado número de goles en acciones a balón parado también podría ser un dato importante.

¿Nos equivocamos si decimos que ha habido más emoción que ese buen fútbol que mendigaba Eduardo Galeano?

Sí, creo que, salvo excepciones, el juego ha llamado más la atención por la igualdad y la incertidumbre de los resultados, la relativamente corta distancia entre los teóricos poderosos y los seleccionados emergentes y, sobre todo, por la reactividad del juego. Los procesos defensivos han sido muy marcados, la reducción de espacios en las cercanías del área propia ha sido una recurrencia en este torneo, que ha dejado patente que se ha tomado el camino pragmático, poco tiempo de entrenamiento, lo que provoca que se centre la atención en reducir las posibilidades del adversario más que en incrementar las propias, la que llamo Ley de Rendimientos Decrecientes, que creo resume perfectamente la realidad de este tipo de torneos cortos de selecciones. El juego dinámico y espectacular ha sido escaso y lo poco que se ha podido disfrutar ha tenido protagonistas concretos: Bélgica y Croacia han sido los más proactivos.

En lo futbolístico, ¿qué enseñanzas nos dejará este Mundial?

Creo que ha sido el Mundial de la reivindicación del contragolpe. La importancia del balón parado ha sido manifiesta y el juego individualizado eclipsado por la colectivización del mismo. Ver regates, acciones de pared, talento natural al servicio de una causa colectiva han sido acciones que se han dejado ver muy poco, y cuando se han visto han provocado situaciones de juego atractivas. Recordemos el papel de Hazard en Bélgica o el de Cavani en Uruguay como claros ejemplos de la incidencia individual en el colectivo.

¿El futuro, entonces, del fútbol de selecciones pasa por Bélgica o pasa por la Portugal de la Eurocopa o la Francia del Mundial?

Está claro que Francia dispone de una generación de jugadores que, por edad y por capacidad, puede ser referencia en los próximos años. Bélgica, con un modelo muy similar, con los matices propios, también podría ser una selección a tener en cuenta. No olvidemos que Inglaterra ha de ir incorporando a su selección absoluta a los integrantes de las selecciones sub’20 y sub’17 que tantos éxitos les ha proporcionado estos años gracias al trabajo desarrollado en Saint George, fundamentado en el plan EPPP. Será interesante ver qué evolución desarrolla Luis Enrique en la selección española y cómo adapta a los nuevos valores al estilo que todavía se sigue demandando de toque y dominio que, por otro lado, ha quedado en entredicho en los dos últimos mundiales y la última Eurocopa, o si se produce una ruptura de modelo y se buscan alternativas más dinámicas en el juego de conjunto. Como por ejemplo, la importancia del tránsito, la velocidad en las evoluciones ofensivas y otras características que Luis Enrique ha evolucionado tras sustituir a Martino, Vilanova y Pep Guardiola en el Barcelona.

La posesión ha estado sometida a juicio en Rusia. ¿Cuál ha sido el veredicto?

La posesión es un dato poco significativo si no consigues los resultados que pretendes por el hecho de tener el balón. Este Mundial ha puesto de manifiesto que los equipos reactivos, aquellos que se posicionan con muchos efectivos cerca de su portería y ceden iniciativa para salir sorpresivamente al contragolpe han sido los que han obtenido mejores rendimientos. Los equipos que han querido gestionar la pelota como elemento diferenciador se han encontrado con que en el tramo final del proceso ofensivo debían hacer algo más que pasar, y ninguno lo ha hecho, es decir, se necesitaba un desequilibrio individual o una acción determinante en términos de velocidad y eficiencia para lograr romper las defensas y tener probabilidad de marcar gol. Esto no ha ocurrido.

Podemos decir, respondiendo a tu pregunta, que la posesión ha perdido el juicio en este Mundial, y en el futuro se comprenderá que tener la pelota no es un objetivo en sí mismo, sino parte de un proceso ofensivo por el que sacar el máximo rendimiento a los jugadores que posees y que son los que mejor se adaptan al criterio de dominar el juego de esa forma. Se han apostolado demasiado con conceptos como la posesión y se ha banalizado en exceso el beneficio o el prejuicio de tal o cual estilo.

Hablaba antes de la Ley de Rendimientos Decrecientes que ha primaro en el Mundial y que prima en torneos cortos. Explíquese.

La Ley de Rendimientos Decrecientes es una ley económica que dice que en un espacio limitado cuando incorporas más número de trabajadores la tendencia es que la productividad tienda a reducirse porque en el mismo espacio llega un momento que los trabajadores limitan el rendimiento por falta de espacio o por falta de capacidad para seguir manteniendo el ritmo productivo. Ejemplo, si pones a limpiar un monte de 5 metros cuadrados a cinco personas, estas rinden, pero a medida que vas incorporando más personas, lógicamente el rendimiento irá disminuyendo a medida que se vayan molestando por falta de espacio.

Esto es lo que ocurrió en el Mundial cuando jugaron en un tercio del terreno de juego 20 jugadores, el atacante, el que propone, debe superar barreras que cierran un espacio reducido tratando de sacar eficiencias en cada acción. Entre todos tapan los espacios y el rendimiento decrece porque obtener eficiencias se complica.

Y ahí se han echado en falta esas individualidades que desborden. Al final, ¿se ha puesto de manifiesto la importancia del colectivo por encima de las estrellas?

Las individualidades han quedado en un claro segundo plano. Lo decíamos antes, ver regates, acciones individuales de desequilibrio, paredes, acciones veloces en las que el jugador impone su destreza, han sido situaciones de juego que se han echado en falta en muchos de los partidos.

