Joseba VIVANCO

El año de Muniain

El navarro ha sido elegido por Berizzo para generar el juego interior del equipo y el propio jugador tiene como objetivo la Euro 2020.

Pocas imágenes hay más icónicas en el nuevo San Mamés que Iker Muniain festejando un gol suyo, brazos en cruz, recordando esa comunión con la que el inglés Wayne Rooney exteriorizaba sus goles en Old Trafford, delante de la grada popular, esperando su imaginario abrazo, ante decenas de rostros pintando un mosaico multiorgásmico que diría Eduardo Galeano, en ese fondo norte que ansía recuperar aquel sabor de la portería de Misericordia de la añeja Catedral, única e irrepetible. Esa foto, ese instante, ese flash, sintetiza todo lo que el futbolista navarro simboliza dentro de la cancha. Porque comulgaremos más o menos con sus ‘dudosas’ aficiones, sea ir a entrenar a Lezama en un Lamborghini, escuchar a Melendi y su ‘‘Jardín con enanitos’’, ir a los toros o tener una estampita de San Fermín en su taquilla del vestuario –la verdad es que lo petas, Iker–, pero nadie duda de su compromiso cada vez que se pone la rojiblanca y transmite como pocos ese carácter leonino, rebelde e introvertido que destilan sus acciones, regates y juego. Como nadie duda, y menos él, que esta temporada debe ser la de Iker Muniain, la de su liderazgo; esta y la que viene, porque si un tatuaje es el que le falta al de la Txantrea ese es el de esa Euro 2020 que se jugará en San Mamés.

Tras un aciago curso 2017-18 en el que su grave lesión de ligamento cruzado truncó un prometedor año, no hay que decir que Iker ha vuelto con ganas de revancha hacia el infortunio. Su predisposición a la mejora, el nuevo rol protagonista dentro del verde que Eduardo Berizzo le ha otorgado y sus indisimuladas ganas de firmar un curso en el que se vea a ese gran Muniain que por una cuestión u otra no terminaba de destaparse, hacen que todos los ojos estén puestos en él y, a la vez, la exigencia sea mayor por parte de todos.

En el estreno ante el Leganés, con Unai López a su lado, el navarro firmó su primer gol de la temporada, 52 pases con un nivel de acierto del 92%, sufrió tres faltas y generó tres ocasiones de gol; ante el Huesca, con Raúl García, el número de pases fue similar, pero con menor acierto y sin generar ni ocasiones ni remates. Y todo desde esa nueva posición como interior generador del juego del equipo, pero también destapando su faceta de llegador al área, hasta ahora muy alejado de ella. Iker es ahora mismo el ‘pensador’ en esa zona de tres cuartos, encargado de venir a recibir la pelota desde la defensa o Dani García como pivote defensivo, y a partir de ahí que sus compañeros adelantados como Williams, Susaeta, Aduriz, Córdoba, le ofrezcan líneas de pase en zonas más ofensivas y el ‘10’ pueda sacar a relucir esa capacidad de desborde y creatividad, y, necesario, durante el mayor tiempo posible en los 90 minutos.

Un paso adelante

Camino de los 26 años y en puertas de esa franja de edad que otorga poso y oficio a un futbolista, Muniain suma a sus espaldas 350 partidos oficiales como león. Lejano queda aquel prematuro debut en 2009 con 16 años, siete meses y once días, convirtiéndose en el segundo más joven en hacerlo con el Athletic tras Domingo Acedo en la campaña 1914-15. Han transcurrido nueve años, para muchos Iker no ha terminado de responder a lo mucho que se había depositado en él, aunque sea innegable lo mucho que también ha aportado en este tiempo. Al inglés Rooney, a esa misma edad, se le cuestionaba no haber respondido a las expectativas generadas unos años antes, tras debutar también con 16 años; por cierto, marcó 6 goles en esa primera temporada, los mismos que Muniain en la suya.

Es el año de Muniain. Él lo sabe. Debería haber sido el anterior, pero esa lesión lo postergó. No solo lo debe ser por él, sino por el equipo, máxime cuando el entrenador le ha otorgado ese protagonismo que se ve desde el primer partido. Ante el Madrid dentro de una semana tiene uno de esos exámenes, un autoexamen. Porque a Iker hay que exigirle, igual que él mismo se requiere al máximo, esa grada que quiere que la abrace, le pide lo máximo. Son casi 26 años. No es un principiante. Acumula en sus piernas y su cabeza más de trescientos partidos, una cifra a tener muy en cuenta, pero Iker, Melendi y toros al margen, es elegido para tirar del equipo. Suyo es el pase, suyo es participar más en las ocasiones de gol. Este curso, no Iker, no party.

 

Victoria a puerta cerrada 3-1 ante el Valladolid, con Remiro, Beñat y Capa

El Athletic derrotó por 3-1 al Valladolid en el amistoso a puerta cerrada que enfrentó a ambos equipos en las instalaciones de Lezama aprovechando el parón motivado por los partidos de selecciones. Según informaron ambos clubes a través de sus redes sociales, el equipo pucelano se adelantó en el minuto 34 con un gol de Keko Gontán y los locales nivelaron el marcador en el 41 a través de Iñaki Williams. En la segunda parte, Mikel San José marcó el 2-1 en el minuto 61 cuando el Valladolid estaba con diez jugadores sobre el campo por «molestias» físicas de Borja Fernández. Unai López, en el 68, estableció el 3-1 definitivo. Eduardo Berizzo alineó en la primera parte a Remiro; Capa, Yerai, Nolaskoain, Yuri Berchiche; Dani García, Beñat, Raúl García, Muniain, Susaeta y Williams, es decir, un equipo muy aproximado al titular en los partidos de Liga, con las dos novedades del portero, que volvía a la portería, y de Beñat, además de Capa, una opción en el lateral derecho que gana enteros de cara a la cita ante el Real Madrid.

En la segunda parte jugaron Oleaga, De Marcos, San José, Gorka Pérez, Balenziaga, Mikel Rico, Iturraspe, Unai López, Córdoba, Ganea y Guruzeta. El club sigue apostando por limitar cada vez más la presencia de público en los entrenamientos del primer equipo, práctica que ya comenzó a hacerse palpable con Kuko Ziganda y que este curso, se supone que a petición del propio entrenador, se está acrecentando.GARA