Dabid LAZKANOITURBURU

Turquía pisa freno en una crisis con EEUU sin precedentes desde 1974

Pese a amenazar con la misma moneda, Ankara parece haberse dado cuenta de que forzar un canje entre el pastor protestante Brunson y el clérigo islamista Gülen es excesivo para el electorado evangélico estadounidense y retrotrae las relaciones bilaterales, deterioradas estos meses, a niveles de 1974, con motivo de la invasión turca de Chipre.

El ministro de Finanzas turco, Berat Albayrak, rebajó el tono de la tensión entre Ankara y Washington por el caso de la detención del pastor Andrew Brunson y aseguró que, aunque haya tensiones, las relaciones no se rompen entre dos países aliados.

«Hablamos de tensiones, de discursos que pueden causar tensión en los mercados. Pero la cuerda no se rompe nunca. EEUU habla incluso con Corea del Norte», señaló el ministro, yerno y hombre de confianza del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

En declaraciones a la emisora turca NTV, Albayrak destacó la larga historia de alianza entre Turquía y EEUU, miembros de la OTAN. «Dos hermanos que viven en la misma casa, un matrimonio que vive juntos 40 años, no pueden estar de acuerdo en todo. A veces discutirán, luego se reconciliarán», comparó.

Además, aseguró que la reunión mantenida ayer en Singapur, al margen de un foro de países del sureste de Asia (ASEAN) entre los ministros de Exteriores de ambos países, Mevlüt Çavusoglu y Mike Pompeo, habría contribuido mucho a rebajar la tensión. El propio Çavusoglu señaló tras el encuentro que Turquía y EEUU habrían decidido proseguir con el diálogo para rebajar la tensión.

Sanciones y lira turca

Después de exigir sin éxito su puesta en libertad, Washington anunció el miércoles sanciones económicas contra los ministros turcos de Justicia y de Interior por la detención de Brunson, un pastor protestante estadounidense que lleva dos años en prisión preventiva en Turquía, y que la semana pasada fue puesto bajo arresto domiciliario por motivos de salud. Ankara acusa a Brunson, que lleva veinte años en Turquía, donde fundó una iglesia protestante en Esmirna, de tener vínculos tanto con la guerrilla kurda del PKK como con la cofradía del predicador islamista turco Fethullah Gülen, acusado del fallido golpe de Estado de 2016.

Tras el anuncio de sanciones, la primera reacción del Gobierno turco fue amenazar con «represalias equivalentes», pero Ankara ha ido rebajando el tono e insistido en ofrecer diálogo para resolver el conflicto.

Sin embargo, la tensión ha acelerado la caída de la lira turca, que ha perdido un 30% de su valor en los últimos 12 meses, y que se desplomó ayer un 2%.

Pasada de frenada de Ankara

Todo apunta a que, con su detención en octubre de 2016, el Gobierno turco buscaba forzar un intercambio con Gülen, asilado en EEUU. El propio Erdogan evocó hace un año esa posibilidad al asegurar que «hemos ofrecido todos los documentos para la extradición de Gülen y ellos insisten en que liberemos al pastor. Ellos tienen a otro pastor. Dadnos al pastor y dejaremos que este se vaya».

Según “The New York Times”, Donald Trump negoció recientemente con Erdogan la puesta en libertad por parte de Israel de una agente turca encarcelada por apoyar a Hamas a cambio de la libertad de Brunson y acusa a su homólogo turco de incumplir su parte del trato.

Ankara no habría calculado que el caso del pastor es muy sensible para el votante protestante y evangélico que es la base del electorado republicano que aupó a Trump al poder.

La crisis bilateral no tiene precedentes desde la invasión turca de Chipre en 1974, cuando Washington impuso un embargo de armas a Turquía, y se suma al enfriamiento de las relaciones y al flirteo Erdogan-Putin en los últimos dos años en torno a la crisis de Siria y Oriente Medio.

 

Otros puntos de discordia en las relaciones bilaterales

El affaire Brunson es, de momento, el último entre EEUU y Turquía, pero no el único. Andrew Brunson no es el único detenido desde entonces por parte de Turquía. Dos empleados locales de misiones estadounidenses están en prisión y un tercero se encuentra en arresto domiciliario.

En mayo, Mehmet Hakan Atilla, exdirector general adjunto de la banca pública turca Halkbank fue condenado en EEUU a 32 meses de cárcel por fraude y conspiración en un caso que salpica, según testigos, al Gobierno Erdogan.

El apoyo militar estadounidense a las milicias kurdas de las YPG en Siria levanta asimismo ampollas y el acuerdo turco-estadounidense para replegarlas del enclave de Minbej tras su expulsión del cantón de Afrín kurdo podría verse afectado.

Finalmente, la cooperación ruso-turca en Siria no sienta mejor en EEUU. Y menos el acuerdo para comprar el sistema de misiles antimisiles ruso S-400, incompatible con los sistemas defensivos de la OTAN. El Congreso de EEUU ha prohibido la venta de cazas F-35 mientras Ankara no renuncie al acuerdo. Turquía se resiste a dar marcha atrás.D.L.