Salvo excepciones, la conducción, el pase en todas sus manifestaciones han sido elementos técnicos que han facilitado la colectivización del juego, pero en los momentos culminantes, cuando se esperaba el desborde, el atrevimiento, en muchos seleccionados las ideas no iban por ese camino y el juego tomaba otro cariz diferente. La individualidad, cuando ha aparecido, ha sido determinante, pero sus apariciones han sido escasas. Mbappé, Hazzard, Lukaku, Cavani, Fosberg, Neymar fueron ejemplos de jugadores con capacidad para decidir desde lo individual que han destacado dentro del juego de sus equipos. Messi se ha visto arrastrado por la debacle que ha sufrido su selección bajo la tutela de Sampaoli y Beccacece.

¿Un Mundial deja enseñanzas futbolísticas para que los clubes apliquen en su campeonatos?

Un Mundial ha dejado de ser la referencia evolutiva del juego del fúbol. Hace tiempo ya. La competición de clubs facilita la evolución por sesiones y tiempo de trabajo. Un Mundial, lo hemos visto en este de Rusia, obliga a obtener rendimiento de equipos poco cohesionados y eso lleva a elegir modelos que sean fáciles de entrenar, asimilar y reproducir. Las evoluciones no vienen por estas vías. Las referidas a los recuperadores o a los análisis de juego pueden ser trasladables. La sicología, dado que es un torneo de una emotividad inmensa, también puede ser relevante en la transferencia para los clubs, pero a nivel táctico y estratégico me temo que poco se puede transferir.

¿Qué le ha sorprendido para bien de este Mundial?

Me ha sorprendido la capacidad que ha tenido Roberto Martínez para llevar a la selección de Bélgica a una propuesta muy atractiva en el ámbito ofensivo, con una distribución espacial de los jugadores que ha potenciado su estilo y una dinámica ofensiva electrizante que ha regalado los contragolpes más espectaculares de los últimos tiempos. Igualmente, me ha gustado la aportación individual de jugadores como Milinkovic-Savic, el jugador sueco Fosberg o la intención de México de querer imponer su estilo independientemente del rival, aspecto que bordó frente a Alemania, pero que no supo o no pudo sostener a lo largo del torneo. Desde la perspectiva individual, dos jugadores me han llenado el ojo más que los demás, Courtois y Varane.

¿Y qué le ha decepcionado?

Argentina me ha decepcionado en juego, en organización y en dirección. Pocas veces hemos visto en un torneo internacional una debacle desde el banquillo tan notoria como la sufrida por Sampaoli. España también ha tenido un papel decepcionante, un juego discutible, a pesar de ser fiel a los principios básicos, han sido excesivamente básicos para un torneo de este calibre y su resolución del conflicto Lopetegui ha sido una situación que ha provocado no pocos quebrantos en la gestión deportiva del grupo.

Por último, ¿qué es lo que le ha emocionado?

A mí me ocurre como a los de Bilbao, que nacemos donde nos da la gana y yo tuve la ocurrencia de nacer en Montevideo. La Celeste, como gallego nacido en Uruguay, me ha emocionado y mucho. La línea conductual de una selección otrora discutida por sus formas y maneras, ha demostrado bajo la sabia batuta del maestro Tabárez que puede optar a ser competente y brillante bajo principios futbolísticos propios, y en este mismo torneo Uruguay ha respetado sus rasgos como nunca y ha sido premiada con el respeto de la mayoría. Me ha emocionado el papel de chicos que hace unos años escapaban de sus países por causas extraordinarias y que han podido jugar al fútbol y convertirse en estrellas mundiales a pesar de las trabas, caso de Modric, Rakitic, que han regalado momentos de fútbol muy elevados. Y, finalmente, me ha emocionado ver que Iago Aspas fue capaz de dejar su sello, a pesar de que no ha tenido los minutos que, desde mi punto de vista, merecía.

 

«Los comentaristas, la nota negativa y los hay para regalar con conocimientos y dominio del lenguaje»

¿El VAR ha llegado para...?

El VAR ha llegado para quedarse. Sin duda, uno de los motivos de mayor controversia de este Mundial pero a la vez un soplo de aire fresco que necesita adaptarse y convertirse en costumbre para que todos respeten sus aportes. Se necesitará estudiar el impacto que ha tenido en este Mundial, reducir sus vacíos y ampliar sus posibilidades con nuevas evoluciones. Creo que en la mesa de VAR se necesita más gente vinculada al juego, no solo a la labor disciplinaria, y se deben categorizar todavía mejor las causas y motivos de su utilización, así como los momentos en los que debe o no debe actuar, sin menoscabar la labor del colectivo arbitral, sino complementándola para que estos puedan seguir incrementando sus probabilidades de acierto.

Los que me temo han venido para quedarse han sido los Camacho, Kiko...

Los comentaristas, por lo que he podido comprobar no solo en España, sino en otros países como Argentina, han sido protagonistas negativos. No hay más que leer los comentarios en redes sociales, cómo profesionales del sector han elevado su queja públicamente al señalar a los comentaristas como poco serios, con inmensas lagunas, desconocimiento e incluso problemas de dicción. No hablemos ya de los giros utilizados, las maneras o las onomatopeyas. Como comentarista con tres años de experiencia en la TVG me ha llamado la atención lo poco que se preparan los partidos, entiendo que un comentarista es el complemento que facilita y ayuda a brillar al narrador para generar una propuesta en el partido que permita al espectador ver y disfrutar del juego y abrir expectativas de discusión por aportes que, por lo general, no se ven con facilidad y que dotan al producto final de un valor añadido. La norma en este Mundial ha sido el mute o la música. Un tema a revisar si se quieren ofrecer retransmisiones de calidad porque comentaristas con conocimientos y con dominio del lenguaje hay para regalar una propuesta televisiva de alta calidad.J.V.